Aprovechando el tamaño, la edad y que todavía es gratis, encaré otro viaje esta vez mas lejos y por LATAM ¿Por qué LATAM? Porque a cierta altura del año tira unas promos locas y con el paquete loco combinado termina cerrando a nivel precio si justo das con lo que te gusta. Hemos usando estos paquetes con anterioridad y tuvimos siempre muy buena experiencia.
Esta vez el destino es la ciudad de México y, a diferencia del viaje a Rio por Emirates, salimos de AEP (Aeroparque) y combinamos en GRU (San Pablo). La recomendación de mis amigos con los chicos es siempre intentar vuelos nocturnos y directos. Acá solo la pegamos a la ida y con el segundo vuelo.
Aprendimos mucho de LATAM con este viaje también, y parte de esto quiero transmitir. Desde la compra del pasaje, los impuestos para mi hija siguen siendo marginales en comparación a lo demás, incluso en el hotel que reservamos donde mandamos un e-mail pidiendo una cuna.
Endulzados de la experiencia de Emirates, con LATAM la cosa ya era distinta. Compramos el paquete por teléfono. A diferencia de American Airlines que te agrega al pasaje el gasto de emisión del boleto de avión, LATAM lo tiene o directamente lo absorbe, pero no es algo que sepas realmente.
Siendo que el relato es basado en viajar en una beba voy a pasar a contar los aprendizajes en la previa y con el vuelo.
Aprendizaje #1 servicios de moisés.
Si tu bebé pesa hasta 11 kilos y mide hasta 71 cm podés pedirlo con 48 horas de anticipación. Si bien mi niña sigue calificando para la comodidad, los padres esta vez desistieron de pedirlo ante el precio de US$140 por cada tramo entre Sudamérica y América del Norte. ¿Qué incluyen estos servicios? Honestamente bastante poco. Del sitio de la compañia: “Guardaremos un asiento en primeras filas del avión para ti, tu bebé y un acompañante de la misma reserva. Y si viajas con otros pasajeros, asignaremos los asientos de acuerdo a la disponibilidad y condiciones de la tarifa pagada. Esto aplica para Airbus 330 y Boeing 767 y 2 en nuestros Boeing 777 y 787″.
Lo pensamos con mi mujer para el tramo largo entre GRU y MEX cuya duración son 9:30 horas… pero después reflexionamos en gastar esos casi 300 dólares en literalmente cualquier otra cosa. Hay excepciones. Los socios de las categorías Black y Black Signature para LATAM Pass y LATAM Fidelidade quedan exentos de cobro.
Al final no lo pedimos y le buscamos la vuelta al ir acostumbrando a la nena a quedarse en la mochilita. Porque para moverse ya no resulta cómodo el huevito, sobre todo con mas de 8 kilos y medio en criatura solamente. La otra es rezar al santo de los vuelos que haya lugar libre y poder dejarla. Suceso más complejo.
#2 comida
Si bien como conté antes Emirates te ofrece papillas para bebé, amenity especial, juguetes y demás cosas, LATAM desafortunadamente no ofrece el servicio de comidas para bebés menores de 2 años. Con lo cual recuerden llevar su propia comida respetando las reglas de las cosas que se puede o no pasar.
#3 check-in online
Si en tu reserva solicitaste llevar un bebé en brazos, no podrás realizar el Check-in online de modo que tenés que realizar tu check-in directamente en el aeropuerto, presentándote 3 horas antes de tu vuelo como corresponde.
Esta vez arrancamos el viaje en Aeroparque, que si bien es una opción genial porque nos queda mucho más cerca de casa también tiene su contra. La cantidad de vuelos que hay versus la cantidad de posiciones abiertas para hacer check-in y drop-off de equipaje.
Llegamos con muy buen tiempo al sector B y la cola de gente era larga… y larga para más de una hora. Acá tuve un rapto de impaciencia, producto de tener la nena encima, las valijas, el carrito plegado y la mochila con sus cosas para cualquier contingencia, me acerqué con la nena encima a la gente de embarque preferente y pregunté si tenía alguna prioridad por la nena sino pelaba tarjeta de American Airlines mostrando que era Gold, pero no hubo necesidad. Mucha fue mi suerte que muy amablemente nos dejaron pasaron y la espera fue mínima.
