Nueva aerolínea para un flight report…
Y sí, ya era hora de probar la muy querida aerolínea por los argentinos y por la cual muchos están de acuerdo y otros no tanto en privatizarla. Sí, hoy es el turno de la aerolínea del Cóndor… Aerolíneas Argentinas.
Además, es la primera vez que realizaba el vuelo Chapelco-Aeroparque.
AR1659 CPC-AEP
El Aeropuerto Chapelco – Aviador Carlos Campos se encuentra a 20 km del centro de la hermosa ciudad de San Martín de los Andes. Digo hermosa porque, además de tener intereses creados, la ciudad parece sacada de un cuento de hadas con construcciones hermosísimas y fachadas que le dan un toque especial. Es como si se detuviera el tiempo en este destino. Así que sí, destino recomendadísimo si quieres pasar una buena temporada de ski en el Cerro Chapelco o visitar los lagos en verano.
La forma de llegar al aeropuerto se basa en tres alternativas. O tomas el bus que hace la ruta San Martín de los Andes – Junín de los Andes, que sale de la terminal de ómnibus y pasa por el aeropuerto, y puedes pagar con la tarjeta SUBE (hola, Córdoba querida… ¿cuándo se unen a la SUBE?; ¿qué es eso de tener otra tarjeta de pago de transporte distinta a la SUBE?), o te pides un transfer o taxi que te lleve desde tu destino al aeropuerto (aprox. 15 USD solo un tramo) o te lleva alguien. Mi alternativa fue la última ya que mi novia vive ahí y mi amable suegro se ofreció a llevarme (#GuiñoGuiño).
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Y esta vez no viajaba con equipaje de mano. Resulta que últimamente comprar cosas en Chile les es más conveniente a los argentinos, por lo cual mi novia y su familia hicieron varios encargos y la maleta de cabina (carry-on) se hizo pequeña. Además, mi llegada la hice por tierra y viajando en bus, ya que el bólido se encuentra en proceso de lifting (tuneado en buen español sudamericano) y no quería andar cansado como nochero de night club (por lo que me han contado). Si quieren saber, hice Santiago-Pucón en un bus y luego Pucón-San Martín de los Andes en otro. Total 17 horas con escala incluida por USD 98.
Pero volvamos a lo que nos convoca. Llegué al Aeropuerto Chapelco 2 horas antes de mi vuelo y con la necesidad de cambiar mi equipaje ya que había sacado el ticket solo con equipaje de mano. Pero como no llevaba carry-on, quise ver la posibilidad de cambiar ese equipaje por uno a bodega, por lo que debí asistir y pasar por el counter de Aerolíneas Argentinas.
Al pasar, me tocó una supervisora muy amable. Su atención fue 10/10 y no tuvo problema en mandar mi equipaje a cabina con costo. A ella mis oraciones, ya que su comprensión fue espectacular. Además, si nos vamos al detalle, las tripulaciones muchas veces prefieren la menor cantidad de equipaje en los overhead bins (donde guardas las maletas en la cabina) para evitar la sobrecarga de trabajo en acomodarlos y hacer espacio para los que no tienen lugar. Win & win, dijo aquel DT llamado Manuel Pellegrini.
Luego de eso, pasé por una de las tiendas del pequeño aeropuerto. Sí, es pequeño pero con mucha historia, ya que en un primer piso tiene los counters (Aerolíneas Argentinas y JetSMART), algunas tiendas, pequeños departamentos donde están los rents a car, las autoridades y los baños. Y sería todo en no más de 25 metros de largo si mal no recuerdo. En sus columnas se encuentra parte de la historia ya que cuenta quién es Carlos Campos y su importante labor en las Malvinas.
Pero no menos importante es el segundo piso, donde está el AeroBar. Es un lugar ÚNICO. Guarda y mantiene fotografías aeronáuticas, piezas de aviones, aviones a escala, aviones a radiocontrol, carga para celulares… ¡nah!. Encima la atención es ge-ni-al. Y la comida uff… pidan el sanguchito de lomo que es de los dioses o uno de los tostados que ofrece el menú. Los precios acordes a lo que pides y por el lugar que tiene vista directa a la plataforma del aeropuerto. ESO es tener visión de lugar para poner un servicio de comidas y café.
Bueno, con media gaseosa y medio sándwich me fui a embarcar ya que mientras estaba comiendo vi como el avión aterrizaba en los 2500 metros de pista que tiene el aeropuerto. Así que directo a la sala de embarque, pero cuando llegaba me di cuenta de que como el aeropuerto es chico la entrada a la sala de embarque es igual de pequeña. Muy pequeña para que en la misma entrada haya separadores que dan la vuelta y una fila más larga que la del banco cuando te pagan.
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Y todo es por el control que hay en la entrada (sí, en la entrada) de la PSA. Y luego del control, a otro de la PSA pero con scanner incluido. Y como solo llevaba mochila pasé sin problemas a la sala de embarque, que también es pequeña y puedes ver toda la plataforma como si estuvieras en la cancha misma.
