Mientras el estado noruego se mantiene firme en su decisión de no brindar ningún tipo de ayuda extra particular a las compañías aéreas de su país, Norwegian anunció este martes que entrará en un «proceso de reconstrucción» bajo la ley local, complementando la medida similar anunciada en Irlanda para dos de sus filiales el mes pasado, la cual obtuvo el visto bueno ayer lunes.
“Un proceso complementario de reconstrucción bajo la ley noruega beneficiará a todas las partes y aumentará la probabilidad de un resultado exitoso. Nuestro objetivo es asegurar puestos de trabajo en la empresa y contribuir a asegurar, en Noruega, la infraestructura más crítica y la creación de valor”, expresó Jacob Schram, consejero delegado de Norwegian, a través de un comunicado.
“A partir de ahora nos concentraremos en trabajar en pos de nuestro objetivo de reducir la deuda de la empresa, así como el tamaño de nuestra flota de aviones y asegurarnos de que somos una compañía que los inversores consideren atractiva. Estaremos listos para competir por los clientes una vez la pandemia de la COVID-19 quede atrás”, agregó el directivo.
El nuevo proceso de reorganización (rekonstruksjonsforhandlinger en noruego) entró en vigencia en mayo de este año y se aplicará de manera temporal hasta el 1 de enero de 2022 con el objetivo de remediar los problemas financieros causados por la pandemia a las empresas locales.
Se estima que los procesos de negociación entre deudores y acreedores bajo este nuevo formato dura unos seis meses.
Norwegian continuará operando su red, actualmente reducida a un puñado de destinos de corto radio desde Oslo, y sus acciones seguirán cotizando en la bolsa de esa ciudad.
La aerolínea había informado ayer que durante noviembre transportó apenas 124.481 pasajeros, cifra 95% inferior a la del mismo mes del año pasado. La capacidad, medida en ASK, cayó un 96%, mientras que el tráfico (RPK) lo hizo 98%, dando como resultado un factor de ocupación del 44,4% (-39 puntos porcentuales).
En el tercer trimestre Norwegian reportó pérdidas por USD 111 millones, acumulando un total de USD 731 millones en lo que va del año (frente a ganancias por USD 30 millones durante el mismo período anterior, aunque cerrando 2019 con pérdidas por USD 183 millones). Sus deudas suman unos USD 5.5 mil millones.
Al margen del COVID-19 la compañía ya se encontraba en una situación delicada luego de la gran expansión internacional llevada adelante durante los últimos cinco años que se complementó con cuestiones externas como el grounding global del 737 MAX y el de parte de su flota de 787 debido a inconvenientes de los motores Rolls-Royce, que también afectó a otras aerolíneas.
Esto la había llevado a reenfocarse en reducir costos y ajustar su capacidad para volver a los números positivos, camino en el que se encontraba, no libre de obstáculos, hasta que se desató la pandemia.