La crisis por la escasez de combustible en Colombia ha escalado en las últimas horas, pese a los informes de la empresa abastecedora de haber normalizado la situación. Políticos y exministros reaccionaron reclamando soluciones y afirmando que “No hay gobierno”, mientras que, detrás, aparecen cuestiones que podrían haber contribuido a esta situación.
El suceso que se registró el 16 de agosto en la Refinería de Cartagena y por el que se redujo en un 8% las entregas de combustible necesario para la aviación en el país, puso en vilo a la actividad aerocomercial y planteó un serio interrogante a futuro en cuanto a que, aun con el incidente solucionado, nadie tiene la certeza de que no vuelva a ocurrir.
La congresista Paloma Valencia consideró lo que está sucediendo como “increíble”, dado que Colombia está “a punto de quedar sin combustibles para los aviones”. Por su parte, la excandidata presidencial Ingrid Betancourt recordó los problemas que tiene el Ministerio de Relaciones Exteriores con los pasaportes, a lo que se le sumó el anuncio de la contingencia por combustible, por lo que destacó que los únicos aviones.
“No hay pasaportes, no hay gasolina para aviones, no hay presupuesto… salvo para los viajes de Petro y su familia, y su vice. De malas”, dijo Betancourt, aprovechando políticamente la circunstancia.
El exsenador Ernesto Macías catalogó como “todo un desastre” lo sucedido con el anuncio de Iata, por lo que aprovechó para enviarle un mensaje al presidente Petro. “Todo es un desastre. A Petro y sus amigos en el poder solo les preocupa el derroche y la corrupción. No hay gobierno”, alegó.
El exministro de Hacienda y de Comercio José Manuel Restrepo se refirió a la falta de acción del Gobierno nacional. “No hay derecho a tanta desidia !! Hagan algo !! Hagan discursos si quieren y cuanto más bonitos mejor, pero superen el bla bla bla, gobiernen, ejecuten, trabajen !! Llegar a esto es vergonzoso e inaceptable”.
Otra de las críticas llegó desde la cuenta oficial del partido Centro Democrático. “¿Se está cumpliendo el decrecimiento? Alerta en diferentes aeropuertos del país frente a escasez de combustible. Otra advertencia que se vuelve realidad por las malas políticas y el deterioro del sector minero energético. Latam advierte sobre el desabastecimiento de combustible y señala nivel crítico en Bogotá. ¿Quién responde por las cancelaciones de vuelos y las crisis que esto origina?”.
¿Por qué no hay combustible para aviones en Colombia? En riesgo toda la operación aérea
En medio del contexto complicado, de división y polarización que se vive en Colombia, los discursos políticos dan para que muchos reaccionen y cada noticia y cambio de gran impacto es relacionado con la política y las decisiones, del pasado o del presente Gobierno Nacional.
Y es lo que ha pasado con la falta de combustible para las aeronaves y aviones en los aeropuertos del país, ya que hay algunas explicaciones oficiales y algunas especulaciones paralelas, indicaron observadores de la situación a través de los medios locales.
Es real que empezó a agotarse y hay problemas con una clase de combustible para los aviones de gran parte de aerolíneas, esto puede tener repercusiones en otras empresas y operaciones privadas comerciales. Y muchos sospechan que esto tiene relación directa con la decisión del presidente Gustavo Petro y del Ministerio de Minas y Energía para no dar más permisos para exploración y explotación de combustibles en Colombia.
A futuro, esto puede tener consecuencias en el abastecimiento y con el costo para los ciudadanos, por la importación de fuentes de energía de otros países como Venezuela.
Muchos hablan de esta complicada situación y la relacionan con las decisiones del gobierno nacional y de las políticas de Gustavo Petro, buscando un cambio para generar energías limpias y no depender más del petróleo, carbón, gas, entre otros.
Observadores políticos señalan la decisión del presidente Petro de no avanzar con la explotación de combustibles fósiles, como una de las causas de la crisis.
Recientemente Ecopetrol SA sorprendió al mercado al retirarse de un acuerdo de 3,600 millones de dólares para comprar una participación en activos de esquisto bituminoso de Texas a Occidental Petroleum Corp. El Consejero Delegado de Ecopetrol, Ricardo Roa, declaró que el consejo había desechado la operación porque requería demasiada deuda.
Pero había otra razón, Juan Carlos Echeverry, ex director general de Ecopetrol y ex ministro de Hacienda de Colombia en un programa de radio en Bogotá, dijo que Petro, el primer líder izquierdista de Colombia, mató personalmente el acuerdo.
No es del todo sorprendente que Petro se oponga a que una empresa que pertenece en 90% a su gobierno compre más activos de combustibles fósiles. Ha calificado la lucha contra el cambio climático como una cuestión de «vida o muerte», ha propuesto la prohibición del fracking y se ha negado a conceder licencias para explorar nuevos pozos de gas natural, incluso cuando Colombia se enfrenta a un déficit de este combustible.
Hasta ahora, Petro se había limitado a utilizar los organismos reguladores para poner trabas a los combustibles fósiles.
Con una producción de unos 790 millones de barriles diarios, Colombia es el cuarto productor de petróleo de América Latina y una fuente clave de crudo pesado y amargo. El mercado de barriles agrios ya es escaso, en parte porque otros dos productores –Venezuela y México– se enfrentan a sus propios problemas de producción. Así que la voluntad de Petro de inmiscuirse en los asuntos de Ecopetrol añade una nueva capa de incertidumbre sobre los ya tambaleantes suministros de la región.
De cualquier manera, los cálculos sobre el futuro de la soberanía energética de Colombia ya se están viendo afectados por la decisión de suspender la firma de contratos de exploración de carbón, gas y petróleo.
“Colombia ha decidido no firmar más contratos de exploración en carbón y petróleo y gas”, dijo Petro, en su compromiso de reducir las emisiones de efecto invernadero en un 51% para el año 2030. Precisó que el país seguirá produciendo hidrocarburos, porque siguen adelante tanto los contratos de explotación vigentes como los de exploración firmados hasta ahora, pero no habrá una expansión de nuevas operaciones.
Hay voces que dicen que aquí está la raíz de todo el problema, incluido el incidente de la planta de Ecopetrol.