El Gobierno japonés está realizando los ajustes finales con el Reino Unido sobre su participación en el programa F-X, para un caza de próxima generación. Se busca lograr cerrar un acuerdo para marzo del 2022.
Tal como informamos en julio, el Gobierno japonés seleccionó a la firma Rolls-Royce para que los asistan en el desarrollo del grupo propulsor de su futuro caza de sexta generación. Japón ya tenía un prototipo avanzado de motor para el nuevo caza, el XF9 y probablemente la asistencia de Rolls-Royce se centrará en la mejora de éste para que cumpla con las especificaciones requeridas.
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Según el medio Yomiuri, el Reino Unido también participará en el desarrollo de las tomas de aire de los motores y de la parte trasera del fuselaje. Desde el Ministerio de Defensa nipón consideran que involucrar a las empresas británicas en los aspectos de diseño del fuselaje que están relacionadas con el rendimiento de los motores, es la acción más racional. Estas partes también son importantes porque están estrechamente relacionadas con el rendimiento furtivo del avión y su forma general.
Tokio espera contar con un marco de cooperación para el próximo mes de marzo. Se construirá un prototipo a partir de 2026 y se espera que las pruebas de vuelo comiencen a partir del 2030.
Reino Unido, junto a sus socios (Italia y Suecia) está trabajando en su propio proyecto de caza de sexta generación, el Tempest. Y dado que sus ingenieros tendrán participarán en aspectos fundamentales del diseño del futuro F-X japonés, es probable que ambos aviones terminen por parecerse en parte.
De hecho, no es ningún secreto que Londres busca activamente seducir a Japón para que se sume al “team Tempest”, por lo que fueron muy abiertos a la hora de compartir información técnica sensible con sus colegas nipones.
Pero Tokio aún se muestra decidido a que el Mitsubishi F-3 (designación que seguramente recibirá el avión), que está llamado a ser el reemplazo del Mitsubishi F-2, sea un proyecto desarrollado por y para Japón.
Sin embargo, al entender que su estrategia de Defensa está intrínsecamente ligada a la de EE.UU., también se busca la asistencia técnica norteamericana (como Lockheed Martin) para que ayuden a diseñar otras partes del avión y que el producto del programa F-X sea un sistema de armas con gran interoperabilidad con los de EE.UU.
