Fe, suerte y disciplina: el asiento 11A y las probabilidades de sobrevivir a un accidente
El único sobreviviente del accidente de Air India estaba sentado en el 11A, y apenas recuerda como escapó. Hay algún lugar específico en la cabina que incremente las chances de salir vivo de un accidente aéreo? La estadística y la física dicen que no, pero hay un pero.
Parece hasta injusto concentrarse en un pasajero cuando en el mismo avión iban 241 personas más, pero la noticia es que contra todo pronóstico hubo un sobreviviente entre los ocupantes del vuelo AI de Air India. Vishwash Kumar Ramesh, un ciudadano británico de 40 años, salió caminando -obviamente, en shock- de un Boeing 787 que voló 27 segundos y cayó sobre una construcción, matando a pasajeros y tripulación y a decenas de personas en tierra.

Su supervivencia, calificada de "milagrosa", desató una pregunta global: ¿Es el 11A el asiento más seguro de un avión? La respuesta, sin embargo, es mucho más compleja y depende del avión, de la física del impacto, la robustez estructural del aparato y, cómo negarlo, una dosis extraordinaria de fortuna. El análisis del suceso concluye que la supervivencia no se debió a una ventaja inherente de su asiento, sino a una alineación de planetas que permitió una secuencia de factores que crearon una única y fugaz oportunidad para escapar.
Primer factor: la física de un escape improbable
La clave de la supervivencia parece haber estado en la dinámica atípica del impacto. Se estima que la aeronave, con sus tanques de combustible llenos para el trayecto a Londres, impactó contra los edificios con una actitud de "nariz arriba". Esta orientación fue crucial, ya que evitó un impacto frontal directo que habría destruido la sección delantera de la cabina. En cambio, las fuerzas del impacto se distribuyeron de manera diferente, provocando una ruptura del fuselaje precisamente en la zona donde se encontraba Ramesh.
Su ubicación en el asiento 11A, una fila de salida de emergencia, le otorgó dos ventajas determinantes:
- Integridad Estructural: El asiento estaba situado justo en el borde delantero de la "caja alar" (wing box), la sección donde las alas se unen al fuselaje. Esta es, por diseño, la parte estructuralmente más fuerte y reforzada del avión. Esta robustez adicional protegió a su sección inmediata de la compresión y el colapso que sufrieron otras partes de la cabina.
- Espacio para Sobrevivir y Escapar: Al no tener una fila de asientos directamente delante, Ramesh no solo evitó ser aplastado contra la estructura frontal durante el impacto, sino que también esquivó la principal causa de inconsciencia en los choques: el golpe en la cabeza contra el respaldo delantero. Este espacio vital le permitió mantenerse consciente.
Cuando se dio cuenta de que estaba vivo, vio una abertura en el fuselaje. "Conseguí desabrocharme, usé la pierna para abrirme paso por esa abertura y me arrastré fuera", relató. El impacto probablemente aflojó o rompió la puerta de emergencia junto a él, creando una vía de escape instantánea.
¿Cuál es el asiento más seguro en un avión según las estadísticas? Históricamente, los asientos del tercio trasero del avión presentan la tasa de fatalidad más baja. Un estudio de TIME encontró una tasa del 32% en la parte trasera, frente al 39% en el medio y 38% en la parte delantera.
¿Importa si es ventanilla, medio o pasillo? El mismo análisis de TIME reveló que los asientos centrales de la parte trasera tenían la mejor tasa de supervivencia (28% de fatalidad), posiblemente por el "efecto de amortiguación" de tener pasajeros a ambos lados.
¿Estar cerca de una salida de emergencia ayuda? Sí. La "Regla de las Cinco Filas", derivada de la investigación de accidentes, postula que los pasajeros sentados a cinco filas o menos de una salida viable tienen una probabilidad sustancialmente mayor de evacuar con vida.
