Learjet, el final de un avión emblemático

Sebastián Borsero

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Uno de los aviones más icónicos de la era bizjet se despide. Bombardier anunció el final de la producción del Learjet y con ello cierra un capítulo de más de seis décadas en los cielos del mundo.

“Con más de 3.000 aviones entregados desde su entrada en servicio en 1963, el icónico avión Learjet ha tenido un impacto notable y duradero en la aviación de negocios”, declaró Éric Martel, presidente y director ejecutivo de Bombardier. «Sin embargo, dada la dinámica del mercado cada vez más desafiante, hemos tomado esta difícil decisión de poner fin a la producción de Learjet».

La razón de esta medida tiene dos causas principales, una son los efectos que la pandemia ha provocado en todo el mercado y por otro lado la mayor competencia presente en el segmento de este tipo de aviones.

Durante el último año el fabricante entregó 59 aeronaves del programa Global, 44 del Challenger y solo 11 Learjet.

Más allá de la decisión que tomó Bombardier para enfocarse en sus programas Global y Challenger, hoy queremos recordar la historia y los méritos de este jet desde que su primer ejemplar tomo vuelo desde Wichita el 7 de octubre de 1963.

Su diseño fue inspirado en el caza suizo FFA P-16, entre sus bondades se destacaba la posibilidad de ser comandado por un solo piloto, tenía líneas elegantes y lo fundamental, era rápido. La versión Learjet 23 estaba equipada con los motores General Electric CJ610, sus controles de vuelo eran manuales, con aerofrenos eléctricos, cola de diseño en T y un fuselaje bastante estrecho.

Corría el año 1966, y Lear Jet fue adquirida por Gates Rubber Company. Ese año se presentó el Learjet 25 con una cabina un 50% más grande, para luego dar nacimiento a las versiones 28 y 29 Longhorn cuya característica fue la incorporación de winglets desarrollados por la NASA. La evolución al Learjet 35 marcó el reemplazo de su planta motriz por los turbofan Garrett TFE731 más económicos y silenciosos.



Junto a la variante 36 de seis asientos, estos modelos tenían alas más grandes y un fuselaje un tanto más largo. La Fuerza Aérea de los Estados Unidos se convirtió en un cliente especial para la versión 35, aunque se lo conocía bajo el nombre C-21. Para la mitad de los 90, las cantidades vendidas superaron las 730 unidades entre los Learjet 35 y 36.

En el año 1990 Bombardier compró la línea Learjet de manos de Gates y renovó completamente el diseño para asegurar durabilidad y mayor éxito al programa. La versión que marcó un hito de modernidad fue la 31A que nació en 1991 y estaba equipada con un instrumental electrónico Bendix/King de cinco pantallas y su velocidad máxima era de Mach 0.81.

Las últimas versiones de este avión fueron la 70 y 75, cuyas primeras entregas comenzaron en 2013, con aviónica Garmin de pantallas táctiles e interiores lujosos.

Pese al cese en la producción de este avión, Bombardier presentó un programa de reacondicionamiento para las versiones 40 y 45, llamado Learjet RACER para cumplir con las necesidades de aquellos operadores que aún utilizan estas aeronaves. Otra arista del arco de negocios para Bombardier se encuentra en las fuerzas armadas del mundo, dado que muchas de estas utilizan estos aviones para guerra electrónica con propósitos como el mapeo de radar.

Más allá de que este programa garantiza la vigencia del avión por varios años más, la realidad es que muchos de los más de 1.500 puestos de trabajo en la planta de Wichita, Estados Unidos, corren riesgo de desaparecer junto con el Learjet, aun cuando Bombardier expresó que las instalaciones serán funcionando como el centro de pruebas principal de la empresa, habiéndolas además designado como «Centre of Excellence» para su unidad especializada en aeronaves de negocios.

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