El último análisis del impacto económico de la pandemia de COVID-19 realizado por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) reveló que el tráfico de pasajeros se recuperó «modestamente» el año pasado.
En total, las aerolíneas del mundo movilizaron en el saliente año 2.300 millones de pasajeros. Si bien este número se ubica en el 49% de los niveles pre pandemia, supone una mejora de alrededor de 10 puntos porcentuales frente a la caída registrada en 2020.
La capacidad global de asientos ofrecida por las aerolíneas mejoró en un 20 por ciento durante el mismo periodo, superando el crecimiento de la demanda de pasajeros. Por su parte, el factor de carga se situó en el 68%, frente al 82% de 2019. Las aerolíneas de todo el mundo sufrieron pérdidas de 324.000 millones de dólares, cifra cercana a los 372.000 millones de 2020.
En el primer trimestre de 2021 se produjo un descenso en el ritmo de recuperación del tráfico aéreo mundial debido al fuerte repunte en ese momento de las infecciones por COVID-19. La situación se estabilizó ligeramente en el segundo y tercer trimestres, debido principalmente al aumento de las tasas de vacunación y a la consiguiente relajación de las restricciones de viaje en varias partes del mundo. Sin embargo, esta tendencia al alza se detuvo rápidamente en el cuarto trimestre con la aparición de la variante Omicron, que en apenas pocos meses se convirtió en la predominante a nivel mundial.
El impacto de la pandemia sigue pesando de forma desproporcionada entre los viajes nacionales e internacionales, aunque los primeros se recuperan a un ritmo más rápido. En general, el tráfico nacional de pasajeros se ha recuperado hasta alcanzar el 68% de los niveles anteriores a la pandemia, mientras que el tráfico internacional se mantiene en apenas el 28%.
La recuperación de la aviación mundial también se ha caracterizado por una importante variación regional: América del Norte, América Latina y el Caribe son las regiones que mostraron los mayores índices de recuperación. Europa, en tanto se recuperó notablemente durante la temporada de viajes de verano, y África y Oriente Medio se recuperaron moderadamente hasta la aparición de la variante Omicron.
Asia/Pacífico, por su parte, no levanta cabeza y fue la que obtuvo los peores resultados como consecuencia de la ralentización del tráfico nacional y el estancamiento del internacional.