El avión despegó a las 08H05 del martes. Después, nada más. El aeropuerto de Badajoz cesó esta semana su actividad comercial, sumándose a la lista de infraestructuras fantasma de este país en crisis, tras el despilfarro de dinero público durante la burbuja inmobiliaria.
La situación es paradójica: según AENA, que gestiona los 47 aeropuertos públicos españoles, estos recibieron en 2011 a 204 millones de pasajeros, «el segundo mejor resultado de su historia».
Lejos de los aeropuertos ‘vedettes’ de Madrid, Barcelona y Canarias, se encuentra, por ejemplo, el de Badajoz, cerca de la frontera portuguesa.
Air Nostrum (Iberia (Madrid: IBLA.MC – noticias) ) decidió abandonar sus enlaces «debido a la fuerte caída de las reservas», por «la crisis económica».
Durante el año, el pequeño aeropuerto recibió 56.119 pasajeros solamente, un 8,3% menos que en 2010, después de haber duplicado su superficie.
«El aeropuerto, aunque no haya vuelos comerciales, seguirá abierto y operativo para todo tipo de vuelos», aseguró una portavoz de AENA, mientras la región negocia para convencer a las compañías de utilizarlo.
Este no es un caso aislado. España, cuyo crecimiento estuvo mucho tiempo alimentado por la burbuja de la construcción antes de que estallara en el 2008, cuenta con el mayor número de aeropuertos comerciales de vocación internacional en Europa.
De los 47 aeropuertos públicos, cuatro no tienen ningún vuelo comercial regular: Badajoz, Huesca, Albacete, Córdoba.
Pero «los aeropuertos que tienen menos de 100.000 pasajeros al año, es decir menos de un vuelo al día, realmente son (también) aeropuertos fantasmas», considera Germa Bel, economista de la universidad de Barcelona.
Y «en España hay unos 15 aeropuertos comerciales con menos de 100.000 pasajeros al año», añadió.
En cuanto a los aeropuertos privados, la situación no es mucho mejor: el único en servicio, el de Ciudad Real, abierto en 2008, corre el peligro de cerrar. Su último vuelo, de la compañía Vueling, despegó en octubre.
En cuanto al de Castellón, en la costa mediterránea, inaugurado en marzo del 2011, está desierto, provocando la ira de la oposición socialista, en esta región presidida por la derecha y la más endeudada del país.
Como la mayoría de los aeropuertos hoy abandonados, fue concebido en medio del apogeo de la burbuja.
«En su momento, el aeropuerto tenía su razón de ser, porque iba vinculado a un proyecto superior de incentivo del turismo: junto con este proyecto, se había pensado en unos campos de golf, en unas urbanizaciones…», relata Eva Martínez, diputada socialista regional, quien confiesa que «el aeropuerto más cercano, el de Valencia, está a 50 kilómetros».
«No habría pasado nada si el aeropuerto se hubiera quedado en un proyecto, porque tampoco estaban hechos los campos de golf ni las urbanizaciones», añadió.
«El problema que tenemos es que ya está hecho», dijo antes de detallar la factura: los gastos de personal de 424.000 euros anuales (siete empleados), gastos en publicidad por un total de 30 millones, 90.000 euros por año para cazar los conejos y pájaros gracias a halcones y hurones…
Los costos anuales de funcionamiento son de 7,2 millones de euros «a pesar de no estar en funcionamiento!», recuerda.
«Es un absoluto escándalo que en la situación económica en la que nos encontramos, en el que la comunidad valenciana está en absoluta quiebra, se siga gastando dinero en el aeropuerto de Castellón», condenó.
El Gobierno regional acaba de adoptar una subida de impuestos y recortes presupuestarios, sobre todo en el terreno sanitario, por más de mil millones de euros. La mayoría del resto de las comunidades autonomías también están aplicando medidas de austeridad.
Sobre todos estos aeropueros fantasma «seguramente va a haber mucha discusión sobre qué hacer con ellos, porque no es lógico cerrar un quirófano de un hospital y tener un aeropuerto abierto con 30 ó 40 personas trabajando y sin ningún avión atterrizando», concluyó.
Fuente: AFP