La novela de las low-cost y El Palomar le han agregado al reinicio de los vuelos comerciales en Argentina ese condimento extra de complicación que el país siempre parece necesitar, y que en muchas ocasiones nos transforma en expertos en buscarle problemas a las soluciones que el mundo tiene hace décadas.
En una extensa e interesante entrevista publicada el viernes pasado en el diario Perfil, el ministro de Transporte, Mario Meoni, volvió a referirse a la continuación del primer aeropuerto low-cost de Latinoamérica, con mensajes zigzagueantes que por momentos lo aproximan al ala más conservadora de la política aerocomercial argentina, para después cruzarse de carril y abrazar (con recelos, obviamente) el paradigma aperturista que impuso la gestión macrista. Se puede entender la intención de no querer chocar frontalmente con un sector muy poderoso del gobierno, pero las compañías aéreas y todo el ecosistema que depende de ellas no pueden continuar con tamaña incertidumbre.
«La política aerocomercial tiene que dar mucha más conectividad. Las low cost incorporaron un método bueno en algún aspecto. Hay mucha gente que pudo viajar gracias a eso. No estamos en contra de que se sostenga», comentó Meoni, mientras resaltaba que también fueron subsidiadas por algunas provincias o municipios (aunque los magros fondos en pesos argentinos que recibieron son mínimos frente a los costos en dólares).
«Debemos replantearnos la idea de sostener aeropuertos. Eso sí es un costo adicional que no paga la gente, el viajero directo. Lo pagamos entre todos los argentinos», continuó Meoni, en un peligroso argumento que ya han venido usando algunos sectores conservadores, porque si el objetivo es cerrar lo que «se pague entre todos los argentinos» se van a ver de figurillas a la hora de defender otras cosas.
Aún cuando luego continuó con una lógica correcta, que aquí mismo la usamos hace tres años cuando se empezó a hablar de El Palomar: tres aeropuertos comerciales son demasiado para Buenos Aires (y en su momento fuimos más allá afirmando que incluso dos era una exageración y que todo debería concentrarse en Ezeiza), pero la demanda terminó respondiendo al tercero.
El titular de Transporte, al ver cómo avanzaba, paró y dijo: «No quiero ser tajante con El Palomar. Hay que hacer un análisis profundo de cuánto es el costo de sostenimiento, cuál es la inversión necesaria y cuántas las posibilidades de repago. Alguno podrá preguntar por qué achicarse. La respuesta es que hay que achicarse porque, cuando somos un país pobre, no tenemos que tener por tener aeropuertos. En el mundo nadie los tiene. Tienen aeropuertos en función de la cantidad de pasajeros que tienen. Es algo que debería replicarse en Argentina». Y, de nuevo, mucho cuidado con ese argumento porque algunos podrían usarlo para decir que hay otras cosas que tampoco deberíamos tener siendo un país pobre.
Ante la pregunta de Fontevecchia respecto a si las low-cost irían a Ezeiza o Aeroparque, Meoni dijo que «hay que analizarlo. Estamos dándoles posibilidades de desarrollo a las empresas en Aeroparque» (lo que podría verse como lo que la industria supone: que JetSMART tendrá el visto bueno para utilizar el espacio que usaba Norwegian y por eso aceptó arrancar en Ezeiza). Y continuó: «En Ezeiza también. Es algo para analizar cuando llegue el momento. Hoy soy partidario de que siga operando El Palomar», y con esa última oración el cruce de carril volvió a materializarse.
Antes de que la entrevista siga hacia otros temas de Transporte (porque sí, también tiene otras responsabilidades además de la aviación), Meoni agregó que le «gustaría particularmente que las low-cost tuvieran base en algunas otras provincias, en Córdoba por ejemplo. Desde allí poder operar a distintos puntos y ser una low cost que vincule el interior del país de forma diferente. Salir de la lógica de que se haga desde Buenos Aires», lo cual en espíritu es muy bueno y hasta fue intentado por Flybondi hasta que la macroeconomía se llevó por delante esos planes a mediados del año pasado. También hay que reconocer que la misma JetSMART, sin una base en el interior, había desarrollado una interesante red de rutas interprovinciales.
Mientras tanto, el sábado tuvo lugar frente a El Palomar una nueva manifestación de vecinos y comerciantes que reclamaban por la continuidad de su operación comercial.
Vecinos autoconvocados del Aeropuerto del Palomar reclamando x la apertura del mismo. Aeropuerto q dio trabajo a miles de empleados y q dio comienzo a un incipiente polo gastronomico y al q se llega mediante varios medios de transporte (tren, colectivos) #ReaperturaDelPalomar pic.twitter.com/fcjbdDsA9R
— Irene Lopez (@IreneDeLugano) November 21, 2020
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