Durante la semana pasada, medios de comunicación persas afirmaron que Irán pronto recibirá 24 cazas pesados Su-35, y que sus pilotos están entrenando en Rusia desde hace un tiempo. A cambio, Moscú recibiría grandes cantidades de drones y misiles balísticos iraníes, para usar en su guerra contra Ucrania.
La información de que Irán había recurrido a Rusia para modernizar sus Fuerzas Armadas viene circulando desde, al menos, finales del 2021 y el Su-35 siempre estuvo entre los ítems centrales de un eventual acuerdo de defensa.
El origen de estos aviones de combate se remonta al 2018, cuando Egipto firmó el contrato de compra de 24 Su-35SE por un monto aproximado de USD 3.000 millones. La confirmación oficial tuvo lugar recién en el 2020.
La idea original de Egipto era la de adquirir el caza multirrol de quinta generación Lockheed Martin F-35, pero las autoridades norteamericanas les dejaron claro que el Lightning II no estaba disponible para ellos. A modo de presión, se fueron a buscar el mejor caza disponible en el mercado de la competencia, el SU-35. EE. UU. contraatacó con amenazas de sanciones económicas bajo la ley CAATSA (Countering America’s Adversaries Through Sanctions Act – una ley estadounidense creada para tomar represalias contra adversarios a través de sanciones). Entre varias posibles repercusiones, la operatividad de la flota egipcia de más de 200 F-16, decenas de helicópteros AH-64 Apache, y cientos de tanques M-1 Abrams estaría en riesgo, por lo que el Cairo decidió dejar sin efecto la compra. Finalmente, Egipto compraría el caza francés Rafale.
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— 𝔗𝔥𝔢 𝔇𝔢𝔞𝔡 𝔇𝔦𝔰𝔱𝔯𝔦𝔠𝔱 🇬🇪🇺🇦🇺🇲🇬🇷 (@TheDeadDistrict) July 23, 2020
Pero resulta que Egipto ya se había pagado buena parte de lo convenido con Moscú, y los Su-35 se habían fabricado y pintado con los colores elegidos por la Fuerza Aérea Egipcia. De modo que el contrato estaba en ejecución y el dinero no podía ser devuelto. Ambas partes llegaron a un acuerdo y Cairo autorizó a UAC (la compañía constructora) a revenderlos en su nombre. Luego de un fallido intento de colocar una decena de estos cazas en Indonesia, todo parece indicar que será Irán el destino final de estos Su-35SE.
Cazas por drones y misiles, un intercambio conveniente
¿El adiós definitivo al gato persa?
La Fuerza Aérea Iraní (IRIAF), aunque numéricamente aún potente, en la práctica quedó muy superada por las Fuerzas Aéreas de sus vecinos, porque opera una variada flota “vintage” de aviones de origen norteamericano y ruso, de los años 70 y 80. Su principal caza de defensa aérea sigue siendo el F-14 Tomcat que, si bien recibió varios trabajos de extensión de vida y algunas actualizaciones, nunca fue adecuadamente modernizado y ya no representa una amenaza creíble.
Y si bien Irán cuenta con importantísimos yacimientos de crudo de buena calidad, las muchas sanciones a las que está sometido el régimen de los ayatolas les impiden cambiar esos recursos por los dólares necesarios para adquirir nuevos sistemas de armas en el extranjero. Eso sin contar el aspecto diplomático y político. Irán no tiene casi opciones a la hora de modernizar sus Fuerzas Armadas. Solo Rusia y China parecían dispuestas a ofrecer su asistencia, y las importantes necesidades rusas evidenciadas durante la guerra en Ucrania terminaron por forjar una sorprendente relación simbiótica entre Moscú y Teherán.
Los Su-35SE rusos representarán un salto adelante gigantesco para la IRIAF en términos tecnológicos, y serán más que dignos sustitutos de los Tomcat, como principal medio de defensa aérea de Irán.
