Esta semana, Boeing comunicó a distintos operadores del 787 Dreamliner que debido a un problema en la construcción la resistencia estructural de un área del fuselaje del avión, cuyo material principal es la fibra de carbono, está comprometida en ocho ejemplares.

De acuerdo a una publicación en The Air Current, el periodista Jon Ostrower obtuvo una declaración de la compañía en la que confirma el repentino pedido de retiro de servicio y revisión de los aviones.

El comunicado citado por Ostrower indica que Boeing «identificó dos problemas de fabricación en las uniones de ciertas secciones del fuselaje de popa, problemas que combinados resultan en una condición que no cumple con nuestros estándares».

The Air Current reporta que fuentes cercanas al inconveniente sostienen que las secciones afectadas no son capaces de soportar el estrés máximo que el avión puede experimentar en vuelo y, en consecuencia, fallar.

Si bien no es el primer problema que el programa 787 enfrenta desde que inició su desarrollo hasta ahora, es el primero directamente relacionado con su estructura y materiales compuestos.

De acuerdo al reporte, la falla detectada podría derivar en un problema estructural que excede el límite de carga (limit load) de la aeronave. Este límite de carga es menor que el Ultimate Limit Load, que como indica TAC es el límite de estrés requerido para la certificación y que representa un 150 por ciento de la carga máxima que un avión podría soportar en las peores condiciones de vuelo imaginables.

Los aviones afectados pertenecerían a Singapore Airlines, Air Canada y United. Singapore Airlines confirmó mediante un comunicado que «están al tanto» del inconveniente reportado en uno de sus 787-10 y que el avión no está en servicio activo, mientras trabajan con el fabricante para encontrar una solución.

La FAA también fue notificada del inconveniente y notificó que sigue «en contacto con Boeing» mientras evoluciona el proceso de reparación de las aeronaves.