En los últimos días, el mundo ha observado con asombro la guerra entre Rusia y Ucrania. Después de las víctimas civiles y militares, otro asunto importante que ha llamado la atención del mundo ha sido la destrucción de un icono: el mayor avión comercial del mundo, el Antonov An-225 Mriya («sueño» en ucraniano).
Todavía no se conoce el alcance de los daños sufridos por el Mriya, pero los funcionarios ucranianos ya han dado por sentada la noticia de la inutilización del avión. También han proliferado en las redes sociales fotos satelitales que muestran la destrucción de parte del hangar que «protegía» al An-225, siendo la propia aeronave una posible «víctima» del asalto ruso.
Sin embargo, si hoy existe (o existía) un solo Antonov An-225 Mriya, la idea original no era esa, sino que debían existir dos copias idénticas, que apoyarían el Programa Espacial Soviético, transportando componentes durante la Guerra Fría e incluso llevando en «su espalda» el propio transbordador espacial Buran.
¿Por qué sólo hay uno?
Poca gente sabía que se empezó a construir un segundo An-225. Sin embargo, con el fin de la Guerra Fría, la desintegración de la Unión Soviética y las cambiantes ambiciones de los países de Europa del Este, el proyecto se detuvo y el segundo An-225 se convirtió en un simple «sueño».
La enorme carcasa metálica, que Antonov reveló que estaba completa en un 70%, fue colocada dentro de un enorme edificio en el aeropuerto de los alrededores de Kiev y permaneció allí durante décadas. Aunque era posible terminarlo, nunca hubo interés debido a los costes que suponía, que podrían superar los 500 millones de dólares, contando con una actualización necesaria en el diseño y la finalización del montaje.
Otro factor que contribuyó al estancamiento de la segunda unidad fue la idea de que sería inútil, ya que el primer modelo cumplía su nueva función como avión de carga ultra grande.
En 2016, China llegó a firmar un acuerdo con Antonov para reanudar la producción del segundo avión, que debía estar terminada en 2019, pero luego el intento no llegó a buen puerto, de nuevo debido a la rentabilidad. Turquía también mostró interés, que se quedó sólo en el ámbito de las ideas.
Y así fue hasta que el mundo llegó a 2022, en medio de una pandemia, estalla una guerra, que a su vez provoca daños en uno de los aviones más emblemáticos que ha volado en el mundo.
El culto al gigante
Por su diseño y tamaño, el Mriya fascina a los amantes de los aviones, que a menudo se reúnen para verlo aterrizar y despegar durante los vuelos comerciales en todo el mundo.
Ya ha estado en Brasil dos veces, en 2007 y en 2016. En su última visita, con la difusión de información por parte de AEROIN y las redes sociales, cientos de personas se dieron cuenta y fueron a verlo en persona en los aeropuertos de Campinas y Guarulhos. Los administradores del aeropuerto transmitieron el evento en directo por Internet.
Independientemente de su estado actual, el Mriya sigue siendo el avión más pesado jamás construido, con una longitud de 84 metros, una envergadura de 88 metros y un peso máximo de carga de 250 toneladas.
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