En las últimas horas del 28 de febrero, imágenes difundidas a través de redes sociales revelan el desguace del Boeing 747-300M de la aerolínea venezolana Emtrasur Cargo que se vio envuelto en una disputa diplomática y permaneció retenido en Buenos Aires por casi dos años hasta que se ejecutó la orden de confiscación solicitada por el gobierno de Estados Unidos, país hacia el que partió el 12 de febrero pasado.
La aeronave, con matrícula YV3531, operó ese día el vuelo identificado como TYSON23 y despegó a la 01:21 local. De acuerdo con diversas fuentes, TYSON es un callsign reservado para vuelos operados por dependencias gubernamentales y de seguridad de Estados Unidos.
En base a lo que se pudo observar en los sistemas de tracking mediante, el avión evitó sobrevolar el espacio aéreo venezolano, y su rastro se pierde ingresando a territorio continental estadounidense sobre Florida.
Posteriormente, se confirmó que la aeronave fue almacenada y desmantelada en el Aeropuerto de Transición y Entrenamiento Dade-Collier (TNT), ubicada a 58 kilómetros de la ciudad, gestionado por el Departamento de Aviación de Miami-Dade (MDAD), una entidad gubernamental.
El último viaje del 747-300 de EMTRASUR
El Boeing 747-300M se encontraba retenido en Ezeiza desde junio de 2022, terminal a la que llegó tras haberse desviado a Córdoba por inclemencias meteorológicas y despegar hacia Montevideo, Uruguay, para reabastecerse de combustible.
Ante la negativa de Uruguay del otorgarle derecho de sobrevuelo, el avión se desvió a Ezeiza, donde lo aguardaban las autoridades argentinas, que constataron irregularidades en el manifiesto de pasajeros.
A partir de la investigación sobre el origen de la aeronave, se pudo determinar que la misma había sido adquirida a una aerolínea iraní mediante una triangulación con una empresa de Emiratos Arabes Unidos, ya que Irán está impedida de comerciar bienes de origen estadounidense por encontrarse incluida en la lista de países y entidades sancionadas por la OFAC (Office of Foreign Assets Control).
Este organismo, dependiente del Departamento de Justicia, incluyó a Mahan Air en su lista de organizaciones que brindan asistencia directa o indirecta a grupos terroristas en 2011, y también agregó a Qeshm Fars Air, empresa controlada por Mahan Air, en 2019.
El capitán declarado en el vuelo del 747-300M era accionista y miembro de la junta directiva de Qeshm Fars Air y comandante de la Fuerza de la Guardia Revolucionaria Islámica-Qods / IRGC-QF.
Conviasa, la aerolínea estatal venezolana, había sido agregada a la lista de la OFAC en 2020, aunque en noviembre de 2023 la agencia atenuó una parte de las restricciones para permitir el mantenimiento y obtención de repuestos de su flota de Embraer 190.
Dicha violación de las sanciones motivó a Estados Unidos a solicitar a la justicia argentina la confiscación del avión, pedido al que se hizo lugar en enero de 2024.
La medida generó airadas protestas del gobierno venezolano, que considera la confiscación como un robo de material adquirido legítimamente. Más allá de las quejas y campañas realizadas por la administración Maduro, el proceso de transferencia del Boeing 747 de Emtrasur se habría completado sin mayores inconvenientes.
La historia previa
El Boeing 747-300 de EMTRASUR fue entregado originalmente a la aerolínea francesa UTA en enero de 1986 con la matrícula F-GETA. En 1992 se integró a la flota de Air France, compañía para la que operó hasta noviembre de 2006.
En 2007 lo adquirió la aerolínea armenia Bluesky y fue rematriculado como EK-74713, pasando casi inmediatamente a operar para la aerolínea iraní Mahan Air con la matrícula EP-MND, hasta que llegó a Emtrasur Cargo en enero de 2022.
Según Cirium Fleet Analyzer, la aeronave acumulaba un total de 14.577 ciclos y 84.830 horas de vuelo.