La Fuerza Aérea de los EE.UU. develó su propuesta presupuestaria para el año fiscal FY 2023, en la que pide fondos por USD 169.5 mil millones, un 8% mayor respecto a la del 2022. Sin embargo, pretende retirar del servicio mas de 150 aviones para reinvertir ese dinero en nuevas capacidades.
El Pentágono brindó una reunión informativa a la prensa sobre la solicitud de presupuesto de la Fuerza Aérea para el año fiscal 2023. Ésta estuvo a cargo de la Subsecretaria de la Fuerza Aérea, Gina Ortiz Jones, y del Subsecretario de Presupuesto, General de División James Peccia.
Desde el principio dejaron algo bien en claro. El creciente poderío de China es el principal desafío para EE.UU., y Rusia continúa representando una amenaza grave a su política de seguridad.
Es por ello que la propuesta presupuestaria para el FY 2023, al igual que la del FY 2022, representa el esfuerzo del Pentágono en hacer foco en aquellas tecnologías que permitan obtener rápidamente una ventaja decisiva sobre estos adversarios, dejando de lado sistemas que pronto serán obsoletos en un escenario de guerra altamente tecnologizado.
El presupuesto combinado de la Fuerza Aérea y la Fuerza Espacial norteamericana propuesto al Congreso para el FY 2023 es de USD 194 mil millones, de los que el Comando Espacial recibirá USD 24.5 mil millones, lo que representa un incremento del 34.5% respecto del presupuesto 2022.
«La solicitud de presupuesto del Departamento de las Fuerzas Aéreas para el año fiscal 2023 ofrece un sólido equilibrio entre la satisfacción de las necesidades inmediatas de los comandantes de combate en la actualidad y la inversión en las capacidades modernizadas que las Fuerzas Aéreas y Espaciales requieren para disuadir y, si es necesario, derrotar la agresión de China o Rusia en el futuro», dijo el Secretario del Ejército del Aire Frank Kendall.
Programas prioritarios para la USAF
Disuasión nuclear
Minuteman III
Unos 3.600 millones de dólares (frente a los 2.500 millones de la propuesta de 2022) serán destinados a revitalizar el componente de Disuasión Estratégica Basada en Tierra, o GBSD, de los que 1.100 millones de dólares serán destinados para investigación, desarrollo, pruebas y evaluación para modernizar la envejecida infraestructura de silos de lanzamiento y los misiles Minuteman III.
B-21 Raider y compañía
Para continuar el desarrollo y la certificación nuclear del bombardero de largo alcance B-21 Raider, se quieren destinar USD 3.250 millones (USD 320 más que el presupuesto anterior), a fin de acelerar su desarrollo y pronto comienzo de producción en serie.
Como novedad, durante la reunión informativa se comentó que se está evaluando desarrollar un compañero no tripulado para el B-21 Raider, para maximizar su capacidad de combate y de supervivencia.
Armamento hipersónico
El complicado programa norteamericano de desarrollo de armamento hipersónico de lanzamiento aéreo, tendría un incremento en su presupuesto de 138 millones de dólares (577 millones de dólares frente a los 438 millones del 2022).
Programa de Dominio Aéreo de Próxima Generación (NGAD)
La familia de sistemas de combate aéreo de próxima generación, que incluye un caza de sexta generación tripulado, junto a sistemas de combate no tripulados, recibiría un presupuesto de 1.700 millones de dólares. Para el presupuesto FY 2022, este programa fue financiado con USD 1.525 millones.
Compras de nuevas aeronaves
F-35A
El presupuesto propuesto para el 2023 prevé la compra de solo 33 cazas stealth F-35A a la firma Lockheed Martin, frente a las 48 unidades encargadas para el año 2022. Sin embargo, en la rueda de prensa se aclaró que la USAF sigue comprometida en comprar 1.763 F-35A, y seguirán adquiriendo este avión durante los próximos 15 años.
El recorte de los pedidos sería para darle tiempo a Lockheed Martin para solucionar los problemas que recurrentemente aquejan a la aeronave, mediante la aplicación del programa de modernización Technical Refresh 3.
Esta modernización es la antesala del futuro F-35 Block 4, que es la aeronave que ganó los concursos en Finlandia, Suiza y Canadá, y es la versión que la USAF está esperando, porque solucionaría casi todos problemas sufridos por los bloques anteriores, al tiempo que agrega nuevas capacidades avanzadas.
F-15EX Eagle II
El programa de sustitución del F-15C Eagle por la versión más nueva y avanzada Eagle II, recibe un impulso adicional, ya que se quieren destinar 2.800 millones de dólares del FY 2023 para la compra de 24 unidades, el doble de aviones que los ordenados para el 2022.
KC-46 Pegasus
El presupuesto FY 2023 destinaría USD 2.900 millones para la compra de 15 aviones cisterna Boeing KC-46 Pegasus. Este es un programa prioritario para la Fuerza Aérea, ya que la flota de viejos KC-135 está siendo retirada del servicio a gran velocidad.
Buscando el ahorro
La Fuerza Aérea de los EE.UU. busca desinvertir en varios de sus activos aéreos que considera que ya son inadecuados para la guerra aérea moderna o que, por su edad, son demasiado onerosos para mantener, a fin de redirigir ese dinero a programas que les interesan más para su desarrollo futuro.
