Resonancia en tierra: un partido de ping pong y el día que un piloto de helicóptero salvó a McGyver

Matías Laferla

¿Les gusta el ping pong? Con mis amigos pasábamos horas jugando en la casa de uno que tenía mesa, paletas y pelotitas. Bueno, si alguna vez jugaron al ping pong, al tenis o al paddle, se deben haber percatado que al comienzo de cada punto, la velocidad de la pelota es más lenta que al final. Es decir la velocidad de la pelota se va acelerando con cada golpe que recibe y se va haciendo cada vez más difícil, al jugador que la recibe, reaccionar y devolver el golpe.

Bueno, el tema que vamos a tratar hoy se relaciona en cierto aspecto con este deporte. De un lado de la cancha vamos a tener al rotor principal del helicóptero y del otro a los patines de aterrizaje o, según el modelo de helicóptero, las ruedas de aterrizaje. La mesa o la cancha donde pique la pelota va a ser el fuselaje y en vez de una pelotita, entre ambos contendientes se lanzarán una vibración, como un pulso eléctrico.

En vez de ping pong, este juego (que de divertido no tiene mucho, por lo menos para los que estén arriba del helicóptero) se va a llamar «Resonancia en Tierra» y les puedo asegurar que causa más destrozos, día a día, que cualquier otra falla.

Pero ilustremos un poco el tema del cual vamos a hablar con un didáctico video:

Efectivamente eso que vieron más arriba es un helicóptero de metal. No es de papel ni de madera balsa. Así de destructivo puede ser este fenómeno. Y lo pueden sufrir helicópteros chicos, grandes o medianos. Acá, por ejemplo, un viejo Chinook llega al fin de sus días siendo objeto de pruebas de fatiga de material por vibraciones.

La resonancia en tierra es un fenómeno que se da por el «intercambio» de vibraciones entre el rotor principal y el patín o el tren de aterrizaje cuando éste se encuentra en contacto con el suelo. Éste contacto con el suelo es condición necesaria para que se produzca el fenómeno. De allí su nombre.

Se produce cuando una alteración o perturbación mueve el centro de gravedad del rotor principal. Esta alteración puede deberse a muchas causas: una ráfaga de viento fuerte, alguna pala que no se encuentre balanceada o «en tracking» o, el más común de todas las causas, un aterrizaje brusco.

Cuando esto sucede, el centro de gravedad del rotor principal, que se encuentra girando a gran velocidad, vibra y transmite esa vibración al fuselaje y de ahí a los patines de aterrizaje o las ruedas. Y así comienza el game.

Como el tren de aterrizaje se encuentra en contacto con la superficie de la tierra y no una superficie móvil donde descargar la vibración, «devuelve» la vibración hacia el fuselaje y de ahí al rotor principal. Al llegar al rotor principal, la vibración vuelve a mover el centro de gravedad del rotor y la inercia del giro vuelve a mandar la vibración (la pelotita) al fuselaje y de ahí al patín de aterrizaje. Así el proceso se repite haciéndose cada vez más intenso y moviendo cada vez más el centro de gravedad del helicóptero.

Es como cuando la ropa se amontona en un solo lado del lavarropas y el tambor empieza a girar en un eje cada vez más amplio y parece que todo el aparato va a empezar a dar vueltas por la casa si no se lo detiene.

Para que se dé este fenómeno dijimos que deben cumplirse algunas condiciones: 1) que el helicóptero se encuentre en contacto con el suelo, 2) el helicóptero debe tener 3 o más palas (lo más usual es encontrar este fenómeno en helicópteros de 3 palas). Los helicópteros de 2 palas como el Huey UH-1H o el Bell 212, no se ven afectados por este fenómeno aunque no están exentos de sufrir vibraciones destructivas.

Para solucionar la situación el piloto debe estar muy alerta al primer signo de ingreso en resonancia y actuar con rapidez. Lo más fácil y sano es salir rápidamente al estacionario, es decir, evitar el contacto con el suelo. Sin «tierra» deja de existir la «Resonancia en tierra».

La otra opción es quitarle inercia al rotor principal, es decir, que deje de girar, disminuir la potencia, apagar el motor y, si es posible, detener el rotor con el freno manual de rotor. Esta opción requiere de mucha rapidez por parte del piloto ya que, si no se actúa a tiempo, puede llegar un momento en que las vibraciones sean tan fuertes que nos impidan controlar lo que queremos hacer con nuestros brazos.

Si no se toma una acción inmediata, en este juego el game termina siempre de la misma manera: con el helicóptero destruido.

Cuando yo era chico, mi héroe era el fantástico McGyver (si no sabes quién es, te perdiste de la mejor serie de televisión de la era pre-internet). El tipo resolvía situaciones gravísimas utilizando sólo su ingenio, una navaja y las herramientas que tenía al alcance de la mano.

En uno de los episodios de la serie, los personajes llegan en helicóptero a la terraza de un edificio. En la escena se alcanza a ver claramente cómo el helicóptero, un Gazzelle tripala de fabricación francesa, empieza a sufrir el efecto de resonancia en tierra. Por suerte el piloto fue capaz de percibir la situación y actuó rápido sacando el helicóptero al aire nuevamente. Incluso sin cerrar la puerta del lado del pasajero…

Podemos decir que un piloto de helicópteros salvó a la serie de una verdadera catástrofe… gracias, quien quiera que fueses, por haberme dejado disfrutar de McGyver un tiempo más.

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