A 48 años de la tragedia de Los Rodeos: el choque de dos Boeing 747 que cambió la aviación para siempre
Hoy, 27 de marzo, se cumplen 48 años del accidente aéreo con mayor costo de vidas de la historia: la tragedia del aeropuerto de Los Rodeos, en Tenerife. Aquel fatídico domingo de 1977, dos Boeing 747 colisionaron en la pista, resultando en la pérdida de 583 personas y marcando un punto de inflexión irrevocable en las normativas y la cultura de la seguridad operacional a nivel mundial. Para nuestra comunidad aeronáutica, recordar Tenerife no es solo honrar a las víctimas, sino también reafirmar el compromiso con las lecciones aprendidas que surgieron de aquel desastre.
El desastre se gestó a partir de una cadena de eventos desafortunados. El aeropuerto de Gando (Las Palmas), destino original de ambos vuelos, fue cerrado debido a una amenaza de bomba por parte de un grupo separatista canario. Esto obligó a desviar numerosos vuelos al considerablemente más pequeño aeropuerto de Los Rodeos (hoy Tenerife Norte), incluyendo al KLM 4805 (un B747-206B, con matrícula PH-BUF bautizado"Rijn") y al Pan Am 1736 (un B747-121, de registro N736PA y con nombre "Clipper Victor").
La congestión resultante fue crítica: la única calle de rodaje (taxiway) estaba obstruida por aeronaves estacionadas, obligando a los aviones que salían, incluidos los dos 747, a realizar el rodaje utilizando parte de la pista activa ("backtrack"). A esta complejidad operativa se sumaron condiciones meteorológicas que se deterioraban rápidamente. Una densa niebla comenzó a cubrir el aeropuerto, situado a más de 600 metros sobre el nivel del mar, reduciendo la visibilidad en pista a valores tan bajos como 300 metros, e incluso menos en algunos momentos, según los reportes.
La tripulación del KLM, bajo el mando del experimentado capitán Jacob Veldhuyzen van Zanten, había completado su repostaje y mostraba cierta premura por despegar para evitar exceder sus límites de actividad. La tripulación del Pan Am buscaba abandonar la pista por la salida correcta indicada por ATC (C-3, aunque hubo confusión si debían tomar C-4), pero la baja visibilidad dificultaba la maniobra.
La Colisión y sus Causas
En medio de la niebla y con comunicaciones ATC que posteriormente se determinarían ambiguas y solapadas por interferencias, la tripulación del KLM inició la carrera de despegue. El capitán Van Zanten interpretó erróneamente una autorización de ruta ATC como permiso para despegar ("We are now at takeoff"). Simultáneamente, el primer oficial del Pan Am comunicaba por radio que todavía estaban en la pista ("We are still taxiing down the runway!"). Trágicamente, esta transmisión crucial coincidió con la del copiloto de KLM confirmando el despegue, generando un silbido en la frecuencia que impidió que ambas tripulaciones y la torre escucharan claramente los mensajes críticos.
Cuando la tripulación del KLM avistó al Pan Am cruzando la pista en la niebla, ya era demasiado tarde. A pesar de una maniobra evasiva extrema del capitán Van Zanten intentando elevar el avión prematuramente, la parte inferior y el tren de aterrizaje del KLM impactaron violentamente contra la parte superior del fuselaje del Pan Am.
El KLM se estrelló unos metros más adelante, explotando y matando instantáneamente a sus 248 ocupantes (234 pasajeros y 14 tripulantes). El Pan Am también se incendió; de sus 396 ocupantes (380 pasajeros y 16 tripulantes), 335 fallecieron, pero 61 lograron sobrevivir milagrosamente, aunque muchos con graves heridas.
La Investigación: Factores Humanos en Primer Plano
La investigación posterior, liderada por autoridades españolas con participación de expertos holandeses y estadounidenses, fue pionera en profundizar en los factores humanos. Si bien la causa principal se atribuyó al inicio del despegue del KLM sin autorización explícita, el análisis reveló fallos sistémicos:
- Comunicación: Falta de fraseología estándar internacional, uso de terminología no reglada y posibilidad de malentendidos lingüísticos. La interferencia simultánea en radio (heterodina) ocultó información vital.
- Factor Humano: Presión por el horario, estrés, posible fatiga, y un fenómeno conocido como "autoridad gradiente" en la cabina del KLM (la enorme reputación del capitán pudo haber inhibido cuestionamientos por parte de su tripulación). Se analizó también la posible "ansiedad por completar" la maniobra tras un rodaje complejo.
- Condiciones Operacionales: La baja visibilidad y la congestión crearon un entorno propenso a errores.
El Legado: Una Revolución en Seguridad Aérea
El impacto de Tenerife en la seguridad aérea fue monumental y perdura hasta hoy:
- Comunicación ATC-Piloto: Se impulsó la adopción global de la fraseología estandarizada de la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), con un inglés aeronáutico claro y conciso, minimizando ambigüedades. Se enfatizó la importancia de confirmaciones explícitas ("readbacks") y el uso estricto de términos como "takeoff" (solo para la autorización de despegue) y "departure" (para la fase posterior al despegue).
- Crew Resource Management (CRM): Tenerife fue un catalizador clave para el desarrollo e implementación del CRM (Gestión de Recursos de Cabina). Este entrenamiento se enfoca en habilidades no técnicas: comunicación asertiva dentro de la cabina, liderazgo compartido, toma de decisiones conjunta, conciencia situacional y manejo del error, buscando optimizar el desempeño humano y reducir la probabilidad de fallos.
- Procedimientos Operacionales: Se reforzaron los procedimientos para operaciones en baja visibilidad y se mejoraron los sistemas de radar de superficie en los aeropuertos para un mejor seguimiento del tránsito en tierra.
KLM asumió la responsabilidad principal por el accidente e indemnizó a las familias de las víctimas.
Memoria y Reflexión
En 2007, en el 30º aniversario, se inauguró en Tenerife el monumento internacional "Escalera al Cielo" en memoria de las víctimas. Más allá de los cambios técnicos y procedimentales, la tragedia también puso de relieve el profundo impacto psicológico en los supervivientes y familiares, lidiando con el trauma y el duelo.
A 48 años de distancia, la industria aeronáutica recuerda el desastre de Tenerife no como una estadística sombría, sino como un doloroso pero poderoso recordatorio de la importancia vital de la comunicación clara, la gestión de los factores humanos y la mejora continua de la seguridad operacional. Las lecciones aprendidas aquel día siguen salvando vidas en los cielos de todo el mundo.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión