Ayer se dio a conocer la denominación oficial del nuevo entrenador de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, que viene a reemplazar al venerable Northrop T-38 Talon. El Boeing/Saab que conocíamos como T-X llevará como nombre T-7A Red Hawk.
Pedazo de zapatos debe llevar el Red Hawk, que termina de hecho con el legado del N-156, el prototipo que desarrolló Northrop en 1954 que se terminó convirtiendo en el Talon, el F-5 Freedom Fighter, Tiger II, Tiger III y casi casi F-20 Tigershark.
64 años después de ese primer boceto, el 27 de Septiembre de 2018 el concurso T-X definió un ganador: El consorcio formado entre Boeing y Saab se imponía a las ofertas de Leonardo con el T-100 (basado en el M-346), Lockheed Martin /KAI T-50 (la variante de entrenamiento del caza liviano F/A 50 que sonó para la Fuerza Aérea Argentina), la misma Northrop con una versión modernizada del Hawk y otros, incluyendo un par de aventureros. Tal vez el más destacado de este grupo fue el joint venture entre ATG y Stavatti Aerospace, que fue descartado temprano por… esteee… fantasioso. Quién puede resistirse a la tentación de ganar un contrato de 9.800 millones de dólares, aunque sea con esta caja de zapatos.
Volviendo al T-7A, asume el nombre Red Hawk como un doble homenaje: va a llevar los timones en rojo para honrar a los Tuskegee Airmen, que formaron el 332nd Fighter Group y el 447th Bombardment Group del entonces Army Air Corps, integrado exclusivamente por Afroamericanos. Cuando el 332 recibió los primeros Republic P-47 Thunderbolts les pintaron la cola de rojo y se convirtieron en los Red Tails, esquema y apodo que mantuvieron incluso cuando cambiaron al North American P-51C Mustang.
El segundo homenaje lo recibe el Curtiss P-40 Warhawk, otro equipo que recibieron los Red Tails. Ya hablaremos en profundidad de la tecnología que le permitió a Boeing/Saab ganar este contrato (porque estimaron 10.000 millones menos de costo que los competidores), que es verdaderamente revolucionaria y cambió la forma de hacer las cosas para el gigante Norteamericano.
Los primeros cinco aviones y siete simuladores se recibirán en la base San Antonio-Randolph en 2023. La expectativa es que alcancen la Initial Operating Capability, o IOC, en 2024 y que tengan Full Operational Capability diez años después.
Boeing/Saab espera entregar 475 aviones y 120 simuladores bajo la modalidad de contrato actual (Cantidad Indefinida- Entrega Indefinida), bastante más que los 351 T-7A pedidos oficialmente. La diferencia sale de una exploración inicial de la USAF para que el avión realice, además de entrenamiento, misiones de ataque ligero y funciones «Red Air»: escuadrones de Aggressors bajo contrato privado.
Con unos quince iguales para la FAA me daria por satisfecho!!
La verdad es que sería interesante, pero… hay que tener en cuenta que las distintas etapas de entrenamiento de la FAA se encuentran cubiertas, desde los planeadores hasta el Pampa, pasando por los Tecnam, Grob y Texan, auqnue nuevamente no dejaría de ser interesante contar con un aparato como éste.