El CEO de Delta Air Lines, Ed Bastian, anunció que el reciente fallo de sistemas causado por un mal funcionamiento de la actualización de CrowdStrike le costará a la aerolínea 500 millones de dólares. La falla, ocurrida a mediados de julio, resultó en la cancelación de más de 6.000 vuelos e importantes demoras y molestias a los pasajeros.
Bastian dijo a CNBC que Delta no tuvo «otra opción» más que iniciar una demanda por daños contra CrowdStrike, afirmando, «No puedes venir a una operación crítica 24/7 y decirnos que tenemos un error». La actualización defectuosa afectó aproximadamente a 8,5 millones de dispositivos Windows a nivel mundial, interrumpiendo diversas industrias, incluidas aerolíneas, hospitales y medios de comunicación.
El Departamento de Transporte de EE. UU. inició una investigación sobre la respuesta de Delta a la interrupción. El secretario de Transporte, Pete Buttigieg, puso énfasis en el prolongado tiempo de recuperación de Delta en comparación con otras aerolíneas, lo que llevó a medidas de mayor escrutinio y responsabilidad.
CrowdStrike reconocó el incidente pero no ofreció ninguna compensación a Delta, aunque puso a disposición «asesoría gratuita». El CEO de la compañía, George Kurtz, fue convocado por el subcomité del Congreso de EE. UU. sobre ciberseguridad para explicar el incidente, que ha sido descrito como una de las mayores interrupciones de IT en la historia.
Otras aerolíneas afectadas por la interrupción también están considerando buscar daños, aunque no se reportaron todavía decisiones firmes. Los analistas sugieren que la responsabilidad de CrowdStrike puede estar limitada al costo de su software, lo que podría minimizar el impacto financiero en la compañía.
La prolongada interrupción de Delta ha generado críticas por un servicio al cliente inadecuado, con pasajeros enfrentando largos tiempos de espera y retrasos. La lucha de la aerolínea por restaurar las operaciones normales contrasta marcadamente con sus competidores, que se recuperaron más rápidamente del incidente.