Como ya estaban embarcando, pasé casi directo al control de una de las funcionarias de Aerolíneas que me pidió mi ticket y mi identificación. Y luego a embarcar a la antigua POR ESCALERAS, ya que Chapelco no tiene mangas, se embarca por escaleras delantera y trasera y solo hay dos posiciones de estacionamiento de aviones en la plataforma, pero al no haber otro vuelo, subí directo.
El avión era un Boeing 737-800 de matrícula LV-FVM de 9.2 años de antigüedad muy bien conservado ya que lo he fotografiado varias veces tanto en SCL como en AEP. Está bajo régimen de leasing en Aerolíneas y solo ha sido operado por la aerolínea del Cóndor. Además, era la primera vez que viajaba en un -800. El motor de este avión es fabricado por CFM (CFM56-7B26E), que suena de maravilla cuando despegan estando yo afuera de la pista tomando fotos.
Al ingresar al avión, la tripulación no sé si estaba estresada con los pasajeros que estaban ingresando o de malas. Siempre cuando ingreso les digo “hola, ¿qué tal?.. buenas tardes/días/noches” a los que me reciben, pero esta vez fue un frío “hola” que con suerte se sintió. Quizás debían estar cansados ya, por lo que intenté apurar el paso a mi asiento que era el 28A. Al fondo, casi al último del avión. Siempre ventana.
Luego de 20 minutos donde seguían embarcando (Chapelco es muy conocido por los pasajeros que llegan tarde a los vuelos o se quedan tomando café en el AeroBar), vino el especial anuncio de cierre de puertas. La frase fue “Tripulación; armar toboganes y bloquear puertas” por el call del avión. ¿Qué?, dije… ¿y el “cross check y reportar” dónde?. A menos de un minuto escuché por altoparlante “puerta trasera bloqueada”. En mis tiempos, avisabas por interno a la Jefa de Cabina que AMBAS puertas estaban bloqueadas pero no por altoparlante. Sí, me sorprendió y no para mal. Me sorprendió. En ninguna aerolínea había escuchado ni visto eso.
Y luego o mientras tanto vino el taxeo. No hay pushback porque el avión cuando llega queda directo para salir por la pista de taxeo (VLR). Y de ahí por la misma pista hacia la cabecera de la 29A. Pero al comandante le habían dicho “ocupe y despegue” porque apenas hizo giro y quedó vertical a la pista le dio potencia a los CFM y despegamos.
Pero el tipo apenas despegamos casi TO/GA se mandó un giro tipo Aeroparque que ni pasamos por el centro de San Martín ni por el Lago Lolog. “culiaaaaa” (perdón el francés) fue mi exacerbación al ver tamaña proeza del comandante o del primer oficial. Y sí, para mí, fuera de todo, los pilotos argentinos son excelentes pilotos y más los de Aerolíneas, los cuales tengo la dicha de conocer a un par. A ellos, mi admiración eterna.
Al salir, lo primero que vi fue el Volcán Lanín que da nombre al Parque Lanín y su frontera con mi país (y paso fronterizo que utilizo regularmente). El vuelo duraba 2 horas y la Ciudad de la Furia estaba tan cerca de volver a mi corazón aunque ya con dueña y compromiso. Sí, ¡me caso! (traigan copas que vino sobra… aguante Colo Colo gi… ¡ah no, pará!).
Luego de soltar el anuncio de cinturones por parte del capitán y al ver que ya no había mucho que ver por la ventana, me cambié de asiento al 29F. Si íbamos a aterrizar por la 13 en AEP quería ver la cancha de River y la Ciudad de la Furia al llegar.
Acá lo malo y al debe de Aerolíneas. Por el precio del pasaje no te pueden ofrecer el servicio que dan en vuelo. Es un vaso de agua, gaseosa, café o té. No hay comida. No hay ni un paquete de maní. Ni frutos secos, ni barra de cereal ni carta donde puedas comprar comida como en las low cost.
Sí, puedes pedir (y lo hice) dos cosas (gaseosa y agua en mi caso) pero no hay comida gente. Si te mandaste la gran Chavo del 8 en pleno vuelo fuiste y vas a pasar más hambre que náufrago en mar asiático. En ese sentido están al debe muchachos. Además, los vasos estaban con logo de Aerolíneas… ¿cuánto te sale mandar a hacer los vasos de plástico que luego vas a desechar vs. bajar el costo de ellos comprando vasos comunes y corrientes y ofrecer una alternativa de comida a los pasajeros?.
Otro detallito. Los asientos del FVM eran MUY cómodos. Y sí, son asientos con gran acolchado y reclinación, por lo que la espalda lo agradece y mucho. El PERO es que no tienen conexión a USB y en estos tiempos se hace muy necesario. Entiendo que por la antigüedad y configuración el avión no los tenga, pero si hay renovación piensen en ese detalle que los neo ya traen. No sé si los Max de Aerolíneas los tienen, pero bueno.
La tripulación del vuelo fue rápida en ofrecer las bebidas. Luego, al rato, hicieron un primer retiro de vasos y casi al descender el segundo. Ahí aproveché de ir al baño trasero del avión para ver qué tal son los del -800.