Segundo factor: la carrera contra el fuego
Incluso con una vía de escape, el tiempo es un enemigo implacable, ya que la aeronave se convirtió en una bola de fuego en segundos. La supervivencia de Ramesh dependió de su capacidad para actuar con una rapidez extrema. Si no hubiera logrado salir en esos segundos iniciales, seguramente las llamas lo habrían alcanzado. Tuvo la fortuna adicional (las ganas que tengo de llamar “fortuna” de un modo bastante más coloquial) de que el combustible derramado de los tanques rotos se proyectara hacia atrás, dándole un instante precioso para moverse en la dirección opuesta.
Es probable que otros pasajeros sobrevivieran al trauma del impacto inicial, pero quedaron demasiado heridos para moverse o no estaban lo suficientemente cerca de un punto de salida viable para escapar del fuego posterior.
Dato versus relato: no hay tal cosa como un asiento milagroso
Si bien el caso del 11A es extraordinario, no invalida décadas de datos sobre seguridad. Los análisis estadísticos siguen mostrando patrones claros.
La ventaja de la parte trasera: Un análisis de la revista TIME sobre 35 años de datos de la FAA, publicado en 2015, encontró que los asientos en el tercio trasero de la aeronave tenían una tasa de fatalidad del 32%. Un estudio de Popular Mechanics concluyó que los pasajeros en la parte trasera tenían una tasa de supervivencia un 40% mayor.
Proximidad a las salidas: La capacidad de evacuar es primordial. La "Regla de las Cinco Filas" sigue siendo un principio fundamental: estar cerca de una salida funcional puede ser más determinante que cualquier otra cosa.
El accidente del AI171 es la excepción que confirma la regla: cada accidente es único. Otros accidentes en los que impacto se dio primero con la cola, como el del vuelo 214 de Asiana Airlines, o el del vuelo 961 de Ethiopian Airlines, presentaron escenarios de supervivencia completamente diferentes.
Lo que sí está en tus manos: instrucciones para ayudar a la suerte
La industria aeronáutica diseña aviones como el Boeing 787 para ser resistentes a los accidentes (crashworthy), con asientos que soportan hasta 16G, materiales ignífugos y estructuras reforzadas. Y así y todo, las fuerzas involucradas en un accidente exceden esos límites y las víctimas suelen ser muchas.
El poder del pasajero no está en elegir un asiento "afortunado", o en haberse levantado con un día de suerte increíble: lo que tiene a mano es mantener la conciencia situacional y optimizar la preparación personal. Vaya un listado de acciones a cumplir más allá de la pata de conejo.
- Prestar atención a las instrucciones de seguridad: Conocer la ubicación y operación de las salidas.
- Ubicar las salidas más cercanas: Contar mentalmente las filas hasta la salida más próxima para poder orientarse a ciegas.
- Mantener el cinturón de seguridad abrochado: Siempre que se esté sentado, bajo y ajustado sobre la pelvis.
- Conocer la posición de resguardo (brace position): Inclinarse hacia adelante protege la cabeza y la columna.
- Evacuar rápidamente y sin equipaje: Cada segundo es vital. Dejar las pertenencias atrás es imperativo para la supervivencia propia y la de los demás.
- Usar calzado cómodo y mantenerlo colocado en las fases críticas de aterrizaje y despegue: Si es difícil evacuar un avión incendiándose, más difícil es con tacos o descalzo, con vidrios, líquidos y con fuego y temperatura pasando directamente a las plantas.
Siempre voy a usar la misma referencia: en 2018, un Boeing 737 de Air Nugini amerizó cerca del aeropuerto de Chuuk, en Micronesia. El avión llevaba 12 tripulantes y 35 pasajeros. 46 personas fueron rescatadas, 9 con diversas heridas. Entre ellos, 6 con fracturas. El único muerto? el pasajero que estaba sentado en el 23A. No tenía puesto el cinturón de seguridad.
Nadie tiene garantías a la hora de subirse a un avión, aunque es y sigue siendo -por lejos- el medio de transporte más seguro del mundo. Pero seguir instrucciones y mantener la conciencia situacional como pasajero puede ayudar a la imprescindible suerte que se requiere para sobrevivir a un accidente. Después, Dios dirá.
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