El aeropuerto de San Pablo, en Sevilla, enfrenta crecientes dificultades para satisfacer la demanda de transporte de su creciente base de pasajeros, según reportó Fernándo Perez Ävila en el Diario de Sevilla. A pesar de que la terminal ha registrado cifras récord de usuarios de manera constante, el servicio de taxis, controlado por un grupo limitado de conductores, no ha evolucionado al mismo ritmo, lo que deja a los viajeros enfrentándose a largas esperas y un servicio insuficiente.
Crecimiento de pasajeros frente a la falta de taxis
En octubre de 2024, el aeropuerto de San Pablo alcanzó un nuevo récord, con 839.011 pasajeros, un aumento del 8,8 % en comparación con el mismo mes del año anterior. Esto representa una media diaria de 27.063 usuarios. Sin embargo, como destaca el Diario de Sevilla, el número de taxistas que operan en la terminal permanece prácticamente igual que hace dos décadas, cuando el tráfico anual oscilaba entre dos y tres millones de pasajeros.
Actualmente, solo unos 215 taxistas, afiliados a la Asociación Hispalense Solidaridad del Taxi, tienen autorización para operar en el aeropuerto. Después de considerar los turnos de descanso, esto deja a apenas 140 a 160 conductores disponibles por día, un número claramente insuficiente. La falta de un enlace ferroviario directo con la ciudad complica aún más la situación, obligando a los pasajeros a depender casi exclusivamente de taxis, el autobús público de Tussam o vehículos privados.
Un monopolio que agrava el problema
La parada de taxis del aeropuerto opera bajo lo que Pérez Ávila describe como un «monopolio de facto». Aunque este sistema beneficia económicamente a los taxistas involucrados, que trabajan con tarifas planas de 24,98 euros en días laborales y 27,84 euros en noches y fines de semana, limita la disponibilidad de taxis y desalienta a conductores no afiliados a operar en el lugar. Los intentos de estos últimos por recoger pasajeros han provocado tensiones y enfrentamientos, como documentó el Diario de Sevilla, que incluso registró amenazas entre conductores.
El monopolio también ha derivado históricamente en prácticas de intimidación, sabotajes y represalias contra quienes desafían la estructura actual. Según el Diario de Sevilla, estos incidentes han incluido desde daños a vehículos hasta agresiones en los domicilios de los taxistas.
Reformas necesarias
El sector y los usuarios han planteado soluciones, como la implementación de un sistema rotativo, similar al que funciona exitosamente en el aeropuerto de Málaga. Esta propuesta cuenta con el respaldo del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que en 2002 dictaminó que dicho sistema mejoraría la calidad del servicio y promovería la equidad entre los conductores. Sin embargo, intentos previos de instaurar esta medida, como el liderado por el Ayuntamiento en 2003, fracasaron ante la oposición de algunos sectores del gremio, incluyendo amenazas a funcionarios municipales.
A pesar de ello, muchos taxistas sevillanos apoyan esta reforma, que permitiría una rotación justa y mejoraría la disponibilidad de taxis en la terminal. No obstante, los gobiernos locales han evitado enfrentarse al problema debido al temor de huelgas o boicots en momentos clave para el turismo de la ciudad, como Semana Santa o la Feria de Abril.
Un futuro incierto
El Ayuntamiento actual ha reconocido la problemática, pero hasta ahora no ha tomado medidas concretas. En declaraciones recogidas por el Diario de Sevilla, las autoridades municipales señalaron que «se está trabajando con los taxistas para mejorar el servicio… De momento, se están estudiando todas las posibilidades, pero no hay nada definido».
Con el aeropuerto de San Pablo registrando cifras récord y consolidándose como un motor clave para el turismo de Sevilla, la resolución de este conflicto es cada vez más urgente. Un sistema más equitativo, junto con alternativas de transporte adicionales, podría aliviar la presión sobre los usuarios y mejorar la imagen del aeropuerto como puerta de entrada a la ciudad.