Otra decepción. Uno de los baños no cerraba bien y temí que me vieran relajándome apenas abrieran la puerta, por lo que tuve que cambiar de baño al del frente. Ahí vi que el comportamiento de los pasajeros no fue el mejor ya que estaba sucio y no habían tirado lo que dejaron en el WC. ¡Dios!… Y la tripulación tampoco se percató de eso. Bueno, la necesidad primero y apreté push antes de evacuar el líquido refrigerante que había tomado en el AeroBar. Y sí, luego push y salir para dejar disponible el baño para el resto de los pasajeros.
Ya luego de aquel bizarro momento, volví al asiento a tomar una que otra foto y sentir que el avión empezaba a descender. Hola, Buenos Aires… no sabes lo que te extrañé, ¡papá!. ¿Sabes que sos mi lugar favorito del mundo entero?
En mi cabeza empezaba a sonar los primeros acordes de “Corazón Delator” de mi banda favorita mientras de fondo con la voz del genio del rock en español diciendo “hola… llegó la hora, el minuto, segundo, instante.., supongo que tienen sed?”. Argentina tiene a Maradona, Messi, el Papa y al mejor de todos… a Gustavo Adrián.
Pasamos sobre la General Paz, por Vicente López y encaramos a la 13. El aterrizaje muy de Aerolíneas. Seguro y frenando para luego desocupar la tan solicitada pista para que nos posicionaran en remoto. Acá el desembarque fue lentísimo y faltó una escalera más para la puerta trasera. Además, luego me enteré que el mismo avión iba a Santiago de Chile y yo tomando el SKY 5 horas más tarde. ¡Me quería matar!.
Observaciones finales
Seré muy neutro y dejaré de lado la politiquería que en estos casos no va. Ni viene, por cierto.
Tenía altas expectativas con respecto a Aerolíneas Argentinas. Hay mucha gente que siente Aerolíneas como su orgullo siendo trabajadores y no trabajadores. Es una aerolínea de bandera, sí. Es la aerolínea de los argentinos y la que eligen la mayoría al momento de volar desde y hacia Argentina. Sí. Quería saber qué sentían y por qué eligen Aerolíneas Argentinas siendo un usuario de low cost y de la ex Línea Aérea Nacional. Yo había volado en Austral y en los Embraer E190 cuando ya Austral era parte de Aerolíneas, pero NO por Aerolíneas ni que el avión dijera Aerolíneas y menos en un -800. Por eso tenía una vara altísima y por lo mismo cada detalle cuenta al momento de evaluar.
Es por ello que mi apreciación es que a Aerolíneas le falta un cambio de visión que permita ver que “las pequeñas grandes cosas” los puede llevar a triunfar o derechamente que tanto estado como privado se junten en una aerolínea. Pasa con KLM, con Air France, a modo de ejemplo y el servicio es excelente y los resultados buenos.
La tripulación se notaba cansada y sin ganas, salvo un TCP que me llamó la atención por la buena cordialidad que tenía con las pasajeras de mayor edad. Eso me recordó a mi abuela cuando me decía “cuando trates a una vieja, acuérdate de la que tienes en casa y trátala como a mí me trataras”. Por eso me llamó la atención también que el resto no fuese así.
De igual manera, no puedes ofrecer un simple vaso con agua o líquido que vos elijas. Cero alimentos. Ni unas papas fritas. ¡Nada!. También recordé lo que me dijo un pasajero cuando estaba comiendo en Santiago a la espera de un vuelo de SKY. “prefiero pagar mi comida a pagar un pasaje que me sale caro y donde solo te van a dar un vaso de agua”, en referencia al vuelo que salía más tarde desde Santiago con Aerolíneas.
Y sí flaco, ahí lo comprobé. Por eso me quedé pensando en el vaso con logo. Si el costo es X por ese logo, prefiero que X se vaya a una distribuidora de barras de cereal o papas y ofrecer una alternativa más al pasajero. Con eso ganas algo y puedes hacerle frente a las low cost que venden su comida a bordo. El pasajero no se mata de hambre ni tiene que pensar en comprar afuera del vuelo o en el vuelo. Si me dicen “Acá es así che”, lo lamento. La línea aérea que se unió con los brasileros sí ofrece al menos una barrita de cereal y dos alternativas de bebidas sin necesidad de pedírselos (no, no los quiero nombrar porque acá ni pinta en el cuento tiene pero sirve para comparar).
Punto y aparte sus pilotos. La formación que tienen, lo bueno que son haciendo lo que hacen. Lo excelente de sus despegues y aterrizajes. La forma en como vuelan y pilotean el -800. Si fuese dueño de una aerolínea, al menos el 50% de pilotos serían argentinos, pero de la flota de -800. ¡Con qué clase toman los despegues!
Creo que está al debe. Puede mejorar y mucho. Le puede competir de tú a tú a las low cost ofreciendo un servicio bueno y sencillo sin aumentar tanto los costos. Puede pelear rutas sin necesidad de doblar servicios y los costos. Puede y tiene cómo. Tiene flota, tiene personal altamente calificado. Se puede.
Y como ya volé en Aerolíneas, ahora te toca a ti. Sí, FlyBondi… ¡voy por vos!