De acuerdo a declaraciones emitidas por el ministro de Defensa brasileño, Joaquim Silva e Luna, el gobierno de ese país aprobará el acuerdo entre Boeing y Embraer una vez pasadas las próximas elecciones presidenciales de octubre.
Según informa Reuters, la intención de posponer la operación es evitar que el tema se incluya en los acalorados debates entre los candidatos, pero el ministro piensa que la fusión es un «buen trato».
A principios de julio de este año Boeing y Embraer anunciaron formalmente la firma de un memorando de entendimiento mediante el cual se creará un joint venture para abarcar la división de aeronaves comerciales del fabricante brasileño. La nueva sociedad estaría valuada en USD 4,75 mil millones, y Boeing sería el propietario del 80% del capital accionario.
La sociedad entre ambas empresas es otro paso natural más en el proceso de consolidación que la industria aeroespacial ha venido viviendo en las últimas décadas, y sólo era cuestión de tiempo para que se materialice. Los tiempos se aceleraron una vez que Airbus tomó posesión y renombró al programa C Series de Bombardier.
Con la entrada de las aeronaves comerciales de Embraer al portfolio de Boeing, el fabricante estadounidense podrá cubrir el segmento de entre 70 y 150 asientos, a futuro apenas alcanzado en el escalón superior, y con poco éxito, por el 737 MAX 7. Por el lado de la compañía brasileña, los E-Jets E2, la segunda generación de su línea de jets de pasillo único de mayor porte, tampoco ha resultado en un boom de ventas, acumulando la mitad de pedidos en firme que su competidor directo, la familia A220.
