Bombarderos B-2 Spirit de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF), llevaron a cabo ataques de precisión contra cinco almacenes subterráneos reforzados de municiones, en zonas de Yemen controladas por los hutíes.
El secretario de Defensa norteamericano, Lloyd Austin, informó el 16 de octubre de la operación militar contra las instalaciones subterráneas en las que los Houthis albergarían diversos componentes de armas de los tipos utilizados para atacar buques civiles y militares en toda la región del Mar Rojo y el Golfo de Adén, por donde pasa aproximadamente el 12% del comercio marítimo internacional.
“El empleo de bombarderos furtivos de largo alcance B-2 Spirit de la Fuerza Aérea estadounidense demuestra la capacidad de ataque global de Estados Unidos para actuar contra estos objetivos cuando sea necesario, en cualquier momento y en cualquier lugar”, indicó Lloyd Austin en el comunicado publicado por la Casa Blanca.
Según Reuters, los combatientes hutíes de Yemen llevaron a cabo casi 100 ataques contra barcos que cruzan el Mar Rojo desde noviembre, en solidaridad con los palestinos en la guerra que Israel libra en Gaza desde hace un año. Hasta ahora lograron hundir dos barcos, se apoderaron de otro y fueron responsables de la muerte de al menos a cuatro tripulantes. También realizaron ataques con drones y misiles contra la ciudad Eliat, al sur de Israel.
Los ataques perpetrados por los rebeldes hutíes contra el comercio marítimo provocaron una drástica reducción del tráfico por el Canal de Suez, superando el 60%. Ante esta amenaza, numerosas embarcaciones se ven obligadas a tomar una ruta alternativa, mucho más larga y costosa, alrededor del Cabo de Buena Esperanza. Este desvío, que añade cerca de 3.500 millas náuticas y entre 10 y 12 días adicionales a cada travesía, ha generado un impacto significativo en la logística global, elevando los costos operativos y los seguros marítimos
El bombardeo de los B-2 a los almacenes de armamento fue ordenado por el presidente Biden, a fin de reducir aún más la capacidad de los hutíes de continuar con su campaña ofensiva en una de las rutas comerciales mas importantes del mundo.
Este ataque también puede ser interpretado como un mensaje a Irán, principal apoyo y suministrador de armamento de los hutíes, de que EE.UU. puede atacar las instalaciones de sus adversarios, “por muy enterradas, reforzadas o fortificadas que estén”.