«Bienvenidos al vuelo de bautismo de Flybondi, la primera low cost de Argentina», dijo la jefa de cabina cuando las puertas se cerraron y el rodaje estaba por empezar. Y una extraña (aunque positiva) sensación recorrió mi cuerpo.
«Low cost argentina», me repetí por dentro, y lo vi casi un oxímoron para un mercado aerocomercial históricamente cerrado a cualquier tipo de competencia o innovación (salvo por algunos breves períodos), tendencia acentuada durante los últimos años del gobierno anterior con el objetivo de permitir el reflote de Aerolíneas Argentinas (algo loable en espíritu, y que yo supe destacar positivamente en su momento dado que significaba tener una política aerocomercial; podías estar de acuerdo o no con ella, pero era una política).
En fin, no quiero alejarme mucho de la temática central de esta publicación, pero no pude evitar arrancar comentando cómo me sentí al momento de estar a punto de volar por primera vez en el avión de la primera low cost de Argentina (¡y mátenme si quieren aquellos fanáticos que no dudarán en llamarme oligarca, cipayo, saqueador, globol.do, etc., etc., etc!).
Para ponerlos en contexto, durante la semana pasada Flybondi realizó varios vuelos de presentación a diferentes provincias, en los cuales invitó a volar a grupos de personas que nunca habían tenido la oportunidad de hacerlo, como chicos o jubilados. El Boeing 737-800 LV-HKS de la compañía visitó Neuquén, Bariloche, Salta, Jujuy y, el viernes 22, Corrientes y Posadas, todo desde el aeropuerto de Córdoba, en donde está basado. Son las provincias con las cuales la compañía firmó algún tipo de acuerdo de apoyo mutuo para facilitar el desembarco de sus vuelos.
En su paso por Corrientes, desde Flybondi (a través de la agencia Muchnik) me invitaron a participar del vuelo que recorrería los alrededores de la ciudad, oportunidad que desde ya no podía dejar pasar para así poder subir quizás el primer reporte de vuelo a bordo de una low cost argentina (con todas las particularidades de este vuelo de «bautismo»).
La cita era a las 12:00 en el aeropuerto «Dr. Fernando Piraginé Niveyro», el cual hace poco más de dos semanas tuvo un importante hito al empezar a recibir vuelos regulares de Amaszonas Paraguay desde Asunción.
A las 12:31 se vio «Nelson», el primer avión de Flybondi, en aproximación final a la cabecera 02 del aeropuerto de Corrientes:
Tocando por primera vez suelo correntino unos segundos más tarde:
Algunas más de la secuencia de aterrizaje y rodaje:
Como se acostumbra en estos casos, «Nelson» fue recibido con el tradicional saludo de las autobombas del SSEI al ingresar a plataforma:
Y luego se ubicó en la posición número 2, sin engancharse a la manga dado que eso no permitiría sacar fotos protocolares al pie del avión.
Personal y directivos de Flybondi junto a autoridades provinciales de Corrientes. Realmente el uniforme, aunque inusual, queda muy bien.
En el hall del sector de arribos tuvo lugar el acto protocolar, en donde se destacó el valor de la llegada de la empresa a Corrientes y su impacto en el mercado nacional, así como adelantar que se espera poder inaugurar los vuelos regulares durante el mes de enero.
Mientras tanto ya había una larga fila en el acceso al preembarque. Los jubilados estaban felices por volar.
¡Vamos arriba de Nelson! (se desató una pequeña polémica en Twitter ayer al ver que Flybondi usaba una escalera de Aerohandling; al no tener equipos propios Intercargo en Corrientes -como tampoco en Posadas por ejemplo, se factura su uso a través de esta última; aunque también hay casos en que las compañías se prestan equipos por camaradería, más en caso de vuelos especiales como este).
Una pequeña transmisión en vivo que realicé al abordar:
Y ahora sí, a bordo! Nos recibió un tripulante tocando la guitarra y cantando, mientras recorría toda la cabina. Se respiraba tanto entusiasmo en la tripulación, en el personal de tierra, y ni qué decir en los pasajeros que estaban a punto de volar, con 60, 70 u 80 años, por primera vez.
Díganle a esta abuela «fuera las low cost»:
O a los tripulantes de cabina de pasajeros que accedían a un puesto de trabajo aeronáutico a bordo basados en el interior:
O a los pilotos:
Por eso me enojé bastante con un seguidor de Twitter que me dijo: «Ojalá se fundan». Porque amé ver tanto entusiasmo. Por lo que, no por favor, pueden criticar todo lo que quieran (desde el nombre hasta la imagen), pueden exigir que cumplan las medidas de seguridad, que respeten a sus empleados, ¿pero que se fundan? En Argentina falta mucha más gente arriba del avión, como pasajeros y como empleados, y no sólo en Buenos Aires, en TODO el país. Que Flybondi, Norwegian, Avianca o las que quieran crezcan todo lo que puedan, y así también Aerolíneas Argentinas y Austral.
Hay que sacar la mayor cantidad de gente posible de los micros y rutas de la muerte y llevarlos a volar.
En fin, a las 13:51 despegamos, luego de los anuncios de rigor, los cuales, como podrán ver en el video, se realizan con un lenguaje más amigable, tuteando a los pasajeros (consulté si esto sería siempre así, o sólo en estos vuelos especiales, y me dijeron que la intención es, cumpliendo siempre con los lineamientos de seguridad-esto me recalcaron varios-, dirigirse a los pasajeros de esa manera). Estallaron aplausos, carcajadas y gritos de alegría. Entiendan, eran gente mayor que nunca había volado, y capaz se había resignado a irse de la vida sin hacerlo.
Por eso anoche tuiteé esto:
Editando el video del vuelo con @flybondioficial…. qué hermoso revivir como disfrutaban volar y lo expresaban sin problemas gente que nunca lo había hecho. Gritos, aplausos, risas. La aviación es mágica gente. Nunca lo olviden. Por más que vuelen 20, 50, 100 o 200 veces al año pic.twitter.com/EIwLn4jD8T
— Aviacionline.com (@aviacionline) December 24, 2017
La cabina del Boeing 737-800 de Flybondi se encontraba en muy buen estado. Pensaba encontrarme con una configuración de asientos insoportablemente incómoda, considerando que estoy acostumbrado a volar en los -800 de Aerolíneas, que llevan 170 pasajeros, y estos tienen 189 asientos. Pero no, el espacio era aceptable.
La cartilla de seguridad, diseñada por el reconocido ilustrador Costhanzo:
Y tras unos 20 minutos de vuelo sobre la ciudad de Corrientes, volvimos hacia el aeropuerto.
Los winglets vistos desde la ventanilla:
Al aterrizar apareció Papá Noel desde el galley trasero repartiendo bolsas de caramelos, una última alegría para los «chicos» que volaron por primera vez:
Una última foto de la cabina casi vacía, antes de descender:
Y ya abajo, para luego presenciar la partida de «Nelson» desde plataforma:
Les agradezco mucho a Flybondi y a la gente de Muchnik (¡genias Rocío y Delfina!) por haberme dado la oportunidad de, no sólo volar por primera vez con la compañía, sino hacerlo en este vuelo tan especial, junto a personas para las cuales la «magia de la aviación» era sólo un lejano concepto que, por fin, pudieron vivenciar.
En este video pueden ver todo el reporte del vuelo: