Boeing, el 737 MAX y la crisis (evitada) de los tornillos
El incendio de un proveedor de tornillos hubiera puesto en jaque la ya complicada cadencia de producción del Boeing 737 MAX. Pero la rápida reacción del fabricante impidió (esa) debacle.
La industria aeroespacial recuerda bien las tensiones vividas en la cadena de suministro tras el incendio que afectó a un proveedor clave de Boeing en 2023. Aunque el fabricante estadounidense logró sortear el impacto inmediato en la producción del 737 MAX, el incidente subrayó la fragilidad de las cadenas de suministro y se enmarca en un contexto de desafíos continuos para Boeing.
En febrero de 2023, un importante incendio afectó gravemente las instalaciones de SPS Technologies en Jenkintown, Pensilvania. SPS era un proveedor crítico y, en algunos casos, único, de sujetadores especializados (tuercas, pernos, remaches de alta resistencia) utilizados en el ensamblaje de aeronaves, incluyendo componentes cruciales como el tren de aterrizaje del Boeing 737 MAX.
El temor inicial fue que la interrupción del suministro de estas piezas, algunas altamente especializadas y difíciles de sustituir rápidamente debido a largos procesos de certificación, pudiera detener o ralentizar la línea de producción del 737 MAX, un programa vital para los ingresos de Boeing pero ya bajo escrutinio por problemas previos.
Boeing y otros actores de la industria, como Airbus y GE Aerospace, reaccionaron rápidamente, evaluando el impacto y buscando activamente fuentes alternativas de suministro. Aunque se reportó que Boeing consiguió asegurar nuevos stocks, evitando una parada inminente de la producción, el incidente puso de manifiesto los riesgos asociados a la dependencia de proveedores únicos para componentes críticos y generó un aumento de la demanda (y potencialmente de los precios) en otros fabricantes de sujetadores como Howmet Aerospace y LISI Aerospace.
Si bien la crisis específica generada por el incendio de SPS en 2023 fue gestionada, Boeing sigue enfrentando contratiempos en su programa 737 MAX. Los problemas en la cadena de suministro han persistido, afectando no solo a los sujetadores sino también a otros componentes clave, como los fuselajes suministrados por Spirit AeroSystems.
Además, el foco sobre la calidad y la seguridad se intensificó drásticamente tras incidentes como el del panel de puerta en un vuelo de Alaska Airlines en enero de 2024. Esto llevó a una supervisión regulatoria más estricta por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA) de EE. UU., que impuso un límite a la tasa de producción mensual del 737 MAX (reportado en 38 unidades) hasta que se demuestren mejoras sostenidas en los controles de calidad y la cultura de seguridad.
Los ambiciosos planes de Boeing para aumentar la producción del MAX, buscando superar las 40 unidades mensuales, se han visto repetidamente postergados debido a esta combinación de problemas de suministro y, sobre todo, a las exigencias de mejora de la calidad y seguridad impuestas por los reguladores.
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