El domingo 11 de diciembre, la nave espacial Orión amerizó en el Océano Pacífico, al oeste de Baja California, y completó así su regreso con éxito a la Tierra luego de 25 días de travesía, una órbita completa alrededor de nuestro único satélite natural y más de dos millones de kilómetros recorridos.
Antes de ingresar a la atmósfera terrestre, el módulo de la tripulación se separó de su módulo de servicio, el propulsor proporcionado por la Agencia Espacial Europea (ESA). La cápsula ingresó a una velocidad de Mach 32 (o 32 veces la velocidad del sonido) y soportó temperaturas de reentrada de hasta 2.760 °C.
Luego del amerizaje, se recuperó la nave y los tres maniquíes de prueba a bordo, todos ellos equipados con sensores y monitores de vibración para estudiar el hipotético impacto de la operación en seres humanos. La NASA declaró que la prueba «superó las expectativas» y demostró que Orión «puede soportar condiciones extremas».
«Desde el lanzamiento del cohete más potente del mundo hasta el excepcional viaje alrededor de la Luna y el retorno a la Tierra, esta prueba de vuelo es un gran paso adelante en la generación Artemis de exploración lunar», destacó Bill Nelson, administrador de la NASA.
Artemis I, el primer paso en el camino de regreso a la Luna
El retorno significó el último hito de la misión Artemis I, primera operación de vuelo espacial del programa Artemis de la NASA, que tiene como objetivo lograr, por primera vez desde 1972, un alunizaje tripulado en 2025. El objetivo de largo plazo es establecer allí una presencia sostenida para posibilitar las misiones humanas a Marte a partir de la próxima década.
La misión había comenzado el 16 de noviembre con el despegue del vehículo de lanzamiento SLS («Sistema de Lanzamiento Espacial») desde la plataforma 39B del Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral, Florida. Durante la prueba, Orión permaneció en el espacio sin acoplarse a una estación espacial durante más tiempo que cualquier otra nave espacial para tripulantes.
Además, la cápsula superó el récord de distancia recorrida por un vehículo espacial diseñado para transportar seres humanos, establecido previamente durante la misión Apolo 13 de 1970, mientras se encontraba en una órbita lunar distante.
Artemis II, el próximo paso
El éxito de la operación permitió certificar tanto a la nueva nave espacial como a su sistema de lanzamiento. De esta forma, la NASA podrá continuar trabajando para lanzar la segunda misión del programa y la primera con tripulación: Artemis II. Si el proyecto avanza de acuerdo con lo previsto, la operación se realizaría en mayo de 2024.
«Con Orión de vuelta en la Tierra podemos empezar a ver nuestra próxima misión en el horizonte, que llevará tripulación a la Luna por primera vez como parte de la próxima era de la exploración», destacó Jim Free, administrador asociado de la NASA para la Dirección de Misión de Desarrollo de Sistemas de Exploración. «Esto inicia nuestro camino hacia una cadencia regular de misiones y una presencia humana sostenida en la Luna, para el descubrimiento científico y la preparación de misiones a Marte», agregó.
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