El primer ministro, Yoshihide Suga, aprobó el pasado lunes el noveno aumento consecutivo del presupuesto militar, fijando el nuevo record histórico en 5.34 billones de yenes (unos 51.700 millones de dólares), lo que representa un aumento del 1.1% respecto del presupuesto del año anterior.
Este sería el primer presupuesto aprobado por el flamante Primer Ministro, que sigue la línea marcada por su antecesor Shinzo Abe, quien fue el impulsor de la expansión de la inversión militar y de la salida del aislacionismo japonés. El Gobierno cuenta con mayoría parlamentaria, por lo que se espera que no haya problemas en su aprobación, a principios del año que viene.
Aunque más alto que el presupuesto del 2020, el aumento solicitado por el Ministerio de Defensa del Japón al ejecutivo, rondaba el 8% (unos 55.000 millones de dólares), lo cual evidencia una desaceleración de la expansión militar japonesa. No todos los programas se van a poder encarar con la misma fuerza, o en simultáneo. Esta situación bien podría tener que ver con las restricciones económicas impuestas por la pandemia del COVID-19.
Según el reporte de Associated Press, buena parte del nuevo presupuesto irá a parar a desarrollos y adquisiciones de armamento que tienen como objetivo el aumentar la capacidad de proyección regional de las fuerzas japonesas, así como a golpear en profundidad blancos en China o Corea del Norte y bloquear su libre tránsito marítimo.
Misiles
Se adjudicarán 324 millones de dólares para el desarrollo de nuevos misiles de largo alcance, con capacidad de atacar objetivos navales o terrestres, siendo posible su lanzamiento desde buques, cazas o desde tierra. Según el sitio kyodonews, el desarrollo de estas armas (que despiertan controversias entre políticos y la opinión publica japonesa) podría tardar 5 años y deberían lograr un alcance de 900 kms.
USD 144 millones se adjudican a la compra de misiles anti-buque JSM, para equipar a sus F-35 Lightning II.
Japón busca expandir el uso de misiles para contrarrestar el expansionismo chino y aumentar la capacidad de defensa de las islas del sur del archipiélago nipón.
F-35 Lightning II
Dentro de los planes japoneses de expansión de su flota de Lockheed Martin F-35 y la incorporación de la versión naval B para equipar a sus futuros portaaviones (los primeros desde la segunda guerra mundial), el Gobierno de Suga invertirá 630 millones de dólares para la adquisición de dos F-35B y cuatro F-35A.
Mitsubishi F-3
Para la continuidad del programa F-X, que busca desarrollar un caza de próxima generación para reemplazar al Mitsubishi F-2, el presupuesto 2021 destina unos 700 millones de dólares. Algo de ese dinero irá a parar a las arcas de Lockheed Martin, empresa que fue seleccionada por Japón para asistir en el desarrollo de la estructura del avión y otros componentes críticos, dada su expertise en técnicas y materiales stealth.
En paralelo, se destinan unos U$S 150 millones para I+D asociado del programa.
Espacio
Se destinan aproximadamente 1149 millones de dólares para el desarrollo de un nuevo telescopio óptico para monitorear objetos espaciales no identificados y para crear una constelación de satélites que detecten armas hipersónicas (básicamente de origen ruso o chino).
Cyberespacio
Se planea invertir planea gastar 290 millones de dólares en la creación de una nueva rama de las Fuerzas de Auto Defensa (SDF, según su sigla en inglés) japonesas, que constará de alrededor de 540 miembros, para proteger la ciberseguridad del país. También se establecerá un equipo separado para proteger a las empresas relacionadas con la defensa de los ciberataques.
Espectro electromagnético
Se destina un monto inicial de 27 millones de dólares, en costos de investigación, que permitan el desarrollo de sistemas defensivos anti-drones. Los mismos pueden ser a partir de sistemas de guerra electrónica, pero también se menciona la posibilidad de armas laser.
Pese al desmadre económico y social que el COVID-19 impuso al mundo, el presupuesto de defesa japonés sigue en aumento, así como el de los demás países de la región. Se espera que China incremente su gasto militar en alrededor del 6% para el año 2021. En el Pacífico hay una guerra fría, que podría ponerse ardiente en muy poco tiempo. No implica solo una carrera armamentística, sino que para algunos es también un cambio de enfoque estratégico. El caso japonés es el más claro de todos. Japón está dejando rápidamente atrás, años de aislacionismo estratégico y una estructura militar netamente defensiva, para salir a disputarle a China el dominio de los mares e islas del pacífico sur, por donde pasan las rutas comerciales que representan más del 20% del comercio mundial.
La densidad de armamento por metro cuadrado en esa zona del globo, alcanza nuevos picos año a año, y nadie parece dispuesto a levantar el píe del acelerador.