El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, se encuentra de gira por Occidente desde hace semanas en busca de apoyo para su “plan de victoria”, con el que espera poner fin a la guerra con Rusia en un año. En este contexto, solicitó al presidente Biden la entrega de misiles de crucero Tomahawk como parte de un “paquete de disuasión no nuclear”.
Con opciones cada vez más limitadas, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky se encuentra en una encrucijada crítica mientras busca un camino viable en la guerra contra Rusia. Sus súplicas a los aliados para que le permitan utilizar misiles de largo alcance occidentales, como el Storm Shadow/SCALP EG o los ATACMS, contra objetivos militares dentro del territorio ruso (más allá de los territorios ucranianos ocupados desde 2014) han caído hasta ahora en oídos sordos. La llegada de miles de soldados norcoreanos al frente de batalla intensifica la urgencia en Kyiv, que busca consolidar una posición de fuerza de cara a una eventual negociación de paz con Moscú.
Hasta ahora, Zelensky ha explorado varias opciones para fortalecer su posición negociadora, como una adhesión exprés a la OTAN o el desarrollo de armamento nuclear autóctono para intimidar a Moscú. Sin embargo, ninguna de estas propuestas ha sido bien recibida en Occidente. Ante esta situación, su enfoque para el “plan de victoria” se ha vuelto hacia la obtención de capacidades de disuasión convencional, buscando incorporar armamento de alcance estratégico, como los misiles Tomahawk.
Los Tomahawk que buscaría Zelensky
El misil de crucero Tomahawk es un arma estratégica de precisión capaz de ser lanzada desde buques, submarinos y plataformas terrestres, alcanzando objetivos a más de 1.000 millas náuticas, incluso en espacios aéreos fuertemente defendidos. Para aprovechar estas capacidades de cara a un eventual conflicto armado en el Pacífico, el Ejército de EE.UU. (US Army) y la Infantería de Marina (USMC) están experimentando con lanzadores terrestres móviles de Tomahawk para mejorar su capacidad de ataque en profundidad, sistemas que Zelensky aspiraría a obtener.
El US Army está probando el sistema Typhoon, que incluye cuatro lanzadores múltiples para misiles SM-6 y Tomahawk, junto con un puesto de mando y vehículos de recarga, todo montado sobre remolques. Por su parte, la USMC está desarrollando una variante más ligera y móvil, que consiste en un lanzador de celda simple instalado en un vehículo todo terreno 4×4. Esta última versión podría ser más útil en el contexto de la guerra en Ucrania, donde es crucial que las unidades de fuego se desplieguen y dispersan rápidamente para evitar el fuego de contrabatería y los ataques de drones rusos.
Durante la Guerra Fría, la Fuerza Aérea de EE.UU. (USAF) también desplegó variantes del Tomahawk con ojivas nucleares, conocidas como BGM-109G Gryphons, lanzadas desde tierra. Aunque recuperar algunos de estos lanzadores podría ser una opción si Washington decidiera apoyar las ambiciones estratégicas de disuasión de Kiev, actualmente no parece que esto esté en la agenda.
¿Un plan poco realista?
Según un reciente artículo del New York Times, las propuestas del presidente ucraniano han recibido una respuesta tibia por parte de los líderes occidentales. Funcionarios estadounidenses, que hablaron bajo condición de anonimato, expresaron al periódico su frustración con el plan de victoria del Sr. Zelensky, considerándolo poco realista y excesivamente dependiente de la ayuda occidental.
Por ejemplo, la solicitud de misiles Tomahawk como parte de un “paquete de disuasión no nuclear” se considera totalmente inviable. Entre las objeciones planteadas por políticos y militares estadounidenses, se argumenta que la lista de objetivos dentro de Rusia excede con creces la cantidad de misiles que Estados Unidos o cualquier otro aliado podría proporcionar sin comprometer sus propias reservas, que están destinadas a posibles conflictos en Medio Oriente y Asia.