¿Stealth activo? El pod que oculta a los drones MQ-9 Reaper de los radares enemigos

Gastón Dubois

Stealth activo? El pod que oculta a los drones MQ-9 Reaper de los radares enemigos

El Cuerpo de Marines de los EE.UU. (USMC) está desplegando un pod de guerra electrónica en sus drones MQ-9 Reaper que los vuelve casi indetectables a los radares enemigos.

Durante un acto en la Brookings Institution, el general Eric M. Smith, 39º comandante del Cuerpo de Marines, mencionó la existencia de un sistema de pod clasificado, al cual denominó T-SOAR, que le permite a un dron eludir la detección del radar enemigo. Se trata de una de las nuevas capacidades que el USMC está desarrollando para un eventual enfrentamiento contra China en el escenario del Pacífico.

Según el general Smith, este pod de guerra electrónica “puede imitar, voy a ser cuidadoso, puede imitar cosas que se le envían y que detecta, darles la vuelta y devolverlas. Así se convierte en un agujero, se vuelve un agujero negro. Se vuelve casi indetectable”.

Dron MQ-9B equipado con el pod SOAR. Imagen: GA-ASI

El pod en cuestión parece ser una versión derivada (y clasificada) del Scalable Open Architecture Reconnaissance –SOAR-, desarrollado por L3Harris y General Atomics para equipar a los sistemas aéreos no tripulados de la familia MQ-9 con un potente sistema de inteligencia electrónica.

El pod SOAR proporciona detección, identificación y localización de largo alcance de señales de radar y comunicación de interés. El SOAR permite a los operadores de MQ-9 u otras aeronaves, proporcionar vigilancia a distancia de seguridad (standoff) y comunica la inteligencia recolectada para su procesamiento. El sistema proporciona una capacidad de inteligencia de señales de banda completa (SIGINT) a bajo coste y ampliamente desplegable.

SOAR pod
Pod SOAR para realizar misiones SIGINT. Imagen: General Atomics

En resumen, el pod puede detectar emisiones de radar y comunicaciones, identificarlas, geolocalizarlas y retransmitir dicha información, a distancias superiores a las que el dron puede ser detectado por esas mismas emisiones. Pero el sistema el descripto por el general Smith hace algo más, algo muy interesante e innovador.

El sigilo “clásico”

Tradicionalmente, para reducir la firma radar transversal de una aeronave y hacerla más difícil de detectar, se utiliza una combinación de diversos métodos y técnicas entre las que se cuentan (pero no exclusivamente):

  • Diseño de Formas y Superficies: las aeronaves furtivas tienen superficies planas y ángulos agudos que dispersan las ondas de radar para minimizar la cantidad de energía de radar que se refleja en la dirección del radar enemigo.
  • Materiales Absorbentes de Radar (RAM): estos materiales están diseñados para absorber las ondas de radar en lugar de reflejarlas. Se utilizan tanto en la construcción de las aeronaves como en su recubrimiento (las famosas pinturas RAM).
  • Reducción de la Firma Infrarroja: utilizando materiales y técnicas de diseño especiales, se busca reducir las emisiones de escape y el ruido del motor, dificultando la detección por sensores infrarrojos.
  • Gestión de Emisiones Electrónicas: reducir las emisiones radioeléctricas propias para evitar la detección es fundamental. Por ejemplo, los radares de las aeronaves se pueden operar a potencias más bajas para reducir la cantidad de energía que emiten. Esto se puede combinar con el uso de técnicas de barrido de radar más eficientes para obtener la información necesaria sin revelar la ubicación de la aeronave.
B-21 "Raider"
B-21 Raider, el nuevo bombardero “indetectable” de la USAF. Foto: Northrop Grumman

Aviones de combate como el F-117, F-35, F-22, B-2, B-21, J-20 o Su-57 (con mayor o menor grado de éxito según el caso),  hacen uso de estas estrategias combinadas para reducir notablemente su detectabilidad ante los sistemas de defensa aérea enemigos, obteniendo una ventaja táctica y estratégica significativa.

