Se debate el futuro de Pluna

Edgardo Gimenez Mazó

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Según publicó ayer el diario El Observador de Montevideo, el poder ejecutivo uruguayo y los accionistas privados de Pluna (25% en manos del estado, y 75% en manos de Leadgate y el grupo canadiense Chorus Aviation), están negociando una reestructuración de la aerolínea nacional que consistiría en una capitalización de la misma por unos USD 30 millones y, quizás la decisión más dificil, un replanteo de la situación operativa que signifique una fuerte reducción de la fuerza laboral, actualmente de 900 trabajadores.

La primera acción es considerada inevitable por el Ministerio de Economía para poder atender las obligaciones de corto plazo de la aerolínea, y poder mantenerla operativa.

La segunda se hace necesaria para poder proyectar su estabilidad en el mediano plazo, y consistiría también en frenar su plan de expansión y vender o alquilar alguna de las 13 aeronaves que hoy conforman su flota.

Fuentes confirmaron al medio uruguayo que los inversores privados estarían dispuestos a continuar en Pluna y a aportar más capital, pero siempre y cuando se mejoren las condiciones competitivas del negocio en Uruguay, como la de la habilitación por parte de Uruguay de una ruta que sobrevuele la costa uruguaya en el puente aéreo Buenos Aires-Montevideo, lo cual ayudaría a reducir un 30% el costo de cada vuelo, algo a lo que el estado no habría accedido por deficiencias en los controles aéreos.

Por otro lado, El Observador señala que desde el estado uruguayo no estarían dispuestos a buscar un nuevo socio privado para que capitalice a la compañía, y que, si no se avanza en ningún acuerdo, la última opción sería declarar la quiebra de la aerolínea e ir a un concurso de acreedores, para que luego el estado ofrezca a la venta lo que llaman el activo «bandera uruguaya» a otro privado, mencionando a Lufthansa como uno de los potenciales interesados en hacer pie en la región.

 Otro de los reclamos de los socios privados de Pluna pasan por la débil posición que el gobierno uruguayo tiene ante el argentino, al que acusan de perjudicar a la compañía mediante diferentes decisiones políticas como la de no permitir a Pluna volar a Bariloche y Mendoza o la de las restricciones para sacar dólares desde Argentina.

Lo curioso es que, a pesar de toda esta coyuntura, Pluna cerrará este año con una facturación récord cercana a los USD190 millones, y ha llegado a posicionar a Montevideo como un hub realmente competitivo para conectar entre sí distintos destinos del cono sur, desde donde opera a 8 ciudades en Brasil (Porto Alegre, Florianópolis, Foz de Iguazú, San Pablo, Brasilia, Curitiba, Río de Janeiro y Belo Horizonte), 2 en Argentina (Buenos Aires y Córdoba), una en Paraguay (Asunción) y dos en Chile (Santiago y Concepción), además de Punta del Este, en Uruguay.  Además, a principios de este año, y gracias a la apertura del mercado de cabotaje chileno a operadores extranjeros, Pluna se aventuró a empezar a ofrecer vuelos regulares entre Santiago y Concepción, en una maniobra realmente arriesgada considerando que significaría meterse en la tierra de la gigante sudamericana LAN, y atentar contra la ya establecida operación de un local importante como Sky.

Sobre la posibilidad de que el estado intervenga en Pluna, una fuente de la parte privada comentó a El Observador que «es extremadamente improbable», y agregó, «En Pluna el problema no es de transparencia».

La actual situación estalló la semana pasada cuando toda la operación de la empresa corrió peligro de detenerse ante la negativa de la petrolera estatal uruguaya ANCAP de seguir proporcionando combustible a Pluna por causa de falta de pago, algo que llegó a solucionarse el jueves 31 con el pago de USD600.000.

 

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