El pasado 17 de diciembre de 2024, el último T-1A Jayhawk de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) partió de la Base Aérea Laughlin en Texas, cerrando un capítulo en la historia de la formación de pilotos militares. Tras una breve ceremonia, la aeronave fue trasladada al depósito de almacenamiento en la Base Aérea Davis-Monthan, en Arizona, bajo la custodia del 309th Aerospace Maintenance and Regeneration Group (AMARG).
El T-1A Jayhawk, un derivado del jet ejecutivo Beechjet/Hawker 400A, ingresó al servicio en 1992 como parte del programa de Entrenamiento Especializado de Pilotos No Graduados (Specialised Undergraduate Pilot Training – SUPT). Desde su introducción en la Base Aérea Reese, en Texas, esta aeronave se convirtió en un componente clave para la formación de pilotos destinados a aeronaves de transporte y reabastecimiento como el C-17 Globemaster III, el KC-135 Stratotanker y el C-130 Hercules. Su diseño fue modificado respecto a la versión civil, incluyendo mejoras estructurales y un tanque de combustible adicional, adaptándolo para las necesidades específicas de entrenamiento de la USAF.
Durante sus más de 30 años de servicio, el T-1A fue operado por diversas unidades de entrenamiento en bases como Columbus, Laughlin y Vance. El último escuadrón en utilizarlo fue el 86th Flying Training Squadron «Rio Lobos,» parte del 47th Flying Training Wing en Laughlin. La transición hacia el uso exclusivo del T-6A Texan II para entrenar a futuros pilotos de transporte refleja una nueva etapa en los métodos de formación de la Fuerza Aérea, adaptándose a las necesidades operativas actuales.
La retirada del T-1A no solo marca el fin de su uso en formación, sino también un legado de miles de pilotos que iniciaron su camino hacia los cielos con esta emblemática aeronave. Se espera que las unidades restantes, como la basada en Pensacola, Florida, comiencen a desprogramar sus aviones a partir de enero de 2025.