Gustavo Maron presentó su renuncia como titular de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), luego que el pasado viernes el Gobierno decretara la intervención del organismo mediante el decreto 606/24, nombrando a María Julia Cordero como interventora.
Marón, un abogado mendocino que fuera asesor de diversas organizaciones aeronáuticas nacionales y extranjeras y estuvo al frente del Departamento de Aeronáutica del Gobierno de su provincia por 10 años, había sido nombrado en el cargo a mediados de febrero, pero su gestión estuvo plagado de situaciones que abrieron un signo de preocupación por parte de las autoridades.
Cuando asumió, el ahora ex Administrador, había asegurado que se encontró con “un desorden normativo y un agujero negro que impedía la liberación de los cielos para la aeronavegación”, tarea sobre la que, dijo, se iba a concentrar su paso por la gestión.
Sin embargo su accionar estuvo alejado de solucionar esas situaciones y pareció más preocupado por atender reclamos de algunos sectores de la aviación general, que por abocarse a resolver los serios y graves problemas que enfrentaba el sector aerocomercial, entre ellos la posibilidad de perder la Categoría I, debido al incumplimiento de normativas de la OACI.
Entre las decisiones que tomó, y que molestaron mucho a nivel de las máximas autoridades de gobierno, estuvo el hecho de que, ni bien asumió, se fue de vacaciones. Algo lógico, todos tienen derecho a descansar, pero si su misión era “enderezar” el timón torcido de la ANAC, no era el momento, más aún cuando era inminente la visita de una misión de la FAA de los Estados Unidos, clave para que Argentina mantenga la Categoría I.
Su presentación fue, al menos extraña. A bordo de un planeador anunció a los cuatro vientos (literalmente), que comenzaba “una nueva ANAC”. No obstante nada de eso ocurrió, más bien todo lo contrario. En los medios aeronáuticos se le cuestionaba que “no” escuchaba y que parecía más preocupado por lo que pensaban los usuarios de la aviación general, que en resolver las urgentes cuestiones que tenían que ver con las operaciones aéreas en los diferentes aeropuertos.
Finalmente llegó el decreto de intervención y Marón quedó allí en un limbo, aún cuando ayer la flamante interventora se sentó en el que era su despacho y hoy presentó su renuncia, la cual, anticiparon a Aviacionline fuentes de Transporte, será aceptada.
Mi opinión es que la aviación general debe estar administrada separada de la comercial , es la mejor manera que ambas estén bien atendidas .