Un detalle que no terminé de figurarme fue que, tanto a la ida como a la vuelta, nos pusieron los tags de priority en las valijas. Pregunté y me dijeron que es una cortesía. De mi lado como pasajero es un detalle que suma mucho. El carrito iba encima con nosotros de modo que tiene una etiqueta diferente con los diferentes tramos que irá pasando. ¡Cuando llegás a la puerta del avión lo dejás ahi y mágicamente reaparece ahí cuando te bajas!
#4 embarque prioritario y todo primero gracias a la nena
Les decía a mis amigos que la nena funciona mejor que una tarjeta de crédito porque desde pasar primero por seguridad del aeropuerto hasta el embarque y demás, todo lo hicimos antes que el resto de la gente. La nena alzada funciona como fast track literal así que sacamos provecho de eso.
LATAM designa junto con las filas del embarque de economy, la de preferente y la de prioridad para personas mayores con asistencia, gente con dificultad motriz o con niños. De modo que no duden en ubicarse ahí cuando sepan que llaman a embarcar.
#5 con y sin la nena encima
Como dije antes, viajamos con el beneficio que los niños hasta dos años prácticamente no pagan pasaje, pero a condición que viaje encima de uno. Es una condición que parece simple porque vas sentado y después de innumerables noches queriendo lograr que se duerma no parece mucho desafío lograr pasar un par de horas con la nena encima. Bueno… ¡es mucho más complejo de lo que parece!
Como estrategia pedí un asiento en el medio de 3 al fondo del avión y rezamos al santo de los lugares vacíos para que nadie más venga. Mi suerte fue tal que a la ida GRU-MEX tenía bastante lugar y mi mujer se apostó en uno de dos asientos vacíos con la nena y yo me quedé en el medio de uno de tres haciendo de éste mi propia suite. Como estábamos separados por el pasillo, podía asistir a mi mujer con las mamaderas, babitas o cualquier cosa. Asimismo, la nena estaba literalmente sentada entre almohadones pasándola genial. Siendo que el vuelo era nocturno estiramos lo más posible el sueño y luego de la cena y con las luces apagadas pudimos descansar y llegamos a destino muy frescos al primer día de las vacaciones. Como anticipamos, el carrito estaba esperándonos en la manga y llegamos oficialmente a la Ciudad de México.
La vuelta fue otro tema y una experiencia muy diferente a la anterior. Para empezar por la diferencia horaria, el vuelo sale a las 17:00 cuando a la ida salía a las 23:30 y eso adelanta y/o pospone siestas, comidas, etc.
A las 13:00 nos pasaron a buscar de modo que el día pintaba para largo. Ya en el aeropuerto repetimos lo del embarque preferente y nos avisan que el vuelo está completo. Cada asiento del mismo ocupado. Mi cabeza se puso en modo “recalculando” y pese a todo para ese momento no pensé en pedir que nos asignaran a un sector de dos asientos porque estaba en la ilusión que la persona del medio no aparezca, así que seguimos en el mismo lugar de 3.
Pasamos la seguridad mexicana y tienen las mismas restricciones que TSA de EEUU. Pusimos todas las leches y mamaderas en bolsas ziploc y pasamos todo sin problemas.
Hicimos tiempo hasta el embarque en el lounge de MarterCard para cliente Platinum y Black y aprovechamos para almorzar, cambiarla, jugar un rato, todo para entretener a la nena y rezar para que llegue relajada al vuelo.
Como nos habían confirmado que el vuelo estaba lleno, la de tercer persona de nuestra fila llegó momentos antes que se cierren las puertas. Sabía que era una apuesta complicada de ganar y quedé en el medio con la nena encima y mi mujer al lado mío.
