El escepticismo que muchos tuvimos acerca de la viabilidad de Joon cuando fue presentada oficialmente en julio de 2017 se terminó de probar como correcto este miércoles, último día de operación de la Air France «millenial».
Escepticismo que ni siquiera pasaba por el aspecto financiero, sino conceptual. Joon se autodefinía como una compañía «dirigida a una clientela joven, los millenials (de 18 a 35 años), cuyo estilo de vida gira alrededor de la tecnología digital, diseñada íntegramente para reunir sus requerimientos y aspiraciones, con una oferta auténtica y conectada que se destaca en el mundo del transporte aéreo» (¿?).
No querían identificarse como una low-cost, aunque el objetivo era competir con compañías como Norwegian o LEVEL en rutas de medio y largo alcance.
Una ensalada que trataba de esconder, en gran parte, que a través de ella se ahorrarían costos en rutas ya operadas por Air France, dado que Joon volaba con pilotos de esa aerolínea (quienes aceptaron hacerlo pero sin recortes salariales y limitando en 18 aeronaves de fuselaje estrecho y 10 de fuselaje ancho la flota de la compañía), y alrededor de 400 tripulantes de cabina de pasajeros que se contrataron exclusivamente para la nueva marca.
Al asumir Ben Smith como CEO de Air France-KLM el año pasado, uno de sus primeros anuncios fue la eliminación de la aventura «azul y blanco» llamada Joon, lo cual se materializó este miércoles.
JOON would like to thank you for sharing this adventure. All your JOON tickets are of course valid on Air France #thankyou #seeyousoon ✈🇫🇷 pic.twitter.com/RCv7BbY5MH
— JOON (@weflyjoon) June 26, 2019
La red de Joon llegó a abarcar a Fortaleza, Mahé (Islas Seychelles), El Cairo, Ciudad del Cabo, Bombay, Berlín, Barcelona, Lisboa, Porto, Roma, Nápoles, Oslo, Bergen, Budapest y Estambul.