Durante décadas, el sonido característico de los paneles de información giratorios fue parte del paisaje sonoro de cientos de terminales aéreas en todo el mundo. Con su estética analógica y su inconfundible clic-clic-clic al actualizar los datos, el llamado panel Solari se convirtió en un ícono de la aviación comercial del siglo XX.
Un invento italiano con vocación global
El origen del sistema se remonta a la ciudad de Udine, en el noreste de Italia. Fundada en 1725 como fabricante de relojes de torre, la empresa Solari di Udine evolucionó hacia la señalización pública tras la Segunda Guerra Mundial. En 1956, desarrolló un innovador sistema de visualización de información basado en láminas divididas que giraban mecánicamente, también conocido como split-flap display, en colaboración con el inventor belga John Myer. El diseño combinaba funcionalidad y robustez, lo que lo convirtió en una solución ideal para entornos de alto tránsito como estaciones y aeropuertos.
La primera instalación comercial del sistema tuvo lugar ese mismo año en la estación de trenes Liège-Guillemins, en Bélgica. Poco después, se expandió a aeropuertos de Europa y el resto del mundo.
Uno de los modelos más representativos de Solari fue el relok Cifra 5, diseñado por Gino Valle, que obtuvo el prestigioso premio Compasso d’Oro en 1956. Su estética sobria, funcional y legible desde largas distancias contribuyó a su adopción global en terminales de transporte.

Cómo funcionaba el sistema
Cada módulo del panel estaba compuesto por una serie de láminas (flaps) de plástico o metal impresas con caracteres alfanuméricos. Un pequeño motor hacía girar las láminas de forma secuencial hasta alcanzar la combinación deseada. Este proceso generaba un breve pero distintivo sonido mecánico, que para muchos pasajeros representaba una señal casi ritual del movimiento y la inminencia de un vuelo.

A diferencia de los sistemas digitales actuales, los paneles Solari no mostraban gráficos, logos ni colores. La información era presentada en formato monocromo, habitualmente texto blanco sobre fondo negro, y se limitaba a datos esenciales como hora de salida, número de vuelo, ciudad de destino y puerta de embarque.
Desde una consola central, los operadores ingresaban manualmente los cambios necesarios en función del estado operativo de los vuelos. Aunque el sistema era mecánico, destacaba por su fiabilidad, su bajo mantenimiento y su tolerancia frente a condiciones ambientales adversas.
Entre la nostalgia y la modernización
A partir de los años 90, los paneles Solari comenzaron a ser reemplazados por pantallas LED y LCD, que ofrecían mayores capacidades gráficas, actualizaciones en tiempo real y una integración más fluida con los sistemas informáticos aeroportuarios. Este avance marcó una etapa de modernización, pero también el inicio del retiro paulatino de los paneles giratorios.
Pese a ello, el impacto cultural y emocional del panel Solari ha perdurado. Su característico sonido fue tan significativo para los pasajeros que, en algunos casos, los nuevos sistemas digitales incorporaron efectos sonoros que emulan el clic-clic-clic como homenaje a la experiencia original.
Sobreviven como piezas de museo (y diseño)
Aunque la mayoría de los paneles fueron desmontados, algunos han sido preservados. El caso más destacado es el del TWA Hotel, ubicado en la histórica Terminal 5 del aeropuerto JFK de Nueva York, donde se restauró e instaló un panel Solari original de 1962 como parte del diseño interior.
Otro ejemplo es el de la 30th Street Station en Filadelfia, donde el panel estuvo operativo desde los años 70 hasta 2018. Tras ser desmontado, fue trasladado al Museo del Ferrocarril de Pensilvania para su preservación.
Así también el del aeropuerto de Changi, en Singapur, que luego de ser retirado en 2020 fue instalado en el Museo Nacional de Singapur.


Fuera del ámbito del transporte, paneles similares se siguen utilizando como elementos decorativos en cafés, hoteles o espacios de diseño, apreciados por su estética retro y su valor simbólico. Además, existen simulaciones digitales que imitan su estilo visual y sonoro, como aplicaciones o fondos animados.
Aunque los aeropuertos actuales funcionan con pantallas digitales de alta definición, el panel Solari dejó una huella profunda en la historia de la aviación comercial. Representó una etapa en la que el viaje comenzaba no al subir al avión, sino al ver girar las letras en la terminal, al escuchar el murmullo mecánico que anunciaba cambios en el tablero.
Más allá de su utilidad práctica, el sistema capturó un momento particular del desarrollo tecnológico: uno donde la información era física, visible y hasta audible. En tiempos donde todo tiende a lo silencioso y táctil, el clic de un Solari sigue siendo recordado como símbolo de movimiento, expectativa y modernidad.
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Foto de portada: imagen de stock de Depositphotos
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