Luis Malvido arrancó su gestión como nuevo presidente del Grupo Aerolíneas Argentinas haciendo una convocatoria a todos los gremios que representan a sus trabajadores con el objetivo de llevar adelante una «discusión franca y sin condicionamientos previos sobre la competitividad, que permita a la empresa a iniciar una nueva etapa de crecimiento».
Es que, aun con la consolidación que el grupo han tenido en los últimos años en materia de reducción del déficit, ampliación de su red de cabotaje y modernización de flota, a Malvido le dejaron algunos pendientes que son clave (y de resolución urgente) para el desarrollo sustentable como la ¿nueva? flota de largo alcance de Aerolíneas Argentinas y el reemplazo de los Embraer E190 de Austral.
Decisiones que encima deben tomarse en un entorno de casi una tormenta perfecta, con cada vez más competidores acechando sobre un cabotaje que en algún momento sentirá los efectos de la recesión (sea por menos tráfico o menos yield), con el precio del petróleo un 50% más caro que hace un año y su correlativo aumento del costo del JP1 (entre marzo y agosto el precio promedio cobrado por YPF en los aeropuertos del SNA pasó de $19,15 a $28,13), con la devaluación licuando los ingresos de la apuesta por el cabotaje ante los muchos costos dolarizados y sin mayores posibilidades de expandir en el corto plazo rutas de largo alcance para generar divisas y, desde ya, por los efectos que ésta tendrá sobre la economía del país y la presión que pondrá sobre la próxima paritaria.
Pero la renovación de la flota cuesta plata, mucha plata, así como también poder defender con uñas y dientes el share del cada vez más competitivo mercado de cabotaje.
Por eso, junto a medidas tendientes a generar ingresos como la venta por remate de seis pisos de la Torre Bouchard y un predio en Ezeiza (esperan recaudar entre USD 17.000.000 y USD 20.000.000 informó hoy Clarín) y a haber solicitado USD 40 millones extra al tesoro nacional (el pedido para el año había sido de USD 90 millones), un paso que podríamos catalogar casi de excluyente es el de lograr mejorar la productividad de la fuerza laboral, hoy compuesta por 12.250 personas.
Y en esto la empresa no usó eufemismos: «Sin la incorporación de al menos dos nuevos aviones en el transcurso de 2019, Aerolíneas no estará en condiciones de cubrir todas sus rutas internacionales», detallando que esto debe resolverse en los próximos 60 días.
Sobre la renovación de la flota de Austral, en el comunicado se refieren a que tiene «urgencias similares», y que esto se debe definir en los próximos 90 días, enfatizando la necesidad de utilizar aviones más «modernos» y de «mayor porte» para hacerle frente a la nueva competencia en cabotaje (en lo personal, y como se lo había planteado al mismo Dell’Acqua en esta entrevista, sigo pensando que saltar a 180 plazas es demasiado y que me inclinaría hacia algo, como mucho, de entre 130 y 150, pero bueno, ellos tienen los números finos).
La compañía habla de que se «apunta a igualar los niveles de otras empresas que operan en el mercado», y eso podrá encender más de una luz de alerta en los gremios, quienes entendiblemente (y en algunos casos exageradamente) podrán asociarlo a querer establecer prácticas más alineadas con aerolíneas low cost, un extremo que desde ya está muy lejos.
Pero sí, según menciona Clarín citando a fuentes de la empresa, hay un planteo resumido en quince puntos que abarcan cuestiones como la de reducir el número de días de las postas en Nueva York y Roma, rever el número de TCP en esas mismas rutas, eliminar los dos asientos reservados en Business para el descanso de los pilotos en las aeronaves que dispongan un camarote para ello, o que en suelo argentino la conexión de la manguera de combustible con la aeronave también la pueda hacer el empleado de la petrolera, en lugar de sólo personal de Aerolíneas. También hablan de «sincerar el concepto de polifuncionalidad», es decir, puesto de manera simple, que un trabajador pueda realizar otras tareas más allá de su función original
«La empresa ha abierto ya en más de una ocasión mesas de diálogo con sus trabajadores buscando discutir condiciones laborales que permitan llevar su competitividad a los estándares de la industria, sin afectar la seguridad y calidad del servicio. Pero los resultados de ese diálogo han sido insuficientes para enfrentar lo desafiante del momento actual del mercado. Y, sobre todo, para aprovechar las oportunidades que ese mismo mercado nos está ofreciendo», menciona el comunicado, cerrando con que las reuniones con los seis gremios arrancarán esta misma semana y serán individuales dado que hay temas específicos a cada convenio.
Sin dudas si no cambia puede convertirse en un caos AR. Lo respectivo al cambio de flota de largo alcance AR tiene el desafio que le cuesta llenar aviones grandes que son los que llegan a los destinos rentables y los aviones medianos de largo alcance no llegan a éstos destinos. Por otra parte para la flota de cabotaje al parecer los E2 serían la mejo opcion ya que engloban la eficiencia y podrían ser tomados los E195 de AU como parte de pago. La encrucijada está planteada, está bien que se piense en ésta etapa y no cuando ya no hay vuelta atrás.