"No sabíamos que era invisible": el día que Serbia derribó un F-117A Nighthawk
El derribo del F-117A de Dale Zelko no solo fue un triunfo de la estrategia serbia, sino también un resultado de errores de la OTAN.
En la noche del 27 de marzo de 1999, durante la Operación Fuerza Aliada de la OTAN, un avión F-117A Nighthawk, conocido por ser “invisible” para los radares, fue derribado cerca de Belgrado, Yugoslavia. Este evento marcó la única pérdida en combate de este avión, diseñado para evitar la detección. ¿Cómo lograron hacerlo? La historia combina ingenio, oportunidad y algunos errores clave.
La Operación Fuerza Aliada, liderada por la OTAN, comenzó el 24 de marzo de 1999 con el objetivo de detener la limpieza étnica y las violaciones de derechos humanos que ocurrían en Kosovo bajo el régimen de Slobodan Milosevic. La campaña aérea, que duró 78 días, buscaba degradar la capacidad militar yugoslava y forzar un acuerdo de paz. Más de 1,000 aviones de la OTAN participaron en miles de misiones, incluyendo bombardeos estratégicos y ataques a objetivos militares clave.
Aunque la OTAN logró cumplir su objetivo principal de proteger a la población kosovar y poner fin a las hostilidades, la intervención fue controvertida. Algunos países criticaron la falta de una autorización del Consejo de Seguridad de la ONU, y los daños colaterales en infraestructura civil también generaron cuestionamientos.
El piloto y la misión
El teniente coronel Dale Zelko pilotaba el F-117A, conocido con el indicativo “Vega 31”. Era un aviador con experiencia y varias misiones de combate en su haber. Esa noche, su tarea era atacar objetivos en territorio yugoslavo. Lo que no sabía era que el enemigo había encontrado una forma de contrarrestar la tecnología de su aeronave.
Bajo el mando del coronel Zoltán Dani, las fuerzas de defensa aérea serbias modificaron sus sistemas de misiles S-125 Neva/Pechora (SA-3 “Goa”). Utilizando radares de frecuencias bajas, más antiguos pero efectivos contra aviones furtivos, lograron detectar al F-117A. A esto se sumó una táctica de espera: estudiaron las rutas de los aviones y se dieron cuenta de que la OTAN utilizaba caminos similares con frecuencia.
Esa noche, cuando el “Vega 31” volvió a sobrevolar la misma zona, los radares serbios lo captaron. Dos misiles fueron disparados. Uno explotó lo suficientemente cerca como para dañar el avión y obligar al piloto a eyectarse.
Tras el impacto, Dale Zelko eyectó del F-117A y aterrizó en tierra enemiga. Durante varias horas, evitó ser capturado por las tropas serbias hasta que fue rescatado por un equipo de búsqueda y rescate estadounidense. El avión, sin embargo, quedó en manos del enemigo.
Errores clave de la OTAN
El derribo del F-117A no solo fue un triunfo de la estrategia serbia, sino también un resultado de errores de la OTAN. La repetición de rutas de vuelo hizo que los serbios pudieran anticipar los movimientos de los aviones. Además, esa noche no hubo apoyo de guerra electrónica, como los aviones EA-6B Prowler, que normalmente bloqueaban los radares enemigos. La combinación de estos factores dejó al F-117A vulnerable.
El derribo se convirtió en un importante recurso de propaganda para Serbia. Frases como “No sabíamos que era invisible” circularon ampliamente, y los restos del avión se exhibieron en el Museo de la Aviación de Belgrado como un símbolo de resistencia. A nivel global, el incidente desafió la idea de que la tecnología furtiva era invencible.
Un cierre inesperado
Años después del conflicto, Dale Zelko y Zoltán Dani se conocieron y formaron una amistad. Este gesto de reconciliación demostró que incluso en el contexto de la guerra, es posible encontrar humanidad y entendimiento.
El derribo del F-117A sigue siendo una de las historias más fascinantes de la aviación moderna: un recordatorio de que incluso las tecnologías más avanzadas no están exentas de vulnerabilidades.
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