En definitiva, se trata de medios, mayoritariamente pasivos, para disimular al avión (también utilizado en menor grado en buques y ciertos misiles) y hacerlo “más pequeño” al radar, reduciendo drásticamente la distancia a la que puede ser detectado.

Si bien hay soluciones tecnológicas que se pueden aplicar para reducir la sección transversal radar (RCS) de una aeronave de combate “tradicional” (como la pintura Have Glass en los F-16), lo cierto es que para lograr los mayores niveles de discreción a la detección, se debe diseñar y construir el avión de una forma y con unos materiales muy concretos y particulares. Todo lo cual impacta negativamente en los costos de adquisición y mantenimiento, además de ser una tecnología muy sensible, celosamente resguardada por sus desarrolladores.

¿Interferencia por cancelación como “stealth activo”?

Pero si lo que se comentó del pod T-SOAR es correcto, podría haber otra tecnología que permitiría, dentro de ciertas condiciones, conseguir que aeronaves no diseñadas para ser sigilosas, logren niveles de baja observabilidad similares a la de los cazas de quinta generación.

Especulando un poco, una posibilidad es que el pod T-SOAR emplee técnicas de interferencia por cancelación. En este enfoque, el pod detecta las señales de radar enemigas, analiza su forma de onda, frecuencia, potencia, dirección (seguramente con Inteligencia Artificial) y genera una señal replicada, pero invertida, que se transmite de vuelta al radar enemigo. Al superponerse a la señal original, la señal replicada puede cancelar efectivamente la señal del radar, creando un “agujero negro” en la detección del radar. En esencia, funciona como un ilusionista electrónico, creando una ilusión para engañar al radar.

La interferencia por cancelación activa puede ser efectiva contra una amplia gama de radares, incluidos los radares Doppler, de pulso y de matriz en fase. Además, es una técnica relativamente simple y de bajo costo (en comparación con la de construir un caza sigiloso). Y si un pod externo puede hacer virtualmente indetectable a un dron como el MQ-9 Reaper, significa que se puede adaptar fácilmente en una amplia variedad de plataformas, para contrarrestar diferentes tipos de emisiones de radar.

El MQ-9 Reaper nunca fue pensado para poseer baja detectabilidad, pero eso podría cambiar con el nuevo T-SOAR. Foto: USMC

Por supuesto, no hay contramedida perfecta, y la efectividad de la interferencia por cancelación depende de la precisión y velocidad con la que se pueda detectar, analizar y replicar la señal de radar del enemigo. Asimismo, los radares más sofisticados podrán utilizar técnicas de procesamiento de señales avanzadas para detectar y discriminar entre la señal original y la señal replicada.

A medida que la tecnología avance y se disponga de más capacidad de procesamiento de datos y de herramientas IA más perspicaces, técnicas de triangulación y análisis del espectro electromagnético general podrían permitir encontrar el susodicho “agujero negro” dentro del ruido de fondo. Una pequeña zona de “no detección”, en movimiento, despierta las mismas sospechas que un contacto positivo no identificado.

La interferencia por cancelación no es una técnica nueva, y se viene utilizado en diversos sistemas electrónicos militares desde hace décadas. Por ejemplo, forma parte de sistemas de guerra electrónica potentes para anular o degradar la efectividad de un radar enemigo alrededor de una zona a proteger, o en los radares para cancelar el ruido de fondo y mejorar la detección de objetivos pequeños. Pero la novedad que aportaría el pod T-SOAR, es que utilizaría la interferencia por cancelación de manera ofensiva, imitando y manipulando las señales de radar para engañar a los enemigos, que si todo sale bien, no deberían ni enterarse que están siendo interferidos.

En fin, no olvidemos que se trata solo de una especulación producto de una mente trasnochada, basada en una ínfima porción de información.

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