F-22 Raptor
Sorpresivamente, la USAF busca dar de baja 33 aviones de superioridad aérea de quinta generación F-22 Raptor, de los 186 aparatos que tienen en inventario.
Según lo informado, estos aviones son del bloque 20 y se usan principalmente para fines de instrucción y no poseen capacidad de combate real.
Repararlos para que vuelan a tener capacidad de combate, representaría una inversión de 1.800 millones de dólares durante un período de 8 años. La Fuerza Aérea prefiere redirigir ese dinero hacia los programas de modernización del F-35, la modernización del resto de la flota de F-22 y el desarrollo del programa NGAD.
E-3 AWACS
De los 31 aviones de alerta aérea aerotransportada E-3 AWCAS, la USAF retirará 15 aviones, mientras continúa la modernización de las 16 unidades restantes.
En la rueda de prensa se aclaró que se sigue con el desarrollo del futuro reemplazo del E-3, el cual probablemente sea el Boeing E-7 Whedgetail, al tiempo que también se invertirá en reemplazar parte de esas capacidades con satélites especializados.
A-10 Wharthog
La USAF quiere dar de baja 21 A-10 Wharthog durante el año 2023, por considerarlo un avión cuyas chances de supervivencia en un conflicto de alta intensidad contra un adversario que esté en paridad tecnológica con EE.UU., son muy bajas.
La Fuerza Aérea tiene la intención de que los aviones F-16, cuyo programa de modernización estará pronto en marcha, reemplacen a los A-10 como los principales aviones de apoyo a la tropa en tierra.
El año pasado también se intentó dar de baja parte de la flota de A-10, 42 unidades para ser exactos, pero el Congreso no autorizó a la USAF a retirarlos del servicio.
MQ-9 Reaper
La Fuerza Aérea se deshará de 100 sistemas no tripulados MQ-9 Reaper (de los 300 que posee actualmente), los cuales serán transferidos a diferentes agencias gubernamentales.
E-8 JSTARS
La USAF busca retirar ocho de sus aviones E-8 JSTARS (Sistema de Radar Conjunto de Vigilancia y Ataque a Objetivos) durante el 2023, y los cuatro restantes para el 2024.
Las capacidades proporcionadas por estas aeronaves serán reemplazadas por sistemas aéreos no tripulados y nuevos satélites de vigilancia.
T-1 Jayhawk
Se busca dar de baja 50 de los 177 aviones de instrucción T-1 Jayhawk, ya que, con los nuevos instrumentos tecnológicos disponible para el entrenamiento, como la realidad virtual, se reduce el tiempo de instrucción en el aire de los futuros pilotos.
C-130 Hercules
La USAF sigue adelante con su transición del Hercules al Super Hercules. Durante el 2023 se darían de baja 10 C-130H y se incorporarán cuatro nuevos C-130J.
Fuerza Espacial
El presupuesto del Comando Espacial sigue aumentando con los años, toda vez que el dominio del espacio va ganando relevancia estratégica, y varias de las funciones que antes eran cubiertas por aviones tripulados, cuya obsolescencia va en aumento, serán reemplazados por satélites de vigilancia e inteligencia. En especial para la creación de inteligencia terrestre, naval y de señales.
El presupuesto propuesto proporciona financiación a la Fuerza Espacial para tres lanzamientos espaciales de seguridad nacional, tres lanzamientos adicionales de la Agencia de Desarrollo Espacial y dos lanzamientos que pondrán en órbita satélites GPS III, cruciales para mejorar la resistencia de la constelación de posicionamiento, navegación y temporización a la que acceden miles de millones de usuarios diariamente.
Se busca financiar con 987 millones de dólares el desarrollo de nueva tecnología espacial y la creación de prototipos de medios de alerta/rastreo de misiles.
Unos 1.000 millones de dólares se usarán para el desarrollo de los segmentos terrestre y espacial del sistema de alerta de misiles por infrarrojos persistente de próxima generación, que buscará hacer frente a las amenazas emergentes como los misiles hipersónicos rusos y chinos, así como a los vehículos de reentrada independientes de los misiles balísticos nucleares de nueva generación.
Se trata de mantener la ventaja tecnológica
El camino que plantea la USAF para este proyecto de presupuesto, sigue la línea de la ruta perfilada en el presupuesto del FY 2022. Achicamiento, reducción de gastos corrientes y fuerte inversión en desarrollo de medios que otorguen una ventaja tecnológica decisiva frente a la amenaza creciente de potencias en expansión como Rusia o Irán, pero principalmente de China.
La apuesta de la USAF es por medios aéreos netamente superiores a los actualmente existentes, como el programa NGAD o el B-21 Raider, acompañado por una creciente cantidad de sistemas aéreos no tripulados de nuevo diseño y por el establecimiento del dominio espacial sobre sus rivales.
De todas formas, hay que recordar que es el Congreso de los EE.UU. el encargado de estudiar y sancionar este proyecto de presupuesto, y es posible que no todo salga a pedir de boca de la USAF, como en el caso de los A-10 Warthog, cuya baja de servicio es buscada desde hace años, pero que el Congreso hasta ahora no lo ha permitido.