El cuello de botella industrial ruso
La guerra en Ucrania enseñó dos grandes lecciones a los altos mandos rusos. Primero: los drones y sistemas aéreos no tripulados (UAS) llegaron al campo de batalla para quedarse, porque son versátiles y muy efectivos multiplicadores de fuerza. Segundo: si bien Rusia desarrolló una gran variedad de modelos de UAS y drones de concepción moderna, su cuello de botella está en la capacidad de producirlos en las cantidades necesarias para contrarrestar la ventaja que llevan los ucranianos en esta área.
El suministro a Rusia de cientos de baratos drones iraníes (situación ya anunciada por la Casa Blanca en julio del 2022) es una de las medidas que tomó Moscú para paliar esta situación de escasez de medios propios.
El sistema iraní más utilizado contra Ucrania es la munición merodeadora Shahed-136, que en las Fuerzas Armadas Rusas recibió la designación Geran-2. Se trata de un dron suicida diseñada para ser utilizada contra objetivos terrestres a grandes distancias, con una cabeza explosiva de entre 30 y 40 kg, y un alcance de hasta 2.000kms. El Shahed-136 se viene utilizando cotidianamente contra la infraestructura crítica ucraniana, en conjunción con los misiles de crucero rusos lanzados desde sus bombarderos.
Es probable que pronto Rusia reciba miles más de UAS iraníes de varios tipos, no solo los anteriormente citados, ya que la demanda en el frente de batalla es grande.
Otra necesidad que parece que puede ser cubierta por la industria iraní, es la de los misiles balísticos de corto y mediano alcance. Al principio del conflicto, uno de los medios más efectivos utilizados por los rusos para ataques en profundidad de objetivos vitales ucranianos, fueron los misiles balísticos Iskander. Sin embargo, hace varias semanas que ya no se reporta su empleo. Hay un gran silencio respecto de este sistema de armas.
A cambio de los Su-35, Irán puede suministrar una gran cantidad y variedad de misiles balísticos, los cuales han demostrado una buena precisión en los ataques contra combatientes de ISIS/Daesh en Siria y como parte de ataques de represalia contra bases estadounidenses y kurdas en Irak.
Un ejemplo de misil iraní que podría estar recibiendo prontamente Rusia es el Fateh 313. Este misil, develado al público en el 2015, es construido en materiales compuestos y utiliza un combustible sólido de nuevo diseño. Según la información revelada por Teherán, el Fateh 313 tiene un alcance de 500 km, una velocidad máxima de mach 4-5, una cabeza de guerra de 500 kg y una alta precisión, con un círculo de error probable (CEP) de 3 metros respecto del blanco.
Otros candidatos probables son los misiles Zolfaghar, de 700 km de alcance, el Dezful de 1.000 km de alcance o el Hormoz-2, de 300 km de alcance. El peligro que representan estos misiles es que por su alcance, velocidad y cabeza de combate, pueden golpear duramente, y con relativa impunidad respecto de las actuales defensas anti-aéreas, las infraestructuras críticas y objetivos estratégicos ucranianos. De hecho, algunas versiones de estos misiles cuentan con un sensor de imágenes infrarrojas para la guía terminal de sus cabezas de guerra, para atacar objetivos en movimiento como buques, o con sensores buscadores de radar pasivo, para atacar los sistemas de defensa aérea enemiga.
Beneficio mutuo
Los Su-35 van a permitir a los pilotos iraníes tomar contacto con las tecnologías del siglo 21 y aportarán una defensa aérea creíble de Teherán y otras zonas de relevancia estratégica, como los sitios asociados a su programa nuclear.
Para Moscú, los drones y misiles balísticos iraníes significarían un importante refuerzo en su capacidad de llevar adelante la actual estrategia de guerra de atrición y desgaste; lo cual debe aligerar la presión sobre las tropas rusas en el frente de batalla mientras compra tiempo para completar la preparación de los nuevos reclutas y reorganiza su industria bélica y economía general, hacia una de guerra.