La Convención Ciudadana por el Clima (CCC), un organismo ciudadano creado por el presidente Macron para encontrar soluciones al aumento de emisiones, había propuesto un impuesto ecológico a la industria aeronáutica pero el país decidió descartarlo.
El objetivo de ese ecoimpuesto era obligar a las aerolíneas a reducir sus emisiones y pretendía recaudar 4.200 millones de euros por año. El lado B de esta iniciativa es que con ella se perderían alrededor de 150.000 puestos de trabajo y costaría entre 5.000 y 6.000 millones de euros en PBI a la economía nacional. Por este motivo, el Ministro de Economía y Hacienda, Bruno Le Maire, lo descartó diciendo que no era momento de nuevos impuestos, que no tenía sentido sacarle al sector aeronáutico con una mano lo que se le daba con la otra y que se están por invertir 7.000 millones de euros en capacidad de produccion de hidrógeno.
Según emitió IATA, Francia ya tiene uno de los impuestos más elevados de Europa y lo que ese impuesto reduciría sería tan solo el 1 porciento del total emitido en el país, reduciendo 3,5 millones de toneladas al año.
<<Esta propuesta no se puede tomar en serio. No es el momento de añadir 6.000 millones de euros y 150.000 puestos de trabajo perdidos a la destrucción económica que ya está sufriendo el sector aeronáutico francés por el Covid-19. Y prácticamente eliminará los 160.000 puestos de trabajo que el gobierno está intentando crear con 100.000 millones de euros en su plan de relanzamiento económico. En esta época de crisis, necesitamos políticas coherentes que salven puestos de trabajo, no políticas que los destruyan>>, ha dicho Alexandre de Juniac, Director General y CEO de IATA.
Los puestos de trabajo son una prioridad sin duda. Las aerolíneas del mundo, y principalmente las europeas, están tomando medidas para reducir, compensar y aumentar el crecimiento neutro de emisiones pero como mencionamos en una nota anterior, el transporte aéreo es responsable del 5% del calentamiento global.