En enero de este año y luego de un proceso de integración y certificación ante las autoridades aeronáuticas que llevó casi un año y medio, Alas Uruguay empezó a operar vuelos regulares entre Montevideo y Asunción. Algunas semanas después arrancó sus vuelos hacia Buenos Aires. Con estos dos destinos como red inicial y una flota de tres Boeing 737-300, la compañía vino manteniendo un delicado «equilibrio».
En julio, con sueldos atrasados y algunos problemas con proveedores, devolvió una de las aeronaves, la CX-OAB, y en septiembre de este año, desde el Portal de América alertaban que en los sistemas de Alas Uruguay había vuelos cargados hasta fin de año sólo hacia Aeroparque (11 vuelos semanales), pero nada de Asunción, por lo que presumían que difícilmente la ruta se iba a operar durante octubre, lo cual fue fue más que correcto porque el viernes los colegas de AeronauticaPy comentaron que Alas Uruguay había dejado de volar a la capital uruguaya, información que para el fin de se había esparcido hacia los medios masivos y fue confirmada por fuentes de la empresa, que decían que la misma dejó de ser rentable tras la competencia planteada por Amaszonas, por lo que se estudiaría volver a operarla en abril de 2017. Alas Uruguay operaba tres vuelos semanales entre ambas capitales, los cuales transportaron, de acuerdo a información de la autoridad aeronáutica paraguaya, unos 12 mil pasajeros desde que arrancaron, alcanzando una ocupación promedio del 40%.
Bajo este panorama, en el cual se rumorea que también se estaría por devolver otro Boeing 737-300, el CX-OAA, el futuro no luce muy prometedor para una Alas Uruguay que, estimo, debe estar haciendo hasta lo imposible para tratar de llegar con vida al oasis que puede ser la temporada de verano. Ya se han hablado acerca de fusiones o alianzas con Amaszonas, BoA y Azul entre otras, pero nada concreto hasta ahora.
En un duro editorial publicado hoy en el Portal de América, su director, Sergio Antonio Herrera, dice: «No creemos que en el mes de noviembre, Alas Uruguay esté operando. Seguramente se pedirá una dispensa por sesenta días para mantener la vigencia del certificado de operador aeronáutico y continuarán las negociaciones de alianza, de sociedad, de venta lisa y llena». Les recomiendo leer el editorial completo, ya que, bajo el título «Alas Uruguay: la verdad y nada más que la verdad», Herrera, que también es autor del libro «Pluna, el riesgo de volar alto», brinda interesantes detalles sobre la etapa previa a la concepción de Alas Uruguay, la caída de Pluna, el difícil parto de la nueva aerolínea y su complicada primera infancia que parece ser todo a lo cual podría llegar a aspirar la compañía «heredera» de aquella histórica Primeras Líneas Uruguayas de Navegación Aérea. Una pena por los trabajadores aeronáuticos, que siempre terminan pagando las decisiones tomadas en las altas esferas de las empresas y los gobiernos.
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