La Fuerza Aérea de los Estados Unidos está cambiando el rumbo del desarrollo del avión de entrenamiento T-7A Red Hawk, ofreciendo nuevas oportunidades al contratista principal Boeing para la realización de cambios en la aeronave.
De acuerdo al nuevo plan, el inicio de la fase de producción de la aeronave se retrasará hasta el año 2026 y para enfrentar el nuevo plazo se adquirirán cuatro nuevos aviones para proporcionar capacidad de prueba adicional.
Steve Parker, director ejecutivo interino de la división de defensa de Boeing, dijo en una declaración a Breaking Defense el martes que “valoramos la asociación con la Fuerza Aérea de los EE. UU. y estamos comprometidos a proporcionar a nuestros combatientes el sistema de entrenamiento más seguro y avanzado del mundo”.
“Este enfoque innovador nos permite proporcionar una configuración lista para la producción a la Fuerza Aérea antes de la producción inicial a baja velocidad, lo que reduce aún más cualquier riesgo futuro para la producción. Esto acelerará el camino hacia la entrega de la capacidad crítica en el cronograma que la Fuerza Aérea necesita”, agregó.
El funcionario dijo que los cuatro aviones pueden ayudar en la campaña de pruebas con tareas como evaluar los sistemas de misión y participar en vuelos en formación, pero no están planeados para ser equipados especialmente como los aviones de desarrollo que se utilizan actualmente para pruebas de vuelo.
Como consecuencia del contrato que Boeing firmó en 2018, ubicó al fabricante en la obligación de afrontar sobrecostos provocando pérdidas de más de mil millones de dólares hasta la fecha.
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