El ciclo es repetido, y casi que no se corta nunca. La cofradía de los que hablan con el diario del lunes se siente fuerte en los primeros momentos, con el asunto tibio. No importa qué asunto: lo primordial es hablar primero, y profetizar grandes males y plagas centenarias.
Cuando cayó el primer MAX fue preocupante, y ni que hablar cuando cayó el segundo: inmediatamente detrás del segundo accidente, las comadronas a los gritos. La esposa del Reverendo Alegría clamando si alguien puede pensar en los niños. Y atrás, los vaticinios: que Boeing había quedado afuera del círculo de confianza de la industria. Que mañana quiebra. Que quema todos los MAX que no entregó y le compra cinco mil A320neo a Airbus para entregarle a los clientes. Que el MAX tiene un error aerodinámico. Que no sirve. Que se va a hundir en juicios y a partir de ahora va a dedicarse a otra cosa. Que nadie va a operar un MAX nunca más. Y válgame Dios que tenga un nuevo pedido.
Bueno, todo eso quedó un tanto en el plano onírico hoy, cuando IAG cerró una carta de intención por 200 MAX. Y más temprano varios pedidos de Dreamliner, que tuvo tantos problemas como el MAX pero no se cayó ninguno por eso todos nos olvidamos fácil de lo que conviene, y también cerró más 737-800 BCF. Y el avión que hasta ayer estaba condenado a la sombra y al terror hoy fue la estrella del show. Porque volvió de las tinieblas. Y no es así. No era así. Porque la novela de la media tarde a la que se subieron los medios grandes que de aviación hablan poco y mal, y los supuestos especialistas que de aviación hablan mucho y mal tiene bastantes más capítulos que los que pueden ver. Hacia adelante, claro que sí. Pero sobre todo, hacia atrás.
La industria de la aviación está repleta de aviones que aprenden con sangre sus limitantes. Infestada de gente que hace mal su trabajo y genera accidentes. Plagada de autoridades administrativas y de seguridad que perdieron de vista lo obvio, sea por exceso de confianza o porque hubo un interés atrás de esa negligencia. Hace décadas que pasa. Hace un montón que venimos discutiendo todo lo que se discutió en estos meses. La diferencia es que la ignorancia puede pasar por candor cuando presenta un tema viejo como si fuera el nuevo gran debate. Pero no, hay muchas ganas de analizar la película a partir de una foto. Que no cuenta nada sin el contexto. Pero claro, es más fácil pararse sobre los restos del avión y gritar si alguien puede pensar en los niños.
El Boeing 737 MAX tenía hasta ayer 4700 aviones por entregar. Hoy tiene 4900. Y cuando vuelva al ruedo, si no hay una opción superadora en el mercado, habrá operadores a los que le convendrá adquirirlo y operarlo. Habrá que tener el ojo más que atento a cómo vuelve, y no será privativo de los cruzados éstos que pedían que el MAX arda en la pira. A nadie le resultará más necesario que el avión no tenga un sólo accidente más. Y aún así, no hay forma de asegurar tal cosa. Podremos, como todas las veces, trabajar para evitar aquello que conocemos, y mitigar los efectos de aquello que no conocemos. Ojalá el MAX no tenga un solo rasguño en los 30 años de servicio que tiene por delante, en todas las compañías del mundo en los que opera o va a operar. Pero así es la industria, pese a los deseos que los Caballeros del Pañuelo Fácil atesoran con tanto anhelo. Si un día pasa, volverán a la carga envalentonados. Y acá estaremos, en la trinchera de la sensatez, tratando de hacerle entender a la gente que viaja que esta industria es la más segura del mundo. Tal vez, porque estas cosas pasan y nos sacuden hasta la médula. Y aprendemos de los muertos.
El MAX ha muerto, que viva el MAX.
Deal with it.
Hola, estoy siguiendo el tema. Soy estudiante de Turismo. El asunto es que pocas veces el “accidente” se repite por la misma falla técnica. Es sabido que se dice que el transporte aéreo es uno de los más seguros. De hecho, el CEO de Boeing declaró hace muy poco que la estadística mide un 95% de seguridad. Si al 5% restante le sumás el derrape técnico en la fabricación y en los controles…creo que dá para preocuparse. Se siniestran aviones por infinidad de causas y le dicen accidente, si la causa se repite, y se comprueba que un equipo tan delicado como el MCAS falla, yo lo llamo negligencia.