Avenida de Mayo y Salta, 9:50 de una mañana de diciembre. Mi nerviosismo aumentaba exponencialmente cada vez que miraba en el celular cómo el auto que había pedido a través de Cabify para que me lleve al Aeroparque Jorge Newbery estaba varado en la 9 de julio. Tenía que tomar el vuelo A0 7101 de de Avianca Argentina hacia Mar del Plata, con horario programado de partida a las 11:15 pero con el check in cerrándose a las 10:35. El horror.
Siempre me pasa eso con Buenos Aires. Las malditas distancias y los tiempos de viaje. Nunca las considero del todo bien. Como en Resistencia mi vida ocurre en un radio de 10 cuadras alrededor de mi casa, pensar en que un viaje urbano pueda llevarme media hora, una hora o más está fuera de mi conciencia, sin importar la cantidad de veces que voy a Buenos Aires cada año. Acá en 30 minutos uno está en el centro de Corrientes (sí, en otra provincia). En una hora en el límite con Formosa. En una hora y media o dos en Formosa capital.
En fin, el auto llegó unos minutos pasadas las 10:00 y al subir le digo al conductor: «Dentro del marco legal, lo más rápido posible por favor». Ya me había mentalizado que esta iba a ser la primera vez que perdía un vuelo. No tenía ninguna esperanza de estar para las 10:35.
Llegando al Aeroparque le digo que me deje en la vereda de la costanera para evitar tener que atravesar la cola de autos del acceso vehicular a la terminal. Eso me permitió ganar los minutos esenciales que me hicieron estar 10:33 frente al mostrador de check-in de Avianca Argentina, dos minutos antes del cierre. Le digo a quien atendía: – «Llegué justo, ¿no?» Mira su reloj y, también ella con alivio, me contesta que sí. Uffff….
Luego del check-in me dirijo hacia la planta alta de la terminal de Aeroparque para pasar al preembarque. Espero que, entre los planes de expansión esté previsto un segundo núcleo de circulación vertical sobre ese extremo de la terminal, porque es muy incómodo tener que atravesar esos pasillos que conectan al sector B con el A, pasar arribos internacionales y bares varios hasta llegar a las escaleras mecánicas. Incluso creo que hasta sería positivo incorporar de ese lado un segundo acceso al preembarque.
La puerta asignada era la 7. Apenas llegué el personal de tráfico de Avianca Argentina llamó al embarque.
Como ya les mostré en el reporte del vuelo inaugural de la compañía, los ATR 72-600 estacionan frente al sector de cargas, en una plataforma que operan con exclusividad, hacia la que nos llevan en los micros de Intercargo.
10:55. Bajamos del micro y se inició el abordaje. El vuelo iba repleto. Llegué a ver solo unos tres lugares libres de los setenta que tiene el ATR. Del total de pasajeros, un 20% provenía de Rosario, dado que Avianca Argentina opera entre Rosario y Mar del Plata de manera directa, sin que los pasajeros bajen del avión mientras esperan en Aeroparque (recordemos siempre que un vuelo directo puede incluir escalas; si no quieren escalas, lo que buscan es un non-stop).
El ATR 72-600 LV-GUG era el encargado de llevarnos hasta Mar del Plata.
Al lado estaba su hermanito, el LV-GUH.
Todos a bordo. Para la capacidad que tiene el ATR 72-600 resulta un avión muy cómodo, con una satisfactoria separación entre asientos y compartimentos superiores amplios. En todas las fases del vuelo se comportó muy suavemente, con niveles de ruido para nada inaceptables.
Las puertas se cerraron 11:03, y un par de minutos después ya estábamos rodando hacia la cabecera 13 para despegar muy puntualmente a las 11:15, como pueden ver en el video de todo el vuelo:
Saliendo hacia el sur, disfrutando la vista del sur de Buenos Aires en el suave ascenso a nivel crucero.
Y unos minutos después la ciudad de La Plata:
Una vez alcanzada la altura de crucero se inició el servicio a bordo. Como bien lo había dicho Efromovich al presentar Avianca Argentina, ellos buscan diferenciarse de la competencia ofreciendo snacks sin cargo aún en vuelos de corta duración como los que unen a Buenos Aires con Rosario y Mar del Plata. La tripulación de cabina se demostró muy amable y alegre.
Un jugo Cepita con un alfajor Balcarce, más que suficiente para entretenerse mientras contemplás la inmensidad de la Pampa Húmeda.
Pasado el mediodía iniciamos el descenso hacia Mar del Plata. Un día glorioso para volar, aunque sí, estaba un poco fresco para ser diciembre (y más aún para un chaqueño 😛 ).
12:29. El ATR 72-600 tocó la cabecera 13 del Aeropuerto Internacional «Astor Piazzolla» y nos dirigimos hacia la plataforma comercial. El A0 7101 era el único vuelo comercial operando en ese momento.
Unos pocos minutos después ya estábamos descendiendo de la aeronave caminando el corto recorrido hasta el sector de recogida de equipajes.
Las valijas demoraron un poco en bajar. Ay ay ay Intercargo….
Esta era mi primera vez en el aeropuerto de Mar del Plata, y la verdad me sorprendió encontrarme con una terminal bastante prolija en general, aunque sí, ya necesitada de alguna reforma significativa si piensa seguir creciendo como lo ha venido haciendo en estos dos últimos años (luego de un par de décadas de estancamiento).
