Boeing anunció que registrará aproximadamente 5.000 millones de dólares en cargos en sus divisiones de Aviación Comercial (Boeing Commercial Aircraft – BCA) y Defensa, Espacio y Seguridad (Boeing Defense & Space – BDS), mientras continúa lidiando con sobrecostos, retrasos en programas y el impacto de una huelga laboral. La empresa espera reportar una pérdida financiera importantísima cuando publique sus resultados del tercer trimestre el 23 de octubre.
Los cargos incluyen 2.000 millones relacionados con sus programas de BDS, que abarcan proyectos militares y espaciales, incluido el problemático CST-100 Starliner. Un adicional de 3.000 millones se registrará en su unidad de Aviación Comercial, impulsado principalmente por los retrasos y el aumento de costos en los programas 777X y 767. Boeing ahora espera la Entrada en Servicio (Entry Into Service – EIS) del 777-9 en 2026, y de la versión de carga 777-8F en 2028, lo que resultará en un cargo de 2.600 millones.
En un comunicado, Boeing reveló que su ingreso del tercer trimestre será de aproximadamente 17.800 millones de dólares, con una pérdida GAAP por acción de casi 10 dólares (9.97) y un flujo de caja operativo negativo de -1.300 millones. Estas cifras reflejan los profundos desafíos financieros que enfrenta Boeing, exacerbados por la huelga de la IAM (International Association of Machinists and Aerospace Workers – Asociación Internacional de Operarios y Trabajadores de la industria Aeroespacial), que si bien es innegable que afectó los cronogramas de producción y contribuye a los retrasos en varios programas clave, lejos está de ser responsable de estos resultados.
Cargos en los programas de defensa y espacio
El segmento BDS (Boeing Defense & Space) registrará 2.000 millones de dólares en cargos, con importantes impactos provenientes de los programas T-7A, KC-46A, Starliner y el dron MQ-25. El T-7A enfrentará un cargo de $0.9 mil millones debido a los mayores costos de producción esperados a partir de 2026, mientras que el KC-46A sufrirá un cargo de $0.7 mil millones a medida que Boeing cierra la producción del 767 carguero y lidia con los efectos de la huelga de la IAM.
El programa CST-100 Starliner, parte de la iniciativa de tripulación comercial de la NASA, ya ha acumulado 1.600 millones de dólares en cargos hasta la fecha, y su primer vuelo tripulado fue retrasado a principios de este año debido a problemas técnicos, lo que llevó a la NASA a optar por una misión no tripulada. Boeing se comprometió a resolver los problemas con el Starliner, aunque los costos de certificar la nave para misiones futuras con astronautas siguen siendo inciertos.
En la división de Aviación Comercial, Boeing registrará 3.000 millones de dólares en cargos, principalmente relacionados con sus programas 777X y 767. Las demoras de la campaña de la certificación del 777X resultará en un cargo de 2.600 millones, ya que Boeing ajustó sus expectativas de entrega -si es que en algún momento ocurren- tanto para el 777-9 como para el carguero 777-8F. La finalización de la producción del 767 carguero agregará otros 400 millones en cargos, y a partir de 2027, Boeing solo producirá el 767-2C en apoyo del programa de tanqueros KC-46A.
El CEO de Boeing, Kelly Ortberg, reconoció los desafíos a corto plazo, pero subrayó el enfoque de la empresa en la competitividad a largo plazo. «Estas acciones decisivas, junto con cambios estructurales clave en nuestro negocio, son necesarias para seguir siendo competitivos a largo plazo», dijo Ortberg. Añadió que Boeing está tomando decisiones estratégicas para restaurar la estabilidad financiera y asegurar que pueda continuar invirtiendo en sus futuras operaciones.
A pesar de contar con 10.500 millones en efectivo e inversiones, la perspectiva financiera de Boeing sigue siendo difícil, con problemas continuos en múltiples programas. La empresa también anunció planes para despedir a 17,000 empleados, aproximadamente el 10% de su fuerza laboral, como parte de medidas de reducción de costos más amplias.
Mientras Boeing trabaja para resolver los problemas con sus contratos de desarrollo a precio fijo y las interrupciones laborales, su futuro dependerá en gran medida de su capacidad para retomar programas retrasados como el 777X y el Starliner, al tiempo que cumple con sus compromisos tanto con los clientes de defensa como de aviación comercial.