La tasa de accidentes aéreos creció levemente en 2018, pero se mantiene la tendencia hacia la mejora

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La aviación es desde hace varias décadas el medio de transporte más seguro para recorrer largas distancias, pero aún así la industria continúa trabajando año tras año para mejorar los indicadores y mitigar los potenciales riesgos sobre vidas humanas y pérdidas materiales.

En ese sentido, 2018 marcó un leve retroceso en la tasa de accidentes aéreos versus el año anterior (se acumularon un par de accidentes bastante graves como el del Lion Air 610 con 189 fatalidades, el Cubana 972 con 112 o el Iran Aseman 3704 con 66). Del récord histórico de 1,11 accidentes por cada un millón de vuelos de 2017, el año pasado se llegó a 1,35, de todas maneras una excelente cifra que además se ubica por debajo del promedio del quinquenio 2013-2017 (1,79), de acuerdo al reporte emitido por la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).

Si nos enfocamos solo en los accidentes protagonizados por aeronaves jet con pérdida total del fuselaje (jet hull loss), la tasa baja a 0,19, lo cual es equivalente a un accidente grave por cada 5,4 millones de vuelos. De nuevo, una desmejora en comparación con el récord de 2017 (0,12) pero igual por debajo del promedio de 0,29 para el período 2013-2017.

En total, detalla IATA, durante 2018 la industria aerocomercial sufrió 11 accidentes fatales con 523 fallecidos entre pasajeros y tripulaciones. Un salto en comparación con los 8,8 accidentes fatales y los 234 fallecidos promedio de los cinco años previos.

“El año pasado unos 4,3 mil millones de pasajeros volaron de manera segura en 46,1 millones de vuelos. 2018 no ha sido el extraordinario año que fue 2017, sin embargo, volar es seguro, y los datos nos demuestran que lo es cada vez más. Por ejemplo, si la seguridad aérea hubiese permanecido a los niveles de 2013, en 2018 tendrían que haber ocurrido 109 accidentes en lugar de 62, de los cuales 18 serían fatales, en vez de los 11 que sufrimos”, comentó Alexandre de Juniac, Director General y CEO de IATA.

“Según los datos, en promedio un pasajero debería tomar un vuelo cada día por 241 años antes de sufrir un accidente con un fallecido a bordo. Nos mantenemos comprometidos con el objetivo de que cada vuelo despegue y aterrice de manera segura”, agregó el directivo, tomando como referencia el índice de fatalidad de 0,17 alcanzado en 2018.

IATA define a un accidente cuando se cumplen todos estos parámetros:

  • Las personas han abordado la aeronave con la intención de volar (como tripulación o pasajero).
  • La intención del vuelo está limitada a actividades normales relacionadas con la aviación comercial, específicamente vuelos de pasajeros regulares o chárter, o de carga. Operaciones de vuelos ejecutivos, entrenamiento, vuelos de prueba o mantenimiento quedan excluidos.
  • La aeronave es propulsada por turbinas y tiene un peso máximo al despegue certificado de al menos 5.700 kg.
  • La aeronave sufrió daños estructurales superiores a USD 1 millon o del 10% del valor de reserva del fuselaje (la menor de ellas) o ha sido declarada como pérdida total.

En el desglose por región de accidentes de aeronaves jet con pérdida total del fuselaje, el informe de IATA muestra mejoras o iguales cifras en seis de las ocho regiones establecidas.

La Comunidad de Estados Independientes (CIS) y Latinoamérica fueron las únicas que empeoraron levemente el índice (en nuestra región fue clave el accidente de Cubana).

Es destacable que 2018 fue el tercer año consecutivo en el que no se registró ningún accidente con pérdida total y con víctimas mortales en vuelos operados con aeronaves jets en África. Considerando a accidentes de todo tipo, la tasa llegó a 2,71, un importante descenso del promedio de 6,80 en los cinco años previos. En esa región se registraron solo dos accidentes fatales con aeronaves turbohélices, ninguna de las cuales realizaba un vuelo regular.

Sobre esto, De Juniac dijo que “continuamos haciendo progresos en la región hacia niveles de seguridad de clase mundial, pero todavía hay lugar para mejoras en la flota de turbohélices. En paralelo, los gobiernos africanos deben acelerar la implementación de los estándares y prácticas recomendadas de seguridad de la OACI (SARPS, por su sigla en inglés). A fines de 2017, solo 26 países de la región tenían al menos un 60% de avance”.

La diferencia entre ser o no ser IOSA

Los números del reporte de IATA volvieron a demostrar cómo aquellas aerolíneas que forman parte del registro IOSA (IATA Operational Safety Audit) tuvieron una tasa de accidentes dos veces menor que las que están al margen del mismo (0,98 vs 2,16).

Todas las compañías miembros de IATA están obligadas a obtener la certificación IOSA, pero así también hay 131 aerolíneas que la tienen aunque no forman parte de la asociación.

En este archivo pueden ver las tendencias de los últimos cinco años:

seguridad fact sheet IATA 2018

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