¿Adiós al F-35? Portugal analiza opciones europeas para modernizar FAP
El ministro de Defensa portugués destaca la importancia de fortalecer la industria europea frente a la incertidumbre estadounidense.
El caza de quinta generación estadounidense F-35 "Lightning II" estaba perfilado como el sucesor natural de los F-16AM/BM en la Fuerza Aérea Portuguesa (FAP). Sin embargo, la postura confrontativa de la administración Trump hacia sus aliados de la OTAN está llevando a Lisboa a reevaluar sus opciones, inclinándose ahora hacia una solución europea.
En una entrevista concedida al periódico Público, el ministro de Defensa portugués, Nuno Melo, cuestionó lo que hasta hace poco se consideraba el curso lógico de modernización de la FAP: la adquisición del F-35A, fabricado por la estadounidense Lockheed Martin.

“Los F-16 están al final de su ciclo y tendremos que pensar en su reemplazo. Sin embargo, en nuestras elecciones no podemos permanecer ajenos al entorno geopolítico. La reciente posición de Estados Unidos, en el contexto de la OTAN y en el plano geoestratégico internacional, nos debe hacer pensar en las mejores opciones, porque la previsibilidad de nuestros aliados es un activo mayor a tener en cuenta”, afirmó Melo durante la entrevista.
El ministro también subrayó la importancia de considerar alternativas europeas:
“Hay varias opciones que deben considerarse, especialmente en el contexto de la producción europea y también teniendo en cuenta el retorno que estas opciones pueden tener para la economía portuguesa”.
Las declaraciones de Melo reflejan un clima de creciente desconfianza en la relación transatlántica, acentuado por rumores difundidos en la prensa europea sobre la posibilidad de que Estados Unidos pueda inutilizar remotamente las flotas de F-35 europeas mediante un supuesto "botón de apagado".
Si bien estos rumores fueron desmentidos oficialmente por el gobierno suizo —uno de los países europeos que ha optado por el F-35 para modernizar su flota de combate—, persisten las dudas sobre cómo un cambio en la política exterior estadounidense podría afectar la operatividad de estos aviones en manos europeas.
“Y este aliado nuestro (EE.UU.), que siempre ha sido predecible a lo largo de las décadas, podría traer limitaciones en el uso, en el mantenimiento, en los componentes y en todo lo que tiene que ver con asegurar que los aviones estarán operativos y se utilizarán en todo tipo de escenarios”, advirtió Melo.
El F-35 no es solo un caza, sino un sofisticado sistema de combate interconectado en un entorno digital altamente integrado. En la OTAN, crece la preocupación de que la agresiva estrategia negociadora de la administración Trump pueda convertir esta fortaleza en una vulnerabilidad. Se teme que EE.UU. utilice restricciones en las actualizaciones de software, acceso a datos críticos o limitaciones en el mantenimiento y la logística —basados en el sistema integrado ODIN— como herramientas de presión en futuras negociaciones con sus aliados europeos.

En este contexto, Portugal, inmerso en su propia crisis institucional, se suma a otros países europeos que buscan reducir su dependencia de la cobertura militar estadounidense y avanzar hacia una mayor autonomía en materia de defensa. Como parte de esta estrategia, Lisboa evalúa alternativas de fabricación europea, como el Eurofighter Typhoon, el Saab Gripen y el Dassault Rafale, opciones que no solo fortalecerían la industria de defensa continental, sino que también proporcionarían una mayor independencia operativa y estratégica a largo plazo.
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