Hoy se cumplen 87 años del día en que se perdió contacto con la aeronave en la que viajaba Amelia Earhart (1897-1937), mientras intentaba completar un vuelo alrededor del mundo sobre la línea del Ecuador a bordo de un Lockheed Electra 10E. No iba a ser la primera en dar la vuelta al mundo, pero sí iba a ser quien hiciera el recorrido más largo.
El 1 de junio de 1937, Amelia Earhart partió desde Miami acompañada por el aviador Fred Noonan y, tras recorrer alrededor de 35,000 kilómetros con numerosas escalas en Sudamérica, África y Asia, arribaron a Lae, Nueva Guinea, el 29 de junio. Solo restaban unos 11,000 kilómetros para llegar a la costa estadounidense, claro, eran sobre nada más y nada menos que el gigantesco Océano Pacífico.
Amelia y Fred despegaron de Lae pasada la medianoche del 2 de julio (GMT), teniendo como destino Howland Island, una pequeña franja de tierra de 2000 metros de largo por 500 de ancho, ubicada a unos 4,113 kilómetros al noreste. Allí estaba apostado el USCG Itasca, un barco de la guardia costera estadounidense cuya misión era brindar apoyo de radio al vuelo de Amelia Earhart.
Aunque todavía hay mucha controversia al respecto, la historia oficial dice que en su intento de aproximación a Howland Island, Amelia y Fred tuvieron inconvenientes en establecer una correcta comunicación con el USCG Itasca. La última posición conocida del Electra fue cerca de las islas Nukumanu, a unos 1,300 kilómetros en vuelo desde Lae.
A las 6:15, el USCG Itasca recibió una comunicación desde el Electra, solicitando que el barco utilizara su localizador de dirección para dar orientación a la aeronave. La misma se encontraría a unos 320 kilómetros de Howland Island. Lamentablemente, el USCG Itasca no podía sintonizar la frecuencia de la aeronave, por lo que Amelia y Fred no recibían respuesta alguna. A las 6:45, Amelia nuevamente solicitó orientación, estimando encontrarse a unos 160 kilómetros de la isla.
A las 7:42, Amelia dijo por radio: “Debemos estar sobre ustedes, pero no los vemos, el combustible se está acabando. No hemos podido contactarlos por radio. Estamos volando a 1,000 pies de altura”. A las 7:58, dijo que no escuchaba al Itasca, y les pidió que enviaran señales de voz para lograr una orientación. Como el Itasca no podía enviar mensajes de voz, lo hicieron por código Morse. Amelia dijo haberlas recibido, pero aún así no podía determinar de qué dirección provenían.
A las 8:43, Amelia realizó su última transmisión registrada informando la posición en la que creían encontrarse. Y el peor de los silencios.
A partir de allí, se inició un inmenso pero fallido operativo de búsqueda y salvamento, que costó más de 4 millones de dólares (el más costoso hasta ese momento) y se prolongó hasta el 19 de julio, cubriendo un área de 390,000 kilómetros cuadrados. Su esposo, George P. Putnam, también financió un operativo privado de búsqueda, sin resultados exitosos.
Finalmente, el 5 de enero de 1939, Amelia Earhart fue declarada legalmente muerta.
En este video se puede observar el despegue del Electra desde Lae:
Entre los logros relacionados con la aviación que consiguió Amelia Earhart se encuentran:
- Récord de altitud para mujeres: 14,000 pies (1922)
- Primera mujer en volar como pasajera sobre el Océano Atlántico (1928)
- Primera mujer en volar un autogiro (1931)
- Primera persona en cruzar los Estados Unidos en un autogiro (1931)
- Primera mujer en volar sola el Atlántico (1932)
- Primera persona en volar dos veces sobre el Atlántico (1932)
- Primera mujer en volar non-stop de costa a costa de los Estados Unidos (1933)
- Primera persona en volar sola entre Honolulú, Hawái y Oakland, California (1935)
- Primera persona en volar sola desde Los Ángeles, California a Ciudad de México (1935)
- Primera persona en volar non-stop sola desde Ciudad de México a Newark (1935)
Como todo gran mito estadounidense, se han tejido alrededor de su desaparición decenas de teorías conspirativas. Algunas dicen que su viaje era una excusa para realizar espionaje a bases japonesas y que por ello fue a parar a prisión a manos del emperador Hirohito en Tokio.
Otras dicen que tras la guerra asumió una nueva identidad y pasó sus años viviendo en una ciudad del estado de Nueva York como Irene Bolam, nombre que esconde la longitud y latitud de la isla en la cual Amelia y Fred terminaron luego de accidentarse (de esto se escribió un libro, cuyos autores fueron demandados por la Irene Bolam real, que desde ya no admitía ser Amelia Earhart). También se dijo que su desaparición fue una teatralización del gobierno de los Estados Unidos, buscando una excusa para tener barcos militares rondando por el Pacífico Sur. En fin, nada imposible, pero desde ya muy improbable.
Así que, querida Amelia (y también Fred), estén donde estén, mis más profundos respetos en este nuevo aniversario de su vuelo a la eternidad.
Y me despido con esta cita de Amelia Earhart: “Las mujeres, y también los hombres, deberían tratar de hacer lo imposible. Y cuando fallen, su fracaso debe convertirse en el desafío de otros”.
Que la aviación haya evolucionado como lo hizo desde entonces, con miles de vuelos sobre los rincones más inhóspitos del planeta día a día transportando de manera segura a millones de pasajeros es el mejor homenaje para una grande de la historia aeronáutica como ella.