El presidente Jair Bolsonaro decidió ayer martes vetar la propuesta del regreso del equipaje gratuito en los vuelos comerciales de Brasil.
La decisión se produjo en las últimas horas que le restaban a Bolsonaro para poder vetar la Medida Provisional 1.089/2021, que entre otras cuestiones incluía el regreso de la franquicia de equipaje facturado de hasta 23kg en vuelos nacionales y 30kg en vuelos internacionales (antes era de 32kg).
Según reporta nuestro medio asociado, Aeroin, hasta 2017 Brasil era uno de los pocos países que incluía el equipaje facturado en todas las tarifas aéreas, por decisión del gobierno. Con la Resolución 400 de la ANAC, esta norma cayó y desde entonces las compañías han empezado a cobrar por el equipaje facturado. En aquel momento, la medida se adoptó con el fin de alinear el país con las prácticas internacionales, fomentar la competencia y los nuevos participantes.
La decisión se publicará mañana en el Boletín Oficial de la Unión, pero fue adelantada por el Ministerio de Infraestructuras. En un comunicado oficial, el gobierno dijo que «sin embargo, después de escuchar a los departamentos ministeriales competentes, el Presidente de la República decidió vetar, en contra del interés público, una disposición que establecía que el proveedor de productos o servicios tendría prohibido, entre otras prácticas abusivas, cobrar cualquier tipo de tarifa por una pieza de equipaje de no más de 23 kg en vuelos nacionales y no más de 30 kg en vuelos internacionales».
Como cualquier diputado, el Congreso puede votar y anular el veto, pero este escenario es bastante improbable, debido a la división del tema en ambas cámaras, al igual que no se hizo en el primer veto de hace años.
Si el veto no se producía hasta hoy, la Medida Provisoria iba a ser promulgado en su totalidad, y se temía que desplazara a las compañías de bajo coste como JetSmart y Flybondi.
En la práctica, la propuesta aumentaría los costes de los servicios aéreos y el riesgo regulatorio, lo que reduciría el atractivo del mercado brasileño para los posibles nuevos participantes y contribuiría a aumentar los precios de las tarifas aéreas. En resumen, la norma tendría el efecto contrario al deseado por los legisladores.
Además, entre otros impactos, la creación de una nueva obligación para las compañías aéreas podría llevar a cuestionar y perjudicar los tratados internacionales de los que Brasil es signatario. Por otra parte, en la actualidad existen acuerdos bilaterales negociados con 115 países, la mayoría de los cuales se basan en la libertad de oferta y de precios. Además, prohibir el cobro de franquicias de equipaje penalizaría a la aviación regional, que opera con aviones más pequeños que no pueden transportar equipaje de hasta 23 kg para todos los pasajeros.