Las aerolíneas y lessors están comenzando a utilizar su derecho a indemnización como elemento de negociación por los constantes retrasos en la entrega de aviones comerciales por parte de Airbus y Boeing.
Como reporta CNBC, los fabricantes están entregando sus aviones con una media de tres a seis meses de retraso debido a los estragos causados por la pandemia en las cadenas de suministro. Esto está molestando a las empresas de leasing, que comenzaron a presionar a los fabricantes por los retrasos.
La responsabilidad de Airbus y Boeing se cierne en la palabra excusable: los contratos de compra de aeronaves contienen densas descripciones de factores externos que excluyen la responsabilidad por el retraso en el cumplimiento, lo que significa que los fabricantes pueden evitar el pago de multas o daños en caso de que su conducta sea «excusable». Si bien depende de cada contrato en particular, los retrasos excusables suelen incluir casos fortuitos, catástrofes naturales, incendios, inundaciones, terremotos, epidemias, guerras y huelgas.
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Los retrasos no excusables se definen por exclusión e incluyen todo lo que queda fuera de este catálogo. Con las entregas del año pasado por debajo del objetivo y las dudas crecientes sobre 2023, Boeing y Airbus están invocando nuevamente la cláusula de retrasos excusables.
Esto no ha caído nada bien con sus clientes. «No son excusables en absoluto», señaló Aengus Kelly, CEO del gigante del leasing AerCap. Por su parte, el presidente ejecutivo de Air Lease Corporation (ALC), Steven Udvar-Hazy, declaró que los fabricantes habían «calculado muy mal» su producción.
Las tensiones se han visto exacerbadas por el hecho de que cada vez se avisa con menos antelación la demora en la entrega de las aeronaves. Llenar el vacío causado por dicha demora implica sacar aviones de almacenamiento, lo que conlleva facturas millonarias de servicios y cuellos de botella en los talleres.
Airbus y Boeing respondieron afirmando que la situación es el resultado de una mezcla de factores: desde la pandemia hasta la debilidad de las cadenas de suministro, pasando por un repentino repunte de la demanda. Esto no convence a Kelly: «(Los fabricantes) eran demasiado optimistas en cuanto a lo que podían producir. Intentan culpar a la pandemia cuando los efectos de la misma hace tiempo que desaparecieron», señaló el directivo. Francia -donde Airbus tiene su sede- puso fin al estado de emergencia relacionado con el COVID el pasado mes de julio. La Organización Mundial de la Salud, por su parte, declaró que si bien «todavía hay demasiadas incertidumbres y lagunas para que podamos decir que la pandemia ha terminado», esperaba declarar el fin de la emergencia en 2023.