En un momento cargado de nostalgia e historia, el legendario Douglas DC-3 de la Asociación Holandesa de Dakota (DDA), conocido por su matrícula PH-PBA, tocó la pista del aeropuerto de Schiphol, Ámsterdam, por última vez el miércoles (16).
Este evento marcó el cierre definitivo de más de cuatro décadas de vuelos turísticos que permitieron a los entusiastas revivir la era dorada de la aviación.
El último vuelo, que despegó del aeropuerto de Maastricht-Aachen con destino al icónico Schiphol, fue recibido con una tradicional salutación de agua por parte de los bomberos, un tributo emocional que destacó la importancia histórica de esta aeronave, según reporta nuestro medio asociado, Aeroin.
En los días previos a este desenlace, se realizaron algunos vuelos especiales de despedida, poniendo fin a un capítulo significativo de la aviación turística en Europa.
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La determinación de la DDA de finalizar sus operaciones con el DC-3 está motivada por el creciente aumento de los costos operativos. Feije Jaski, presidente de la asociación, destacó en una entrevista con Luchtvaartnieuws los desafíos financieros enfrentados. «Los costos fijos superan los 250 mil euros antes de que el avión siquiera despegue, incluyendo gastos de hangar, seguro y mantenimiento», explicó Jaski. Con un costo total que se aproxima al medio millón de euros para 120 a 150 horas de vuelo anuales, la continuidad se volvió inviable.
Además, la decisión coincide simbólicamente con varios aniversarios históricos, como los 80 años del Día D y la Operación Market Garden, eventos en los que el propio DC-3 tuvo una participación activa. Este compromiso histórico, que incluye su servicio como avión gubernamental holandés de 1947 a 1960, amplifica la importancia de este momento de despedida.
El futuro del «Princess Amalia», como cariñosamente se conoce al PH-PBA, sigue siendo incierto. La aeronave, que se encuentra en condiciones operativas excepcionales, aún tiene potencial para seguir volando.
La asociación espera que sea posible encontrar un camino para que el DC-3 continúe activo, aunque sea fuera de los Países Bajos. Este fin de una era es un homenaje al legado del DC-3, un símbolo duradero de la aviación clásica.