Sin más demora despegamos y le dimos una mamadera para que con la succión le descomprima los oídos y le ayude lidiar con la presurización. Habiendo pasado una hora, pese a los dibujitos, juguetes y muchas caras sonrientes, Tini empezó a ponerse fastidiosa. Para esta altura arrancaron el servicio de la cena y en el medio hubo unas turbulencias que prevenían que me pongan de pie y caminar un poco con ella.
Con la beba llorando pasé por varias etapas que seguro cualquier padre entiende; primero me preocupé, después me fastidié seguido por la frustración y por último un poco de vergüenza por que estás rodeado de gente y tampoco podés hacer mucho más. Pese a todo, y ya un poco en negación, logramos cenar en turnos dejando las bandejas de cada lado y teniendo a la nena cada uno un rato.
Ya sin el paso de la tripulación, sin carritos y con las luces apagadas, nos pudimos poner de pie y mi mujer se llevó a Tini al baño para cambiarla al pijama, prepararle una mamadera, etc, todo esto rogando que se relaje y finalmente se duerma.
Sé lo que es ser pasajero y estar en un avión encerrado con un bebe llorando, y ni te digo como padre. Creo que se siente peor porque darías los que fueras con tal que se duerma, pero la personita tiene sus tiempos y se va a dormir, cuando se puede dormir y nunca antes. Con éste deseo estuvimos unas horas hasta que finalmente cayó de sueño y quedó rendida en nuestros brazos hasta el desayuno. Haciendo nidito con las almohadas sobre mis piernas y abrazando a mi nena estuvimos así, inmóviles, estáticos, con los brazos dormidos vigilando ese momento con tal que nada la saqué de esa paz que habíamos logrado conquistar.
Durante su agonía yo no paraba de mirar el tiempo de vuelo y cuanto quedaba para llegar. Y en eso pensaba por qué no había pedido una fila de dos asientos, por qué no había pedido el moisés pese al costo, por qué no elegí un vuelo más directo. Todas esas cosas que te barajaste en algún momento que de repente pasan a ocupar espacio en tus pensamientos. Pero mientras ella dormía agradecía que estaba mejor y yo me concedí el derecho de intentar descansar.
Finalmente llegamos a San Pablo y entre vuelo y vuelo estuvimos solo 20 minutos en tierra donde Tini ni se enteró que bajamos y volvimos a subir a otro avión. Tanto la madre como la nena cerraron los ojos hasta Ezeiza y finalmente llegamos.
Conclusión, todas las ventajas de hacer todo como si fuéramos pasajeros de primera se cancelan con el desafío de tener a tu hijo encima por el “ahorro”. A veces corrés con suerte y hay lugar disponible y se adapta enseguida; a veces no tanto y te manejas lo mejor que te salga. Nadie es perfecto.
#8 Cosas a rescatar de LATAM
El vuelo entre San Pablo y México es un ex TAM (operado con B767-300) también conocido como JJ8xxx. Ofrecía muy buen pitch de asiento, baño bien equipado, aunque la indicación de los baños para cambiar al bebe no están actualizadas, ya que cuando fuimos a cambiar a Tini el que decía que tenía cambiador no lo tenía y tuvimos que preguntarle a la TCP que tampoco sabía y tuvo que consultar.
El avión añoso pero actualizado con todas las películas del Oscar y pantalla nueva. Cena y desayuno con cubiertos de metal, vaso de vidrio y alcohol. Tripulación amable, aunque no muy atenta para ayudarnos con algo particular de la beba y nunca nos dieron el cinturón de seguridad para bebés o verificaron que la tuviéramos amarrada con la mochila de porteo al momento de despegue o aterrizaje, pero en general muy buena experiencia honestamente.
#7 Assist Card
Teníamos cubierto el Assist Card con el prestador médico y la tarjeta de crédito, pero con la nena ésta vez mejoramos la póliza por un equivalente de 70 dólares para Tini y de 150 dólares para nosotros y la duración anual nos pareció una buena oportunidad siendo que viajamos dos veces por años en general y somos padres primerizos. Es un tema de previsión. Ojalá no lo tenga que usar nunca, pero por las dudas, por uno y por ellos.