Sobre la base del actual aeródromo de Casarrubios, ubicado a unos 30 kilómetros al sur de Madrid, un grupo de inversores privados planea construir un aeropuerto dedicado a la operación de aerolíneas low cost, que además se convertiría en el segundo aeropuerto en servir a la capital española, luego del de Barajas.
Con una inversión inicial de 148 millones de euros, las nuevas instalaciones podrían abrirse en el año 2023. Éstas consistirían de una terminal de 15 mil metros cuadrados, una nueva torre de control, una nueva pista de 3.200 metros y más de 50 mil metros cuadrados dedicados a plataformas y hangares. También se planea construir una terminal de cargas y un centro para la formación e instrucción de pilotos y técnicos, todo lo cual se integraría con un parque industrial y de negocios de 2,5 millones de metros cuadrados.
Los empresarios detrás de «Air Madrid City Sur», nombre del proyecto, dicen que manejando costos hasta un 50% menores que los de Barajas, ya han despertado el interés de aerolíneas como Ryanair, easyJet y Norwegian, proyectando que durante el primer año podrían movilizar unos 300 mil pasajeros, cifra que llegaría a 3,4 millones en 2028, 9,6 millones en 2038 y 16,4 millones en 2053.
El proyecto ha alzado voces a favor y en contra, o al menos de cautela. Un nuevo aeropuerto comercial en el congestionado espacio aéreo madrileño podría implicar un rediseño del mismo para evitar conflictos no solo con Barajas, sino también con Torrejón, Cuatro Vientos y Getafe. Así también hay quienes temen que la competencia afecte a comercial y financieramente a Barajas, operada por AENA, empresa participada en un 51% por el estado español.
A esto último, desde Air Madrid City Sur responden que actualmente las aerolíneas low cost solo representan el 30% de los 50 millones de pasajeros que Barajas moviliza por año, cuando la media en aeropuertos europeos ronda el 50%, lo que significa que hay una importante porción de tráfico que ellos podrían explotar desde Casarrubios.