Según había anunciado en enero el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, su Gobierno entregaría equipo militar ruso a EE.UU., el cual luego sería transferido a Ucrania. Pero la diplomacia comercial rusa parece haber forzado la cancelación de este plan.
Según palabras del presidente Noboa, intercambiaría con Estados Unidos la «chatarra ucraniana y rusa por 200 millones de dólares en equipamiento moderno». Medios de prensa ecuatorianos informaron, citando fuentes gubernamentales, que el material que se pensaba entregar a los Estados Unidos eran 12 sistemas lanzacohetes DM-21 y RM-70, 34 cañones antiaéreos ZU-23-2 de 23 mm, y posiblemente, seis helicópteros de transporte militar modelo Mi-171 que no estarían en condiciones de vuelo desde el 2021 y la Guerra en Ucrania hizo imposible su recuperación.
Al equipo militar ruso señalado, Ecuador también podría suministrar a Ucrania (por intermedio de EE.UU) misiles anti-aéreos de disparo desde el hombro SA-7/SA-16/SA-18 y los sistemas de defensa aérea móviles SA-8. También hay otros dos Mi-171E adquiridos en el 2011, pero como se encuentran en estado operativo, su transferencia era más improbable.
La respuesta diplomática rusa no se hizo esperar. La portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, señaló que la decisión de entregar estos equipos militares es precipitada e inducida por fuertes presiones externas.
«Nuestros socios [ecuatorianos] conocen perfectamente las cláusulas contractuales, incluida la obligación de utilizar los bienes suministrados para los fines declarados y no transferirlos a terceros sin el consentimiento de la parte rusa», agregó Zajárova, señalando la ilegalidad de dicho accionar.
El Servicio Federal de Cooperación Técnico-Militar (FSMTC) de Rusia sostiene que Quito podría haber incurrido en una violación del artículo 4 del Acuerdo entre el Gobierno de la Federación de Rusia y el Gobierno de la República del Ecuador sobre la cooperación técnica-militar, firmada el 27 de noviembre de 2008, que en su tercer párrafo establece:
Cada Parte no vende ni transfiere productos militares, así como información que fue recibida y (o) adquirida durante la implementación de este Acuerdo, a organizaciones internacionales, terceros estados, entidades legales e individuos, sin el consentimiento previo por escrito de la Parte proveedora.
La geopolítica de las bananas
Pero más allá de amenazas y cuestiones legales, Moscú decidió ejercer una forma de presión más práctica, al suspender los derechos de importación de cinco empresas (seguidas de otras 13) que comercializan bananas ecuatorianas, con el pretexto de que se había detectado la presencia de la mosca jorobada en los últimos envíos del producto.
Resulta que el mercado ruso representa alrededor del 23% de las exportaciones bananeras ecuatorianas, lo que genera unos 757 millones de dólares al año para el país sudamericano. En esencia, se trataba de un embargo comercial, y sus efectos, fueron inmediatos.
Moscú y Quito mantuvieron conversaciones de alto nivel, cuyo resultado fue que el Gobierno ruso levantó el veto a la importación del babano ecuatoriano, a cambio del compromiso del presidente Noboa de cancelar sus planes de reexportación de equipo militar ruso.
Vladímir Sprinchan, embajador de la Federación Rusa en Ecuador, luego de mantener una reunión con el mandatario de Ecuador, aseguró que “la parte ecuatoriana confirmó que el país, dado su estatus neutral y su membresía permanente en la ONU, no puede permitirse verse arrastrado en un conflicto por ninguna de las partes involucradas”. “La postura de Ecuador consiste en no enviar armas y municiones a las zonas de conflicto y contribuir a la resolución de las disputas de manera pacífica, a través de las medidas diplomáticas», agregó.
Si bien el Gobierno ecuatoriano aún no se pronunció oficialmente respecto de estas cuestiones, fuentes diplomáticas rusas dan por concluido el conflicto diplomático.