Sólo iba a estar unas pocas horas en Mar del Plata ya que regresaba en el vuelo de la tarde de Avianca Argentina. Contemplé directamente quedarme en el aeropuerto; no me parecía razonable pagar $600 ida y vuelta para ir en remis por tan poco tiempo. Pero Mar del Plata es uno de los pocos aeropuertos argentinos que tiene una opción de transporte público económico para ir hasta la ciudad, la línea 542, la cual cada 30 minutos tiene un servicio que ingresa hasta el aeropuerto y en aproximadamente la misma cantidad de tiempo te deja en el centro. Por $10 pagados con tarjeta SUBE, negocio redondo.
Eramos bastantes los pasajeros que optamos por el colectivo. Lo cual me transmitió una sensación de seguridad, dado que al menos yo siempre tengo cierto recelo a la hora de subirme a uno llevando equipaje, cámara de fotos, etc. Tras unos 20 minutos de espera, apareció nuestro carruaje:
¡Y arriba! Como la unidad sirve a un recorrido urbano común y corriente, no tiene ningún tipo de portaequipaje, por lo que hay que llevar las valijas paradas sobre el pasillo.
A medida que ingresamos a la ciudad el colectivo se fue llenando de pasajeros, pero de todas maneras no fue incómodo maniobrar el equipaje (ustedes podrán pensar con razón, «¿qué demonios hacías con una valija Edgardo si ibas y venías en el día?» Bueno, venía de un viaje más largo, y a mi regreso a Buenos Aires ya conectaba con un vuelo a Resistencia; lamentablemente en Aeroparque no hay servicio de guarda de equipajes).
Y así, unos minutos más tarde, pude estar frente al mar Argentino disfrutando esta hermosa vista de Mar del Plata:
Avianca Argentina inauguró sus vuelos a Mar del Plata el pasado 28 de noviembre. La compañía realiza cuatro vuelos diarios desde Buenos Aires, ofreciendo así un interesante abanico horario que permite aprovechar conexiones no sólo con sus propios vuelos desde y hacia Rosario sino también desde y hacia el resto del interior con otras líneas aéreas (cuyos pasajes se sacan aparte; vale la aclaración a prueba de todo).
La aerolínea tiene configurados sus ATR 72-600 con 70 asientos en clase única. De acuerdo a los planes anunciados en octubre, en los próximos meses deberían recibir otros cinco ATR y dos A320, pero la realidad es que se nota un retraso en la llegada de las aeronaves quizás explicado por el hecho de que todavía no recibieron la autorización del Ministerio de Transporte para operar las rutas solicitadas en la #AeroAudiencia2017 (poder obtenerla era clave para aprovechar la temporada de verano con vuelos que conecten a Córdoba, Tucumán y Rosario con la Costa Atlántica).
La experiencia fue muy positiva, y destaco, además de la suavidad de toda la operación y el servicio a bordo, el rápido proceso de embarque y desembarque, que para rutas de corta duración como las de Rosario y Mar del Plata (o en un futuro Rosario – Córdoba), es clave.
Algo para comentar del ruido? Cual fue tu sensación respecto al ruido entre este y otros aviones que se usan para rutas cortas como el 320/737?
Yo hice una el mismo vuelo pero me dirigía a Rosario y la verdad me sorprendió lo silencioso que es.
En la nota, mencionás, que en Aep no hay servicio de guardamaletas. No puedo afirmarlo al día de hoy 21/01 pero hasta hace dos meses, dicho servicio era prestado por AA2000. Es un trámite engorroso que demora demasiado tiempo (hay que presentarse en el mostrador de informes de AA2000 dónde llaman a una persona de seguridad quien acompaña al pasajero junto a su equipaje, para ser escaneado en el sector «C» y de ahí, hay que llevar las maletas hasta el depósito que está ubicado al lado de las cabinas donde se abona el estacionamiento «Estacionamiento descubierto»). El costo del servicio lo desconozco.
Hola Roberto, tal y como mencionás, antes AA2000 ofrecía ese servicio, pero cuando pregunté en diciembre, no lo ofrecían más.
Y si, era muy engorroso. Recuerdo que te advertían ellos mismos que duraba unos 30 minutos el trámite.
Hola Hernán, realmente muy silencioso. Es una seda al ascender. No sentí diferencia con otras aeronaves.
Hice el vuelo 7180 el viernes 12 de enero con regreso esa misma noche en el 7189 en el GUG. El avión tiene una configuración de 74 asientos, 18 filas de 2 y 2 asientos más una fila asimétrica, la 19, sobre la banda izquierda. Muy linda aeronave aunque a mí me resultó muy fuerte el zumbido de los motores al despegue y luego, si, muy silenciosa y tranquila. Cordial servicio, pero me impidieron fotografiar la nave desde la plataforma antes de abordar, no se permite tomar fotos fue el comentario. Saludos
realmente me parecio muy silencioso y muy suave tanto en el aterrizaje como en el despegue, nunca vole en un turboehlice, otra cosa…muy choti el aeropuerto de mardel…parece una terminal de omnibus…tal cual deberan ponerse las pilas. muy bueno tu informe. gracias
Muy buena nota. Solo aclaración: la ciudad que mostrás al salir de AEP es Quilmes, no La Plata. Slds