Republic Airways, una aerolínea regional estadounidense que opera vuelos para United, American Airlines y Delta, solicitó a la Administración Federal de Aviación (FAA) que le permita, como remedio frente a la escasez de pilotos, contratar personal con la mitad de las horas de vuelo requeridas normalmente.
Republic opera servicios para American Eagle, Delta Connection y United Express, las ramas regionales de las «Big 3». Para esto, la aerolínea cuenta con una flota de 218 unidades -la mayor del mundo- de Embraer 170 y 175.
En concreto, la empresa busca que se la exceptúe del requerimiento del título 14 del Código Federal de Regulaciones (CFR). En el subcapítulo 61.159 se plantean los requisitos para la licencia ATPL (Airline Transport Pilot License), necesaria para volar aviones de pasajeros en operaciones comerciales. Allí, se indica que un piloto requiere 1.500 horas de vuelo para obtener la habilitación.
Sin embargo, existe una excepción, que se encuentra en el parágrafo 61.160: «un piloto militar estadounidense puede solicitar la licencia de transporte de línea aérea restringida (R-ATP) con un mínimo de 750 horas de tiempo total de vuelo». Republic ha basado su petición en esta cláusula.
Argumentos de la aerolínea
Republic es la única aerolínea regional que posee su propio programa de formación: la academia LIFT (Leadership in Flight Training). Este opera en conjunto con universidades y permite obtener licencias R-ATP. Sin embargo, estas licencias requieren entre 1.000 y 1.250 horas de vuelo, dependiendo la carrera que se hace en paralelo con la formación como piloto.
Ahora, en una presentación ante la FAA realizada el 15 de abril, Republic planteó un argumento bastante particular: como su programa de formación es muy similar al entrenamiento recibido en la USAF, los pilotos que egresan del mismo tendrían aptitudes similares a los pilotos militares. Entonces, si a los militares se les permite volar aviones de pasajeros con la mitad de las horas normalmente requeridas, también debería permitírsele a los pilotos de Republic.
Diseño del programa
Una vez admitidos, los estudiantes siguen un plan de formación muy estructurado. Según la aerolínea, el diseño de su programa R-ATP se ajusta específicamente «a la normativa y a la formación que brinda el ejército». Señala la petición que «al igual que el militar, nuestro entrenamiento incluye un riguroso proceso de selección y admisión. Con esto se busca garantizar la aptitud e idoneidad de los candidatos para ser pilotos».
Además de aprender a volar, paralelamente se forman como empleados de la compañía. A la enseñanza básica de vuelo se suma así la instrucción sobre los procedimientos estándar (SOPs) de la compañía.
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Republic tiene estructurado su programa de formación en sucesivas «puertas«. Estas están diseñadas para evaluar continuamente el rendimiento de cada estudiante. Las puertas aseguran que los futuros pilotos se desempeñan a un nivel que los califica para continuar dentro del programa.
Si un candidato no consigue superar una de dichas puertas, se le ofrecerá la oportunidad de continuar su formación por fuera del programa R-ATP -es decir, debiendo acumular 1.500 horas de vuelo-. Esta segunda vía se implementa debido a los elevados niveles de exigencia del programa.
Sistema de control interno
A dicha exigencia se agrega un sistema de control interno sumamente comprensivo. Indica la compañía que su propuesta de programa «es un sistema cerrado en el que los estudiantes son formados en un entorno altamente estructurado y específico».
Según la presentación, «todo el proceso de formación será analizado en forma conjunta. Esto garantiza la adecuación del candidato a cada requisito de calificación». Estos datos, según Republic, le otorgan la capacidad de ajustar el contenido según sea necesario. «Esta mecánica es similar a la usada en el ejército, por lo que los profesionales formados deberían contar con las mismas aptitudes», concluye.
Abriendo la puerta a la diversidad
«El lento progreso hacia la diversificación de la tripulación de vuelo exige un compromiso de toda la industria», reza Republic en su presentación. La aerolínea señala que el proceso de formación actual, en lo que a inclusión hace, «está roto». Según la empresa, «los métodos existentes han hecho poco para eliminar las brechas estructurales» en el entrenamiento de tripulaciones de vuelo.
La carrera de piloto ha sido históricamente cara y autofinanciada. El costo varía, pero una cifra en torno a los 200.000 dólares no es exagerada. Republic plantea que su plan de entrenamiento ofrecería un medio asequible de formación que sería accesible a un gran número de candidatos, minorías incluídas. La aerolínea confía en que, mediante una sumatoria de subsidios, becas, préstamos y estipendios, los candidatos con aptitudes podrán acceder a la carrera independientemente de su situación financiera.
Además de proporcionar ayuda económica, Republic se asociará con organizaciones sociales con el fin de generar interés en la aeronáutica. Estas, aparte, colaborarían en la identificación y reclutamiento de potenciales candidatos.
Republic indica que de aceptarse la petición, esta favorecería a la industria en general. «Otras aerolíneas pueden ofrecer un programa similar, aplicando los mismos criterios de rigurosidad y estructuración». Esto permitiría «abrir el juego y generar oportunidades para que los aspirantes puedan formarse siendo patrocinados por las aerolíneas», concluyó la compañía.